Sophie Squire

Miles de personas furiosas salieron el pasado martes, 26 de mayo, a las calles de Minneapolis en Minnesota para exigir justicia por el violento asesinato policial de George Floyd.

George fue inmovilizado por un policía, al que le dijo: “Por favor, por favor, no puedo respirar” y “Me duele el estómago, me duele el cuello, me duele todo”.

“Lo trataron peor que a los animales”, dijo su hermano, Philonise Floyd.

Un vídeo que circula en las redes sociales muestra al policía Derek Chauvin aplastar el cuello de George con las rodillas. La policía lo detuvo la noche del lunes tras parar su automóvil.

Los manifestantes desafiaron las restricciones de confinamiento y ocuparon la intersección de calles donde George fue asesinado. Rompieron la puerta principal de cristal de una comisaría de policía y pintaron graffitis en los coches de policía. Algunos manifestantes se subieron a la parte superior del edificio, mientras que otros arrojaron botellas y piedras a los agentes de policía que ya llevaban el equipo antidisturbios.

La manifestante Anita Murray dijo: “Da miedo venir aquí en medio de la pandemia, pero ¿cómo podría no venir?.”

Durante las protestas los manifestantes portaron carteles que decían: “No puedo respirar” y “Black Lives Matter”: “Las vidas negras importan”, el nombre del movimiento surgido en 2013 ante la cantidad de asesinatos impunes cometidos contra personas negras, sobre todo a manos de las fuerzas de seguridad.

Bloquearon las calles y pidieron que se presentaran cargos de asesinato contra los policías involucrados en la muerte de George.

Sin embargo, sus acciones se encontraron con más violencia por parte de la policía, que disparó gases lacrimógenos y una persona tuvo que ser hospitalizada.

Desfilando

Es chocante la diferencia entre la represión de ayer y la forma en que la policía trató las protestas contra el confinamiento a principios de este mes, donde activistas de extrema derecha armados con rifles de asalto desfilaron por las capitales de diferentes estados del país.

Los cuatro policías han sido despedidos, pero no se han presentado cargos contra ellos.

La prima de George, Tera Brown, dijo que la acción del departamento de policía estatal fue “un buen comienzo”, pero no llega lo suficientemente lejos. “Lo que hicieron fue asesinar, y casi todo el mundo ha sido testigo de eso porque alguien tuvo la gentileza de grabarlo”.

Muchas personas han establecido paralelismos entre la muerte de George y el horrible asesinato de Eric Garner en Nueva York en 2014. Eric murió después de decirle a un oficial de policía 11 veces “No puedo respirar”.

Y la muerte de George se produce tres meses después de que dos hombres blancos dispararan y mataran a un corredor desarmado, Ahmaud Arbery. Gregory McMichael y su hijo Travis fueron acusados ​​del asesinato de Ahmaud el 8 de mayo, sólo tres días después de que un vídeo del tiroteo se volviera viral en las redes, pero 74 días después del tiroteo. Gregory McMichael, un ex oficial de policía, dijo a los investigadores que persiguió a Ahmaud por la calle porque sospechaba de él en una serie de robos recientes.

George Floyd se ha convertido en otro nombre agregado a una larga lista de muertes a manos de una fuerza policial racista de Estados Unidos.

Un estudio realizado por la Universidad de Rutgers muestra que aproximadamente 1 de cada 1.000 hombres y niños negros en Estados Unidos morirá a manos de la policía. Tienen 2,5 veces más probabilidades de morir en un encuentro con policías que los hombres y niños blancos.

Las protestas de esta semana demuestran que existe una ira subyacente ante el racismo en el Estados Unidos de Donald Trump, un país profundamente dividido, y que la resistencia puede aumentar, incluso durante una pandemia.

Las personas antirracistas deberían ser parte de cada lucha contra este cruel sistema racista.


Fotos. Stephen Maturen; Kerem Yucel; Craig Lasing; Richard Tsong; Eric Miller…

Este artículo apareció en nuestra publicación hermana en GB, Socialist Worker.