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Rubén Vargas

Pasan los meses. Es el sexto mes de bombardeos y el asesinato de más de 31.000 personas palestinas, según los últimos recuentos en la Franja de Gaza.

La gran mayoría, unas 25.000, son mujeres y menores. La cifra real será mayor, ya que no se han podido recuperar los cuerpos de muchas personas que siguen atrapadas bajo los escombros.

Gaza ha sido dividida entre la zona norte y la zona del sur. En Rafah, en el sur, se hacinan a la intemperie y bajo lonas casi un millón y medio de personas desplazadas por la ocupación de las “Fuerzas de Defensa Israelíes” (FDI).

En un mundo cada vez más interconectado por las redes sociales, los palestinos documentan el genocidio en vivo y por el otro lado las FDI documentan sus crímenes de guerra.

Las imágenes y videos en redes son desgarradoras, desde niños tiritando por el shock tras un bombardeo, a cadáveres de bebes en descomposición en un hospital —de los cuales solo 7 de 24 quedan operativos—, hasta el lamento de ancianos que gritan mientras buscan a familiares bajo los escombros… hasta niños y niñas que presentan síntomas de desnutrición aguda.

Gaza

Sin quitar importancia a la invasión rusa de Ucrania que ya cumple dos años, se ha calculado que el número de mujeres y menores que han muerto en el asalto israelí a Gaza, que lleva medio año, es seis veces más elevado que la cifra en Ucrania.

No hay un precedente histórico donde en una guerra se cobre un número tan elevado de civiles y especialmente de niñas y niños.

Netanyahu afirma que esta guerra es para liberar a las personas israelíes secuestradas por Hamas y otros grupos de la resistencia palestina en la acción del 7 de octubre.

Pero la realidad es que esta masacre continuada hacia la población civil de Gaza no solo se cobra vidas palestinas. Decenas de israelíes secuestrados han muerto bajo las mismas bombas con las que el gobierno israelí asegura querer liberarlos.

Además de las cifras publicadas por Hamas, también ha salido a la luz una grabación realizada por soldados de las FDI donde disparan a tres israelíes secuestrados que habían escapado de sus captores y que estaban intentado llegar hasta el bando israelí. Los tres fueron ejecutados aun portando una bandera blanca y gritando en hebreo que no les dispararan, ya que eran rehenes. Pero este incidente no es de extrañar, ya que las FDI no han dudado en disparar contra civiles palestinos portando banderas blancas.

La realidad es que el “casus belli” del gobierno de Netanyahu nunca fueron los rehenes. Su integridad física y libertad podrían haberse conseguido a cambio de la libertad de las personas palestinas que han sido detenidas en prisiones sin derecho a juicio.

La causa real de esta barbarie es la que siempre ha querido el proyecto sionista. Esto es quedarse con todo el territorio de la Palestina histórica, y en este caso desplazar a 2 millones de personas en Gaza mediante una limpieza étnica.

Los bombardeos que han arrasado barrios y distritos enteros en Gaza, reduciéndolos a escombros, han popularizado un nuevo termino el “domicidio”. Además, miembros del movimiento de colonos israelíes han entrado en la Franja de Gaza bajo la protección de las FDI.

Cisjordania y Jerusalén

La violencia contra el pueblo palestino no solo afecta a Gaza.

En la Cisjordania ocupada, hasta la fecha las FDI han asesinado al menos a 360 persones palestinas que incluyen a 95 menores.

Recientemente, en los primeros días de Ramadán, un niño de 12 años, Rami-Hamdan al-Halhouli, fue tiroteado por la policía israelí en el campo de refugiados de Shuafat, cerca del Jerusalén Este. El agente en cuestión fue detenido, pero aun así ha recibido el apoyo del ministro de seguridad nacional de la extrema derecha, Ben Gvir, que comentó: “Así es exactamente como se debe actuar contra los terroristas: con determinación y precisión”.

Queda claro que lo que se intenta con esta retórica es seguir con el proceso de deshumanización del pueblo palestino. Un niño no es un niño, sino un objetivo. Desde entonces se ha denegado por la fuerza el acceso a la Mezquita de Al-Aqsa para rezar durante el mes sagrado del Ramadán con ataques brutales por parte de la policía israelí.

Aun así, esta guerra no está siendo popular dentro de la sociedad israelí. Se han producido muchas protestas en contra del gobierno, con la exigencia de elecciones anticipadas.

Internacional

La UE, Reino Unido y EEUU siguen apoyando incondicionalmente al Estado israelí, aunque este respaldo empieza a tener un coste político.

