Suplemento sobre las ideas de la IST:
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La Corriente Socialismo Internacional (IST por sus siglas en inglés) es una red de organizaciones socialistas revolucionarias comprometidas con la idea de la autoemancipación de la clase trabajadora, y con el desarrollo y la extensión de la tradición marxista clásica iniciada por Karl Marx, Friedrich Engels, Lenin, Rosa Luxemburg, León Trotsky y otros. Hoy en día, los grupos vinculados a la IST actúan en unos 20 países en todo el mundo, y tenemos simpatizantes en muchos otros países.
Nuestros orígenes
Históricamente, la organización más grande en la IST fue el Socialist Workers Party (Partido Socialista de los Trabajadores, SWP) en Gran Bretaña. Éste empezó como el Socialist Review Group (1950-1962), luego se convirtió en International Socialists (1962-1977), antes de cambiar su nombre a SWP en 1977.
Tony Cliff, un marxista judío palestino que llegó a Gran Bretaña en 1946, fundó el grupo con un pequeño grupo de co-pensadores. Cliff es conocido por desarrollar su teoría del “capitalismo de Estado burocrático” para describir la URSS y sus satélites en Europa del Este, discrepando así de la corriente principal del trotskismo, que veía a la Unión Soviética como un “Estado obrero degenerado”.
Cliff, por el contrario, caracterizó a la URSS tras la contrarrevolución estalinista como una variante particular de capitalismo, con la explotación de la clase trabajadora y la acumulación capitalista impuesta por la rivalidad interimperialista entre Estados a nivel global. Este análisis derivó en el lema, utilizado por el grupo durante la Guerra Fría: “Ni Washington ni Moscú, sino socialismo internacional”.
Cliff atrajo a su alrededor a una serie de activistas y teóricos talentosos, como Mike Kidron, Duncan Hallas y Chris Harman, y eventualmente a co-pensadores en otros países, quienes ayudaron a desarrollar este análisis, creando una corriente distintiva de marxismo que criticaba tanto al capitalismo occidental de “libre mercado” como al capitalismo de Estado estalinista.
La teoría del capitalismo de Estado de Cliff no tenía solo implicaciones para el análisis de la Unión Soviética. Significaba rechazar la idea de que se podía superar el capitalismo o crear Estados obreros mediante procesos de cambio desde arriba, como ocurrió con la creación de los regímenes estalinistas de Europa del Este bajo el dominio de la URSS tras la Segunda Guerra Mundial. Esto fue un elemento en un intento de revitalizar una tradición que otro trotskista disidente, Hal Draper, denominó: “socialismo desde abajo”. Implicaba restablecer el principio de que solo la clase trabajadora era capaz de actuar como el agente de la revolución social imprescindible para crear una sociedad socialista de verdad.
Cliff y en particular Kidron también desarrollaron un importante análisis de la naturaleza del boom que experimentó el capitalismo occidental en las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Este argumentaba que los gastos de despilfarro, especialmente los gastos en armas, habían frenado algunas de las tendencias de crisis del capitalismo, permitiéndole disfrutar de un período sostenido de expansión e incluso permitiéndole mejoras en el nivel de vida de muchas personas trabajadoras en países como Gran Bretaña.
Sin embargo, el análisis también argumentaba que el impulso hacia la crisis inherente al capitalismo finalmente se reafirmaría. Esto permitió que el grupo que Cliff y Kidron estaban construyendo rechazara tanto las predicciones apocalípticas del inminente colapso capitalista que circulaban entre muchos grupos trotskistas como la idea, popular entre los reformistas de izquierda, de que el capitalismo había superado por completo su tendencia a la crisis.
