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Camilla Royle (de Socialist Worker, GB) y David Karvala de Marx21 hablaron con Eduardo “Chiquito” Belliboni, uno de los líderes nacionales del Polo Obrero, una organización piquetera en Argentina. Organizan a las personas trabajadoras empleadas y, sobre todo, a las desempleadas en respuesta a las políticas neoliberales. Desde que el presidente de derechas Javier Milei fue elegido hace un año, el movimiento se ha enfrentado a una represión estatal en alza, incluyendo un proceso judicial contra el propio Belliboni.

El movimiento piquetero existe desde los años 90 y era conocido por formar piquetes o bloqueos en las carreteras. ¿Podrías explicar algo sobre el movimiento en ese momento y por qué la gente tomó esta iniciativa?
En ese momento, yo era un trabajador ferroviario y me despidieron por luchar contra la privatización. El gobierno en ese momento tenía una política neoliberal de privatización y despidos masivos.

Más del 20 por ciento de la población trabajadora era despedida y estaba sin trabajo, una enorme crisis social que generó movimientos de personas trabajadoras desempleadas.

Las primeras demandas del movimiento fueron por el derecho al trabajo. Pero las organizaciones empezaron a ver la necesidad de asistir socialmente a las y los integrantes de los movimientos de desocupados y así nacieron los comedores populares.

Luchamos por establecer una organización en los barrios para sostener un gran movimiento de personas desocupadas, como lo hizo el partido de los Panteras Negras en Estados Unidos con el programa de desayunos gratis que llevaron a cabo para las criaturas.

Formamos una tendencia independiente en el año 2000, el Polo Obrero (PO). La idea era concentrarnos en un programa de demandas de clase y también en una demanda revolucionaria de un gobierno de los y de las trabajadoras.

Al principio, la clase dominante argentina luchó militarmente contra las organizaciones. Hubo muchos muertos, muchas organizaciones piqueteras llevan los nombres de los que fueron asesinados, como Darío Santillán, Maximiliano Costecchi y Teresa Rodríguez.

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de 2007-2015, en cambio, intentó cooptar a las organizaciones para que fueran instrumentos de bienestar y no un factor de lucha contra el Estado o contra el régimen capitalista. Pero nosotros en el PO y otras organizaciones nos mantuvimos independientes del gobierno.

¿Podrías hablarnos un poco sobre el tipo de tácticas que utilizáis y si esas tácticas han cambiado en 30 años?
El piquete o corte de calles es una táctica utilizada por el movimiento piquetero porque es principalmente un movimiento de personas desocupadas, porque esta gente trabajadora no tiene una fábrica donde quejarse y no puede hacer huelga.

El efecto del capitalismo y la revolución industrial fue concentrar a las personas trabajadoras en una fábrica, el proceso de desocupación las dispersa en los barrios más pobres.

Una persona trabajadora no deja de serlo por no tener trabajo. Es un error histórico de muchas corrientes de la izquierda argentina que dicen, bueno, ya no me interesa esta persona porque ha dejado de estar en la parte productiva del capitalismo. Esto no es cierto en ningún caso, incluso vender algo hace que un trabajador sea parte de la cadena de producción.

El movimiento tenía que ir a donde vivía la gente, y ahí es donde comenzaron los piquetes o cortes de calles.

Mucha gente asume que los piquetes y los cortes son algo nuevo para la clase trabajadora. ¿Saben cuándo se produjo el primer piquete? Fue en la construcción de las pirámides. Se hizo un piquete porque les daban muy mala comida. Es una táctica que tiene 3.000 años.

Los primeros piquetes en Argentina involucraron quizás a 300 o 400 personas trabajadoras de ese lugar, pero crecieron hasta miles.

Y luego comenzamos a construir una red de organizaciones en todo el país. En los días nacionales de piquetes pueden involucrar a 100.000 personas o más.

En Europa y en otros lugares, una cuestión clave para los socialistas es cómo defender a los migrantes contra el racismo. ¿Eso también forma parte del programa de los piqueteros?
Sí, por supuesto. Aquí hay un racismo feroz, especialmente contra las comunidades bolivianas y peruanas, que son muy fácilmente identificables.

