Folleto Marxismo y feminismo hoy

Kadijatu Dem

Cuando hablamos de feminismo, hablamos de un movimiento social con un objetivo específico, que es la lucha por la igualdad entre los géneros y sexos. Empezamos a encontrar discrepancias cuando queremos definir de qué modo se debe llevar a cabo esta lucha. Durante la segunda ola del feminismo una de las críticas que hacen las feministas negras, chicanas, latino americanas y del sur global es la falta de consideración de las especificidades de las mujeres que se encuentran en la periferia, las mujeres racializadas, pobres, migradas, con expresiones de género no normativas, con diversidad funcional, etc. Este texto hace un acercamiento a los diversos feminismos que pretenden dar respuesta a estas especificidades, y concretamente a los planteamientos de los feminismos negros, su relación con las ideas revolucionarias marxistas y ejemplos exitosos de organización de trabajadoras del hogar.

Para hablar de los orígenes de los feminismos negros nos tenemos que remontar a 1851, año en el que se celebró la Convención de los Derechos de la Mujer en Akron (Ohio, EEUU). En este acto intervino la abolicionista y activista por los derechos de las mujeres Sojourner Truth. En su conocido discurso “¿Acaso no soy una mujer?”, pone de manifiesto que las situaciones de discriminación y opresión que viven las mujeres negras no son equivalentes a la suma de la opresión racial que viven los hombres negros y la opresión de género que viven las mujeres blancas, sino que se traduce en experiencias completamente distintas a las de estos dos grupos. En su discurso la activista, evidencia la falta de una perspectiva feminista dentro del movimiento abolicionista y la incapacidad de incorporar una mirada antirracista dentro del movimiento feminista mayoritario.

Las ideas que Sojourner expresó ante el público de la convención, posteriormente fueron recogidas y ampliadas por el grupo de mujeres feministas y lesbianas Colectivo del Río Combahee y otros grupos de mujeres del sur global. Su manifiesto “Una declaración feminista negra” (1977) es considerado una de las bases de los feminismos negros contemporáneos.

Nos vamos a centrar en tres puntos principales: el conocimiento basado en la experiencia de las mujeres negras, la intersección de las opresiones y la necesidad de una lucha conjunta con los hombres negros. En primer lugar, en el texto se hace hincapié en que los conocimientos que producen las feministas negras no nacen como una copia de lo que podríamos denominar feminismo blanco, sino que se originan a partir de la experiencia de distintas opresiones a las que se han visto expuestas a lo largo de la historia y en su día a día. Es a partir de los saberes que emanan de estas vivencias que se definen los feminismos negros.

Por otro lado, uno de los puntos que más diverge de las propuestas y reivindicaciones del feminismo mainstream de la segunda ola, es la reivindicación de la lucha conjunta contra el capitalismo y el racismo al lado de los hombres negros, sin dejar a un lado la crítica de las dinámicas sexistas que existen entre hombres y mujeres. Así pues, este planteamiento complejiza la conversación y pone sobre la mesa el hecho que en distintas situaciones un mismo individuo puede ser opresor u oprimido.

Otro ejemplo de sujeto que experimenta situaciones de opresión y al mismo tiempo juega el papel de opresor, lo encontramos en el caso de esas familias y concretamente mujeres que contratan a otras mujeres para que se hagan cargo de las tareas del hogar. Que haya mujeres que cuiden de los niños, personas mayores y dependientes permite que otras mujeres puedan trabajar fuera de casa y liberarlas de la gran carga de las tareas domésticas.

Actualmente nos encontramos con que el trabajo de cuidados es precario y mal pagado. Según los resultados del informe “Trabajadoras del hogar: un caso evidente de discriminación indirecta” realizado por Arantxa Zaguirre, de las 616.900 personas que trabajan en el hogar el 89% son mujeres y más de la mitad de estas son mujeres migrantes. Resaltar que de todas estas personas se calcula que sólo 410.634 están afiliadas a la Seguridad Social. Lo que supone sumar diversas formas de vulneración de los derechos de las trabajadoras a la precariedad ya existente.

Como suele ocurrir ante situaciones de desigualdad y opresión se crean resistencias y contranarrativas. Así pues, en 2011 se crea Sindillar/Sindihogar, el primer sindicato de trabajadoras del hogar. Posteriormente, en 2016, se constituyen las Kelly para defender los derechos de las camareras de pisos de hoteles, que actualmente tienen presencia en 8 ciudades del Estado español. Y más recientemente encontramos el Sindicato de cuidadoras sin papeles que se establece con el objetivo específico de dar respuesta a las situaciones de vulnerabilidad que viven las trabajadoras en situación administrativa irregular.

Por último, las pensadoras del colectivo Río Combahee plantean una nueva forma de entender las opresiones, como diferentes sistemas de desigualdad que se entrecruzan, se retroalimentan y tienen como resultado un producto diferente a lo que sería la suma de las opresiones por separado. Concepto que posteriormente Crenshaw (1995) llamará interseccionalidad, y que actualmente está en boca de todos. Así pues, el hecho de plantear una mirada más amplia de las opresiones, una mirada que va más allá del género o la racialización como componentes aislados y monolíticos de los individuos, permite también señalar las distintas formas de resistencia y lucha que existen dentro de los espacios antirracistas y feministas.

Los feminismos negros evidencian que no existe una sola forma de opresión hacia las mujeres y que está condicionada por otros sistemas de desigualdad como pueden ser la raza, la etnia, la orientación sexual, la clase o la diversidad funcional. Es por ello que una de las propuestas que se hace es la solidaridad con los hombres y la lucha conjunta, teniendo en cuenta las especificidades de cada experiencia pero al mismo tiempo las similitudes en estas experiencias.

El marxismo revolucionario va un poco más allá y no sólo propone la lucha y solidaridad entre hombres y mujeres trabajadores, sino un movimiento que aglutine a todos los trabajadores y trabajadoras independientemente de su raza, etnia, orientación sexual, religión o diversidad funcional. Un movimiento basado en las luchas en las calles y en defensa de todos los derechos de la clase obrera, pero sin dejar a un lado la lucha en contra de las opresiones que se viven dentro mismo de la clase trabajadora. Ya que, la clase trabajadora es diversa y se enfrenta a distintos tipos de opresiones a parte de la que ejerce el sistema capitalista, es por ello que es imprescindible que dentro mismo de la clase trabajadora se sea consciente de estas diferencias y se rechace todo tipo de opresiones.

Bibliografía

Crenshaw, Kimberle (1989), “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics”, University of Chicago Legal Forum Volume 1989 | Issue 1 Article 8. Disponible en https://chicagounbound.uchicago.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1052&context=uclf

Manifiesto Colectiva del Rio Combahee (1977), Una declaración negra feminista. Disponible en https://www.herramienta.com.ar/articulo.php?id=1802

Zaguirre, A. (2019) Trabajadoras del hogar: un caso evidente de discriminación indirecta. Fundación Alternativas.