Poner fin al apartheid israelí requiere que solo haya un Estado democrático desde el río hasta el mar.
Socialist Worker
Amnistía Internacional es la más reciente organización en calificar a Israel como un Estado de apartheid. Antes fue Human Rights Watch. Y antes de ellas, fue la organización que vela por los derechos humanos más grande de Israel, B’Teselem. Para las tres la conclusión es la misma.
Israel es un régimen que discrimina, desposee y violenta a los palestinos, que como dice Amnistía Internacional está diseñado para “privilegiar a la población israelí judía” a expensas de la población palestina.
De manera significativa estas tres organizaciones también afirman que los abusos que ocurren en cada área bajo control del estado de Israel —incluso dentro de sus fronteras— es en los llamados “territorios ocupados”. En palabras de B’Tselem, éstos serían los que van “desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo”.
El hecho de exigir libertad para Palestina “desde el río hasta el mar” es para muchos dirigentes motivo suficiente para llamar a la policía.
Pero la demanda “desde el río hasta el mar” no significa expulsar a la gente judía de Palestina. Significa reconocer que el apartheid israelí comenzó con la fundación del Estado de Israel en 1948, como Amnistía apuntó esta semana.
Poner fin al apartheid israelí significa reemplazar el Estado de Israel por un Estado justo: un único Estado laico con los mismos derechos democráticos para todos sus ciudadanos. Eso es lo que realmente molesta a Israel y a sus seguidores. Pero es la única forma de que Palestina sea libre… desde el río hasta el mar.
Este artículo apareció en nuestra publicación hermana en GB, Socialist Worker
Ver también: Libertad para Palestina