El desprecio y el racismo se expresan hoy cuando el portavoz presidencial anuncia que las personas migrantes no tendrán derecho a la salud ni a la educación en Argentina, y que los argentinos son lo primero, como también dicen en Europa.

Defendemos firmemente este concepto del derecho a migrar y el derecho a vivir. En América Latina no debe haber fronteras. Alguien que nació en La Quiaca, por ejemplo, que vive al lado de alguien que nació en Villazón, que está al otro lado de la frontera en Bolivia, son exactamente iguales, las mismas costumbres, las mismas creencias, la misma cultura. Hay una frontera, un río, que también está seco, entonces nadie lo respeta, de ninguna manera esa es la frontera.

Para nosotros como socialistas revolucionarios, la frontera está ahí entre explotadores y explotados, y las diferencias son de clase, nunca de raza, ni de religión, ni de lugar de nacimiento.

¿Qué papel juegan las mujeres en el movimiento piquetero?
Alrededor del 70 u 80 por ciento de los piqueteros son mujeres.

Ellas juegan un papel protagónico en los barrios porque son las organizadoras de la lucha diaria contra el hambre y son ellas las grandes organizadoras de la lucha en los barrios.

En los primeros tiempos del movimiento piquetero, cuando se produjo el proceso de paro más importante, los más afectados por los despidos fueron los hombres.

Muchos hombres abandonaron sus casas. Entonces fueron las mujeres las que tuvieron que asumir no solo el sustento material de la vida, sino la materialidad de la organización en cada barrio.

Lo que hicimos fue también darle un contenido de género a la política de la clase obrera, discutiendo los problemas particulares de las compañeras, la lucha contra la violencia doméstica, la lucha por el derecho al aborto, la lucha por la igualdad salarial.

¿Podrías explicarnos un poco cómo se organizan también los comedores?
Pues se reparte mucha comida. Pero los comedores también han sido puntos de organización de las y los trabajadores por sus derechos.

Las y los maestros vienen a los barrios para ayudar con la educación de los niños.

También hacemos actividades deportivas y sociales que integran al barrio y ponen una barrera al narcotráfico, porque si no, son los narcotraficantes los que influyen en las familias. Cuando hay mucha gente parada, tienden a vender su fuerza de trabajo muy barata al capitalista.

Organizamos la lucha contra los despidos, explicando a las personas paradas, a las empleadas, que las paradas deben luchar para no tener que estar en la puerta de la fábrica mendigando un trabajo y ofreciendo al patrón despedir a las y los trabajadores para que puedan aceptar los trabajos a un precio más bajo.

No es solo una cantina, la lucha por un plato de comida, sino una lucha política por los derechos de las y los trabajadores y por la organización contra el estado capitalista.

Has sido muy crítico con la burocracia sindical. ¿Crees que hay alguna oportunidad de trabajar con los miembros ordinarios de los sindicatos?
No solo es posible, lo hacemos todo el tiempo. Tenemos asambleas nacionales de personas trabajadoras empleadas y desempleadas, donde vienen las y los trabajadores de base, así como algunos dirigentes sindicales combativos y con conciencia de clase. Tenemos luchas comunes por cosas como obras públicas, pavimentación de calles, provisión de agua, servicios que no están disponibles en muchos barrios y formamos alianzas con estudiantes para luchar por la educación pública.

Tenemos una posición y una política de frente único desde abajo y no con las direcciones sindicales como la CGT y las centrales sindicales de la CTA que están totalmente entregadas a la política del gobierno.

¿Podrías resumir la situación tras un año de Milei?
El gobierno de Milei es un gobierno ofensivo, contrarrevolucionario contra las y los trabajadores. Pero no solo por las medidas específicas que toma, como sus reformas laborales que han hecho retroceder los derechos de la gente trabajadora. El principio subyacente del gobierno es una reacción contrarrevolucionaria contra las organizaciones obreras. No solo organizaciones revolucionarias como la nuestra, sino también las de centroizquierda o socialdemócratas.

No quiere ningún tipo de organización obrera porque pretende eliminar los derechos de las personas trabajadoras para permitir que la clase capitalista restablezca su tasa de ganancia.