Inicialmente, el grupo actuaba dentro de organizaciones juveniles conectadas con el Partido Laborista y movimientos como la Campaña por el Desarme Nuclear para expandir su afiliación. En 1960 fue un grupo de debate de unas 60 personas. Para 1967, era un grupo de quizá 400 militantes, en su mayoría estudiantes y jóvenes, pero incluyendo a algunos activistas sindicales. El arduo trabajo inicial para ampliar la afiliación tuvo su recompensa en 1968, un año marcado por revueltas estudiantiles, la rebelión de la gente negra en EEUU, el movimiento contra la guerra de Vietnam, la invasión rusa de Checoslovaquia y, en mayo, la huelga general más grande de la historia en Francia.
El grupo entonces tenía suficientes miembros como para tratar de relacionarse con la explosión de las luchas de ese año, no solo reclutando a estudiantes sino también utilizando su nuevo periódico semanal, Socialist Worker (“Trabajador Socialista”), para construir una audiencia entre los trabajadores. A finales de año, la organización se había convertido en un pequeño partido revolucionario de unos mil militantes, con una estructura interna más fuerte que le permitía intervenir con mayor eficacia en las luchas que se desarrollaban.
A medida que la organización crecía, comenzaba a formar vínculos con otros grupos revolucionarios en otras partes del mundo con un enfoque y una perspectiva similares. Las direcciones de estos grupos comenzaron a reunirse, generalmente en torno a las jornadas del SWP cada verano en Londres, “Marxism”, y la red finalmente llegó a conocerse como la Corriente Socialista Internacional (IST). Además de compartir y buscar desarrollar la perspectiva teórica iniciada por Cliff y otras personas, cada uno de estos grupos buscó desarrollar un enfoque no sectario para forjar una organización socialista revolucionaria en su propio territorio.
Este enfoque implica:
- Una comprensión de la rutina básica requerida para sostener y fortalecer la organización basada en la combinación de la propaganda política y el debate, con la construcción de movimientos y luchas más amplios, por muy modesto que fuera su alcance;
- Un compromiso con aprovechar cualquier oportunidad que exista para conectarse y participar en la lucha viva de la clase trabajadora. Esto incluye la participación en sindicatos y organizaciones similares en las que se concentran las y los trabajadores;
- Un compromiso con el internacionalismo y una oposición inequívoca a todas las formas de opresión;
- Un intento de trabajar con fuerzas más amplias dentro de la clase trabajadora, construyendo lo que Trotsky denominó “frentes únicos”, manteniendo la independencia de la izquierda revolucionaria, incluida su capacidad para presentar argumentos revolucionarios y proponer sus propias tácticas para los movimientos resultantes;
- Una insistencia en la necesidad de crear partidos revolucionarios de masas dentro de la clase trabajadora, basados en sus elementos más conscientes, que sean capaces de intervenir en luchas más amplias y, en situaciones revolucionarias, dar liderazgo a esta clase en una confrontación con el Estado capitalista.
Una red más que una nueva “internacional”
La IST no tiene la pretensión de ser una nueva “Internacional” en el sentido de la Primera, Segunda o Tercera Internacional en las que participaron Marx, Engels, Lenin y Trotsky.
Las dos primeras Internacionales involucraron a organizaciones de masas: entre ellas sumaron a millones de militantes. La degeneración de la Segunda Internacional hacia el reformismo quedó clara cuando muchos de sus partidos componentes apoyaron a sus propias clases dominantes durante la Primera Guerra Mundial. Esto llevó a Lenin y Trotsky a lanzar la Tercera Internacional, conocida como Komintern. Lo hicieron a raíz de la Revolución Rusa de 1917, la primera revolución proletaria exitosa en tomar el poder a nivel nacional. Como resultado, esta internacional también logró atraer a organizaciones de masas.
La Cuarta Internacional de Trotsky, por el contrario, nació de un momento de derrota. Reflejaba la degeneración de la Tercera Internacional bajo su dirección estalinista y la catástrofe de la victoria nazi en Alemania. Desafortunadamente, las fuerzas a la disposición de Trotsky cuando se fundó la Cuarta Internacional en 1938 eran minúsculas en comparación con las de las Internacionales anteriores. Además, su orientación política se basaba en la perspectiva de Trotsky, en el período previo a la Segunda Guerra Mundial, de que el mundo de la posguerra presenciaría una crisis económica profunda y prolongada que erosionaría la influencia del reformismo; que el estalinismo sería un fenómeno inestable; y que la Segunda Guerra Mundial, como la Primera, terminaría en medio de revoluciones.
