Patricia Sandoval
Sabemos que el puerto de Algeciras cumple hitos importantes a nivel económico, como el primer puerto de tráfico de contenedores y buques del Mediterráneo: por tanto, es el de mayor tráfico de mercancías del Estado español.
Además, es el nexo de comunicación y/o conector con África. Por lo tanto, su ubicación es estratégica, y se podría argumentar que contribuye al progreso económico y social.
En consecuencia, el transporte marítimo de bienes y/o servicios forma parte de la actividad productiva del comercio internacional, es decir, es fundamental en el tráfico de mercancías, y pilar del sistema capitalista cuya riqueza y crecimiento se mide a través del producto interior bruto que generan los diversos Estado-nación.
Bajo dicha premisa, las cifras dicen que un 96% del comercio exterior español es con terceros países, más de la mitad es con la Unión Europea.
Entonces, podemos entender que el tráfico marítimo es esencial en el actual sistema de vida socioeconómico, imaginemos el transporte de cereales y otros comestibles esenciales para la subsistencia humana, podríamos llamarlo inocentemente desde una perspectiva humanista, miles y miles de gigantes contenedores atravesando el canal de Panamá, Canal de Suez, el estrecho de Ormuz, de Malaca llevando alimentos y vida a las diferentes sociedades que habitamos el planeta.
¡Lo anterior suena demasiado bonito!
Como sabemos, el transporte marítimo también transporta la muerte. Es el caso del transporte de combustible contenido en el buque Overseas Santorini. Este buque, que debía hacer escala en Algeciras, llevaba combustible para la aviación militar. Proviniendo de Texas, es conocido como JP-8 y utilizado por la fuerza aérea israelí en bombardeos sobre la población civil de Gaza. Este carguero formaba parte de la cadena de suministro necesarias para el Estado israelí, para el programa de muerte y genocidio que impulsa.
Claro, dicho combustible militar tiene su origen en Estados Unidos, aliado incondicional del genocidio y de todos aquellos gobiernos que lo avalan, como la Unión Europea, incluyendo el Estado español. Estos Gobiernos han sido capaces de realizar recortes presupuestarios que empeoran las condiciones sociales de sus propias poblaciones, para contribuir a la matanza de miles de personas en Gaza.
Beneficios
Fíjense la trascendencia de la demanda derivada que afecta a la cadena de suministro, pues, la economía del Estado israelí podría paralizarse por falta de estos. En consecuencia, ese Estado no podría continuar buscando su objetivo contra el pueblo palestino. Ya no podría seguir obteniendo beneficios de su apropiación ilícita con la ocupación de Palestina. Todo esto bajo la mirada hipócrita de diferentes gobiernos que, en sus discursos políticos vacíos, nos hablan de los Derechos Humanos y acuerdos de cooperación.
Gracias a la presión de protestas en Andalucía, y una manifestación en Algeciras convocada por los movimientos de solidaridad con Palestina, Overseas Santorini no pudo atracar en Algeciras. Ante esta situación se preveía que haría parada en Gibraltar, pero se ve que tampoco lo ha hecho aquí, y hasta el momento de escribir no ha encontrado puerto para cargar suministros.
Con todo, el Gobierno español sigue hablando de ayudas humanitarias y de derechos humanos mientras sigue sin romper relaciones con el Estado genocida de Israel.