Es por eso que lo apoyan en el parlamento los peronistas. Es decir, derechistas no tan extremos como él. Incluso sin mayoría parlamentaria, Milei ha conseguido aprobar leyes a favor de estas medidas brutales contra la gente trabajadora.

La burguesía en su conjunto apoya fundamentalmente todas las medidas que está tomando el gobierno de Milei a favor de la tasa de ganancia capitalista. Es un gobierno rabiosamente capitalista.

Hace 11 meses que se cortó la comida a los comedores populares, ya no envía más comida. Y su intención es destruir las organizaciones barriales.

¿Milei es un fascista?
Sí, Milei es un fascista. Hay gente a su alrededor que es fascista. Pero eso no significa que Argentina sea ahora un estado fascista.

Sigue habiendo cortes de ruta y enormes movilizaciones. No han aplastado a la clase obrera, que es uno de los objetivos centrales del fascismo, el aplastamiento de las fuerzas físicas y organizativas del movimiento obrero.

No ha podido destruir las libertades democráticas y no ha logrado instalar un régimen de excepción, aunque tiene esa intención.

El movimiento Milei ataca a las personas LGBTI+ y a las mujeres. Es decir, es un movimiento reaccionario de corte fascista. Pero no ha logrado imponerse y seguimos luchando.

¿Cómo van a responder a la represión personal y contra el movimiento?
Hay dos niveles de respuesta. Uno es el que nos plantea el gobierno, que es una lucha a nivel legal, en la que apelaremos las acusaciones en nuestra contra.

Tenemos una lucha judicial, legal, que siempre es desigual, porque la justicia responde al poder político.

Pero después está la lucha social, la lucha contra el gobierno de Milei, en la que hemos retomado últimamente una consigna que es “Fuera Milei”, se tiene que ir.

El daño que está haciendo Milei a esta sociedad es irreparable. Según UNICEF, hay criaturas que se van a dormir sin cenar, más de un millón en Argentina se acuestan sin cenar.

El consumo de leche está cayendo, mientras que las ganancias exorbitantes que tienen los productores de leche en Argentina aumentan. Argentina es un país de vacas. Pero las y los hijos de los trabajadores se quedan sin leche.

Si yo dijera como dirigente de una organización, bueno, ya no luchamos más, hacemos un pacto, se desestimarían todas las causas en nuestra contra, pero no vamos a hacer eso, vamos a luchar judicialmente y vamos a luchar en las calles.

¿Crees que hay posibilidad de una huelga general?
Hoy no la vemos porque las bases en los sindicatos no tienen todavía la fuerza suficiente. Y hay un pacto entre la principal federación sindical CGT y Milei para mantener el status quo.

Si hay un activista que se manifiesta, en una fábrica de metales, digamos, viene el secretario general del sindicato metalúrgico y hace que la dirección lo eche para que no haya oposición a estos dirigentes sindicales. Las condiciones están dadas para una huelga general, que es lo que podría acabar con Milei, pero el obstáculo burocrático también es muy importante.

¿Qué podemos hacer los socialistas a nivel internacional para apoyar el movimiento?
Primero, difundir información sobre los piqueteros. A veces llamamos a protestas en las embajadas argentinas. Y bueno, claro, en un mundo materialista como el capitalista, todos los recursos que puedan reunir. Estamos haciendo campañas de solidaridad, reuniendo fondos, porque la acusación contra nosotros implica contratar abogados y peritos y todo eso cuesta dinero.

Es el Estado capitalista con toda su fuerza contra las organizaciones de la clase trabajadora, en este caso, la más golpeada de todas por la crisis, ya que la mayoría estamos desempleados y desempleadas.

Las y los socialistas de todo el mundo debemos estar más unidos que nunca en un momento tan difícil para la causa de la revolución socialista. Necesitamos enfrentar esta ofensiva reaccionaria en el mundo, de la que vemos un caso extremo aquí en Argentina.


Firma la declaración internacional en solidaridad con el Polo Obrero.

Resumen de las adhesiones hasta ahora.


Este entrevista apareció también en Socialist Worker, nuestra publicación hermana en Gran Bretaña.