En realidad, el mundo de la posguerra vio el comienzo de un boom sostenido del capitalismo y la extensión del poder soviético en Europa del Este. Se fortalecieron el estalinismo y la socialdemocracia. Las convulsiones que acompañaron el final de la guerra fueron contenidas. Las fuerzas de la Cuarta Internacional siguieron siendo minúsculas. No solo tendían a aferrarse al análisis de Trotsky anterior a la guerra, sino que también estaban relativamente aisladas de las luchas obreras de masas que son las necesarias para impulsar el crecimiento y la revitalización política de una organización socialista revolucionaria.
Desde la Segunda Guerra Mundial, la Cuarta Internacional se ha fracturado y dividido muchas veces, en torno a diversas disputas ideológicas y organizativas, con una variedad de grupos que reclaman el manto de la internacional o buscan establecer una “quinta internacional”.
La IST no reclama ningún derecho auto-otorgado para llevar a las masas al derrocamiento del capitalismo. Tal derecho debe ganarse a través de la práctica política. No se autoproclama un “partido mundial de la revolución” basado en el centralismo democrático. Hoy en día, ningún grupo revolucionario en ninguna parte posee la autoridad que conlleva haber dirigido una revolución socialista exitosa. Somos más bien una red de grupos revolucionarios con un enfoque teórico común y una historia compartida, ambos basados en la lucha de clases en nuestros respectivos países.
Si bien podemos compartir iniciativas, ideas, consejos, etc., cada uno de nuestros partidos miembros tiene su propio liderazgo y aplica las tácticas adecuadas a su propia situación. Cada grupo aspira a crear partidos revolucionarios de masas en su propio país, pero entendemos que en un momento dado el estado de la lucha de clases y el conjunto de fuerzas políticas existentes en cada sociedad pueden generar diferencias de enfoque organizativo.
Algunos grupos dentro de la IST pueden funcionar como pequeñas organizaciones revolucionarias, que buscan desarrollar una variedad de iniciativas políticas y liderar las luchas obreras en una variedad de terrenos. Algunos son, hasta el momento, grupos relativamente pequeños que todavía están desarrollando su capacidad para intervenir con éxito a nivel nacional. Otros actúan como corrientes revolucionarias independientes dentro de organizaciones de izquierda más amplias, con miras a desarrollar la influencia de nuestras ideas y, en última instancia, crear partidos revolucionarios de masas.
Cualquiera que sea el contexto, estos grupos buscan demostrar su relevancia para la clase trabajadora en su respectivo país al proporcionar liderazgo en las luchas políticas y económicas de clase, y al desarrollar y revitalizar la teoría marxista que puede guiar e informar estas luchas.
Una nueva Internacional es deseable, pero solo puede crearse a través de una lucha revolucionaria a gran escala. De esta lucha nacerán partidos importantes, arraigados en la clase trabajadora y capaces de desafiar al estado capitalista, y con la autoridad necesaria para liderar tal movimiento.
Sin embargo, los grupos de la IST han realizado una serie de iniciativas coordinadas. Esto comenzó con el surgimiento de un nuevo movimiento anticapitalista que impugnaba la globalización neoliberal después de las protestas de Seattle de noviembre de 1999. Trabajamos juntos, por ejemplo, para promover el desarrollo del Foro Social Europeo, especialmente en su primera reunión en Florencia en noviembre de 2002, que actuó como plataforma de lanzamiento para el día mundial de protesta contra la invasión de Irak el 15 de febrero de 2003.
El SWP ya había sido una de las fuerzas impulsoras en el lanzamiento de la Stop the War Coalition (la masiva coalición antiguerra en Gran Bretaña) tras los ataques del 11 de septiembre. Junto con sus organizaciones hermanas en otros lugares, trabajó con otras fuerzas de izquierda tanto para construir el movimiento contra la guerra en sus propios países, como para promover iniciativas internacionales conjuntas.