En el Reino Unido, en unas votaciones parciales por la diputación de Rochdale, en el norte de Inglaterra, George Galloway del “Partido de los trabajadores de Gran Bretaña” derrotó tanto al candidato laborista como al conservador para hacerse con el escaño. Esta victoria se debió a su mensaje claro de apoyo a Gaza y a Palestina ya que sus contrincantes tenían posturas proisraelíes. Galloway es una figura cuanto menos controvertida en temas como los derechos de las mujeres y las personas LGTBI+, mientras justifica al dictador sirio Assad. Sin embargo, su fama y popularidad no se deben a esto, sino a su papel destacado en el movimiento antiguerra de Gran Bretaña y a su apoyo a la causa palestina.

Trágicamente el militar de las fuerzas aéreas de EEUU, Aaron Bushnell, se inmoló prendiéndose fuego en protesta, al grito de “¡Palestina Libre!”, delante de la embajada israelí en Washington DC. Lo hizo mientras un policía de seguridad israelí le apuntaba en todo momento con un arma. Un dibujo de su acción mientras le apuntan con una pistola se ha convertido en todo un símbolo en las manifestaciones de EEUU. De hecho, en la Palestina ocupada ya le han dedicado, con su nombre, una calle. La prensa convencional no ha tardado en intentar quitarle importancia tachándolo de ser una persona con problemas de salud mental. La realidad es que el trabajo de Bushnell significaba que tenía que participar en el genocidio en Palestina y no quería seguir siendo cómplice de esta maquinaria de muerte.

Mientras, en el largo proceso e las elecciones presidenciales de EEUU, Biden se enfrenta a muchos objetores en mítines del Partido Demócrata. Una de las acciones que más visualización está teniendo tanto en Gran Bretaña como en EEUU es en reuniones de ayuntamientos que tienen negocios con el Estado sionista a través de empresas israelíes, o cuando representantes de estas empresas van a dar charlas a las universidades. En estos eventos, los objetores propalestinos se levantan uno por uno para señalar la barbaridad que están realizando, así boicotean los eventos.

Las acciones por parte de las y los estudiantes están teniendo mucho éxito a la hora de promover la desinversión de contratos con empresas israelíes. Además, ha habido piquetes ante fábricas de armas en Gran Bretaña, como Elbit Systems que fabrica material bélico para Israel.

En la UE las movilizaciones convocadas por las plataformas de solidaridad con Palestina también están teniendo mucho éxito.

El gobierno español de coalición se llena la boca diciendo que se ha dejado de importar y exportar material bélico a Israel, pero la realidad es que lo ha seguido haciendo durante la agresión.

Por otro lado, Egipto sigue manteniendo cerrada su frontera con Gaza, pese a las protestas populares dentro del país, e Israel deja que el movimiento de colonos bloquee el tráfico de camiones con comida hasta la franja.

EEUU y Jordania han lanzado ayudas desde el aire, pero esto es muy ineficiente y problemático. Mucha de la ayuda cae al mar, mientras que varias personas en Gaza han muerto aplastadas por los palés de ayuda. Aunque la performance del monarca hachemita quiera vender una imagen de solidaridad con Gaza, la realidad es que la policía jordana reprimió duramente una manifestación que se dirigía a la frontera con Cisjordania.

Una buena noticia es que Sudáfrica —tras ganar el juicio en el Tribunal Internacional de Justicia del Haya, donde se decidió que Israel ha, plausiblemente, cometido genocidio— ha decidido detener a ciudadanos sudafricanos que hayan participado en las FDI en esta guerra.

En Yemen, la milicia hutí se prepara para expandir sus operaciones en el mar Rojo, para bloquear la llegada de embarcaciones israelíes al océano Índico.

El buque solidario Open Arms por fin logró llegar a la costa de Gaza, donde desembarcó 200 toneladas de alimentos. Sin embargo, han explicado que esto solo proporcionará 500.000 comidas; por ejemplo una comida diaria para 50.000 personas, durante diez días, en un territorio con más de 2 millones de personas. Aunque EEUU y sus aliados hablan de construir un puerto en Gaza para hacer llegar alimentos, la realidad es que la carretera sigue siendo la manera más eficiente para hacer llegar comida y otras necesidades básicas.

Por eso, además de seguir pidiendo desde la calle un cese al fuego, abrir las carreteras a los camiones tiene que ser también una consigna central.

Desde Marx21, animamos a que las personas participen activamente en las plataformas solidarias con Palestina. Y si compartes nuestro punto de vista también instamos a que te unas a nuestro grupo. ¡Palestina será libre desde el río hasta el mar! ¡Viva Palestina libre y plural, y por el socialismo desde abajo!