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El sábado 16 de marzo empezó la semana de movilizaciones internacionales contra el racismo y el fascismo, convocada por la red global World Against Racism.

La gente de Marx21 participamos muy activamente en impulsar estas protestas unitarias, igual que lo hicieron nuestros grupos hermanos en otras partes del mundo.


Destruir los regímenes basados en la nacionalidad de las personas

Patricia Sandoval, activista migrante

El sábado, 17 de marzo, horario 12.00 horas, encuentro plaza Dr. Pedro Vallina, Sevilla.

Una convocatoria contra el racismo y xenofobia realizada por Somos Migrantes, con el apoyo de Unidad Contra el Fascismo y el Racismo Andalucía, en el marco de la llamada de la red internacional, WorldAgainstRacism.org.

Llego temprano y solo estaba la batucada Aljarafe, con el paso de los minutos, diversas personas se reúnen al ritmo de Aljarafe (son pocas), las organizaciones “Somos Migrantes” y “Andalucía con Palestina” se hicieron presentes portando sus pancartas en contra de las desigualdades e injusticias sufridas por la población migrante y el genocidio en Palestina.

¿Por qué tienen que existir los Estados-naciones, las fronteras, la soberanía, la patria? ¿Por qué se nos ha impuesto este sentido y sentimiento de pertenencia a una nación? ¿Por qué voy a tener un determinado derecho humano si pertenezco o no a un determinado país?

Preguntas que bien sirven para criticar lo que actualmente ocurre en los distintos Estados-naciones segregacionistas, violentos, elitistas, supremacistas donde el apartheid es la política etnonacionalista impulsada con sus leyes anti migratorias por el norte occidental contra el sur global a las cuales todos deberíamos de oponernos.

Pero, de dónde nace este racismo, el estar en contra de todo lo que no tiene mi color de piel, o profesa mis creencias y culturas, de seguro mucho antes que de la creación de los Estados-naciones, y, del surgimiento de los nacionalismos y movimientos antimonárquicos de la Europa occidental (etnonacionalismo), entonces solo nos queda el colonialismo, por ejemplo, la invasión de la colonia española en las Américas, los mal llamados indios no tenían alma por lo tanto solo la pólvora era su destino, al igual que en África la supremacía racista blanca imponiendo sus leyes imperialistas y su división de los territorios por parte de los ganadores de las guerras, Inglaterra se queda con Palestina y otras regiones, lo mismo hace Francia en la Primera Guerra Mundial.

De esta forma los imperialismos y sus colonias imponen su poder, jerarquía, opresión y la muerte, buscando el oro que los pueblos indígenas nunca buscaron pues tan solo les bastaba mirar el sol y los ciclos naturales de la tierra.

Una expresión clara de lo anterior lo expresa la poeta chilena Gabriela Mistral: “…Los barcos cuyas banderas blanquean en el puerto / vienen de tierras donde no están los que no son míos; / sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos / y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos…”.

Las leyes migratorias (antimigrantes) son una manifestación actual de las colonias, de la supremacía racista del norte occidental hacia el sur global que ha dado lugar a los Estados-naciones independientes del nacimiento de grupos supremacistas no solo blancos, que al constatar un cierto riesgo a la pérdida de privilegios se perciben amenazados aumentando su violencia estatal hacia las minorías étnicas.

Cuestión que podemos constatar en el estado chileno desde la asunción del presidente Gabriel Boric Font al mantener un estado de excepción en la zona del Wallmapu (militarizada), al Pueblo Nación Mapuche por proclamar su derecho a la autodeterminación, recuperación de sus tierras y expulsión de sus territorios del gran capital extractivista, con sus dirigentes encarcelados (en proceso de dictar sentencias ejemplificadoras) y otros con sentencias de prisión de 20 y 30 años, es decir, un estado de apartheid, un Chile con plenos derechos y otro con militares en los territorios.

Al igual que con el pueblo palestino, que vive bajo el apartheid desde la creación del Estado-nación de Israel en 1947. El movimiento político sionista había surgido a finales del s.XIX, ante el terrible antisemitismo en Europa. Sin embargo, lejos de centrarse en combatir el antisemitismo, buscó establecer en Palestina un Estado solo para judíos, con el apoyo de sucesivas potencias imperialistas. Esto conllevó masacres y el largo proceso de la expulsión del pueblo palestino, en el cual el genocidio en Gaza es el episodio más reciente.

Podemos entender entonces que, Israel es un Estado opresor, de apartheid y genocida, que solo representa los intereses de una parte de la población con leyes que dan derechos y privilegios a judíos restando derechos —incluso el derecho a la vida— a las personas palestinas, es decir, es un Estado racista y asesino.

El racismo y los movimientos antimigrantes son una cuestión endógena en cada país con orígenes colonialistas y ahora globalizados, que debemos combatirla con más apoyo y solidaridad a la diversidad. Debemos abrazar la diversidad y entender que la limpieza étnica que nos impone la clase política internacional se debe combatir. En esto, las manifestaciones son importantes y debemos seguir haciéndolas, pero también debemos impulsar la lucha organizada desde abajo, de los pueblos oprimidos en contra de un sistema deshumanizante como el que nos ha tocado y seguimos viviendo.