En los últimos años, nos hemos basado en esto para trabajar juntos en la construcción de frentes únicos masivos para combatir el aumento del racismo y el fascismo, y para promover la solidaridad con las personas migrantes y refugiadas. Este trabajo se basa en la experiencia de la Anti Nazi League (Liga Antinazi) en Gran Bretaña desde la década de 1970 en adelante, junto con el trabajo más reciente de KEERFA en Grecia, Unite Against Fascism y Stand Up To Racism en Gran Bretaña, o Unitat Contra el Feixisme i el Racisme en Catalunya…, que han sido capaces de enfrentarse a la amenaza de los crecientes grupos de extrema derecha.
La composición de la IST
Actualmente hay grupos que forman parte de la IST en diversos países, incluidos Aotearoa/Nueva Zelanda, Australia, Austria, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, EEUU, el Estado español, Ghana, Gran Bretaña, Grecia, Irlanda, Nigeria, Países Bajos, Pakistán, Polonia, la República Checa, Rusia, Sudáfrica, Tailandia, Turquía y Zimbabue; también tenemos grupos de simpatizantes en organizaciones más amplias como el Nuevo Partido Anticapitalista en Francia y el Partido de la Izquierda en Alemania. En otros países tenemos grupos más pequeños de simpatizantes que comparten nuestra perspectiva. Una lista completa y actualizada de organizaciones afiliadas está disponible en nuestro sitio web.
Las direcciones de los grupos de la IST continúan reuniéndose una vez al año, generalmente en Londres en verano. Entre estas reuniones, los representantes de un número menor de grupos, conocidos como “Coordinación IST”, elegidos para reflejar la variedad de experiencias y la distribución geográfica de la IST, se reúnen electrónicamente para hablar sobre la mejor manera de coordinar nuestro trabajo y compartir nuestras experiencias.
Aunque la mayoría de nuestras iniciativas se centran en nuestros respectivos países, la IST mantiene un sitio web, publica declaraciones y organiza reuniones ocasionales, y hemos coordinado nuestro trabajo sobre una gran variedad de temas, particularmente desde finales de la década de 1990, como se describe anteriormente.
Acercamiento a la IST
A veces nos contactan organizaciones que quieren trabajar con la IST. Esto nos alegra. Sin embargo, sabemos por experiencia que no basta simplemente con compartir un conjunto de ideas teóricas formales. Para colaborar eficazmente, también tenemos que desarrollar una comprensión de la práctica política de cada uno y el enfoque general de la lucha por el socialismo.
No se trata solo del grado de acuerdo con nuestro cuerpo teórico, también nos interesa lo que un grupo hace para participar y desarrollar la lucha de clases en su propio país.
En general, la cooperación durante un período de tiempo, el hecho de compartir artículos y ponentes, debates sobre luchas compartidas, etc., son requisitos previos importantes para cualquier solicitud de ingreso en la IST.
Alentamos a otros grupos e individuos a traducir nuestros textos y publicarlos, compartir las declaraciones que emitimos, etc., estén o no afiliados formalmente. Si una organización solicita unirse a la IST, esta decisión la toma nuestra reunión anual.
Se puede encontrar más información sobre la IST en nuestro sitio web: http://internationalsocialists.org/
Algunos textos clave
Tony Cliff (1917-2000)
- Tony Cliff, Marxists Internet Archive en castellano
- Trotskismo después de Trotski: Los orígenes de la Corriente Socialismo Internacional
- El marxisme davant el mil·lenni (catalá)
- Capitalismo de Estado en la URSS
- Rosa Luxemburg
Duncan Hallas (1925-2002)
Chris Harman (1942-2009)
- Chris Harman, Marxists Internet Archive en castellano
- Partido y clase
- Cómo funciona el marxismo
- La locura del mercado
- La clase trabajadora en el siglo XXI