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¿Qué fuerzas sustentan el desarrollo de la sociedad humana?

Socialist Worker

Algunos de los enfoques más populares para comprender la historia son los menos convincentes. La mayoría de la gente todavía aprende que la historia trata de las guerras, las leyes y los amores de reyes poderosos, unas cuantas reinas, líderes religiosos y políticos.

Se nos enseña que la historia es un viaje desde un pasado opresivo a un “presente glorioso” y al triunfo de la democracia liberal. La esclavitud, el colonialismo y la tiranía fueron solo arrugas superadas por los líderes ilustrados.

Pero las fantasías de progreso infinito siempre se han visto interrumpidas bruscamente por la guerra, la crisis económica, el desastre climático y las convulsiones políticas.

El marxismo tiene una comprensión distinta del cambio histórico: una que pone la actividad humana, y específicamente la actividad de la gente trabajadora, en el centro de las cosas.

La gran intuición de Karl Marx fue que los seres humanos “hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre albedrío, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado.”

Son los y las trabajadoras quienes desempeñan un papel clave en la iniciación del cambio. El poeta comunista Bertolt Brecht arrojó luz sobre el papel oculto de las personas esclavizadas y trabajadoras en la historia cuando preguntó:

“¿Quién construyó Tebas, la de las Siete Puertas?
En los libros figuran solo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos bloques de piedra?
Y Babilonia, mil veces destruida,
¿quién la volvió a levantar otras tantas?”

Como escribió Marx, “La historia no hace nada, no ‘posee riquezas inmensas’, no ‘libró batallas’.” Son los humanos quienes hacen esas cosas.

El enfoque marxista de la historia se centra en las fuerzas ocultas que sustentan el desarrollo de la sociedad humana.

Todo desarrollo humano depende del desarrollo de las fuerzas productivas: la tecnología, la maquinaria y la fuerza de trabajo utilizadas en su producción.

En el pasado, esas fuerzas productivas se desarrollaron lo suficiente como para crear un excedente además de lo que la gente necesitaba para sobrevivir. La sociedad se dividió en clases, con una minoría que controlaba el excedente y una mayoría excluida del disfrute de una parte. Las clases tenían intereses diferentes y luchaban por el acceso a ese excedente.

Hoy, las sociedades producen más que suficiente comida para alimentar a todo el mundo. Pero el imperativo de la clase dominante de crear ganancias significa que algunas personas pasan hambre.

La historia está determinada por las luchas de sucesivas clases sociales para moldear la sociedad en función de sus propios intereses.

La visión de Marx de la historia, conocida como materialismo histórico, nos ayuda a entender que no hay nada inevitable en el progreso.

Marx analizó cómo la tecnología influyó en la sociedad. La nueva tecnología abre nuevas posibilidades de cambios en la sociedad. La invención de la máquina de vapor permitió que los capitalistas industriales dominaran.

Pero la tecnología no hace esto sola, y no es automático que la sociedad avance. Es muy fácil imaginar que el capitalismo se derrumbe en una catástrofe climática en lugar de dar paso a la libertad socialista.

A Marx y Engels se les acusa a menudo de reducirlo todo a la economía. Pero como escribió Friedrich Engels en 1890, “Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto”.

Las visiones de un comunismo de lujo y totalmente automatizado pueden parecer fantásticas, pero para hacer realidad el potencial de las nuevas tecnologías es necesario luchar.

La tecnología siempre se la pueden agenciar aquellos que son hostiles al progreso. En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels argumentaron que la lucha de clases es clave para entender la historia.

En esa lucha, la organización, la confianza y la comprensión de la clase trabajadora serán cruciales para que la sociedad avance, o se derrumbe hacia atrás en la barbarie.


Este artículo apareció en Socialist Worker, nuestra publicación hermana en Gran Bretaña.