Entrevista con un socialista sirio

El socialista sirio Ghayath Naisse explica que la caída de Bashar al-Assad abre posibilidades para un retorno de la lucha desde abajo.

Arthur Townend

ES CA

Tras décadas de dictadura sangrienta y represiva en Siria, el régimen de Assad ha caído. Bashar al-Assad, que dirigía el país desde la muerte de su padre en 2000, huyó de la capital, Damasco, el domingo 8 de diciembre, por la mañana.

Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo armado islamista, lanzó una ofensiva relámpago contra el régimen de Assad hace diez días. Después de asaltar la ciudad norteña de Alepo, HTS avanzó hacia el sur en dirección a Damasco.

Reavivó la larga guerra civil, que vio a Assad ahogar en sangre una revolución popular en 2011 y a potencias imperialistas rivales intervenir en el país.

El socialista sirio Ghayath Naisse explica que la caída de Assad “es un gran momento en la historia de Siria”. “Hay muchas oportunidades y muchos peligros. “Ha sido una gran alegría ver este acontecimiento después de todo este tiempo y toda esta lucha”.

“Hay alegría porque ya no tenemos este régimen de Assad, esa dictadura autoritaria y sangrienta. Pero, junto a esta alegría, tenemos algunos temores porque el agente del cambio no es el que queremos que sea. Hay tanto miedo debido a HTS y lo que representa”.

El “agente del cambio” —el grupo HTS liderado por Abu Mohammad al-Jolani— derrocó a Assad con el apoyo de Turquía. No cayó mediante movilizaciones populares masivas.

El régimen turco de Recep Erdogan respaldó la ofensiva de HTS para debilitar al régimen de Assad y ganar más influencia regional. Esto fue tanto por intereses económicos, como para que Erdogan pudiera atacar más al pueblo kurdo en Siria y Turquía que exige sus derechos.

Pero HTS fue capaz de derrocar al régimen de Assad con una fuerza impactante, exponiendo la vacuidad del gobierno de Assad. Ghayath dice que es esencial entender el contexto y por qué el régimen de Assad cayó tan rápidamente.

Afirma: “En primer lugar, todo el mundo en Siria está muy cansado, incluido el régimen, tras años de guerra civil. La situación está muy degradada: la economía empeora cada año y el régimen no puede cubrir las necesidades mínimas de la gente. Así que Assad no tenía una base social real en Siria”.

“En segundo lugar, las principales potencias que respaldan a Assad —Rusia e Irán— están debilitadas”. Explica que “como Rusia está ocupada en Ucrania, no puede ayudar a Assad como lo hizo” en 2015, cuando intervino para rescatar al régimen.

“A Irán las cosas tampoco le van tan bien”, añade. “La guerra en Gaza y Líbano ha debilitado enormemente la influencia iraní en la región. Así que hoy vemos a las potencias regionales dejar caer al régimen de Assad porque no pueden ayudar”.

La guerra civil vio a las potencias imperialistas y regionales rivales intervenir en Siria, incluyendo EEUU, Rusia, Irán y Turquía.

Ghayath, que anteriormente describió a Siria como un crisol de rivalidades imperialistas, sostiene que las tensiones entre las diferentes potencias aumentarán. “La caída del régimen tiene muchas consecuencias a nivel geopolítico. Israel, Turquía, Estados Unidos y Rusia querrán un programa de transición que los incluya. Esto no es lo que necesita el pueblo de Siria, y muchos se opondrán a lo que hará HTS y a los acuerdos a los que llegará”.

Algunas voces sostienen que HTS está continuando el legado de la Revolución siria de 2011. La ira por años de pobreza y dictadura se desbordó en protestas masivas, y en marzo de 2011 enormes fuerzas lucharon contra la represión estatal.

Pero, en respuesta, Assad lanzó una brutal guerra civil sectaria en un intento de ahogar la revolución en sangre. Su guerra fue diseñada para hacer imposible la lucha de masas. Las potencias imperialistas rivales la usaron como pretexto para intervenir.

Ghayath dice que HTS no está continuando la revolución popular. “HTS no tiene una base social en Siria. Recluta a las personas más desesperadas, pero no es una organización popular”.

Así mismo, Ghayath sostiene que la caída de Assad abre la posibilidad para que la gente común de Siria organice luchas desde abajo. “Nos oponemos a HTS, pero aun así abre las puertas para la lucha social y política, y este es el aspecto más importante”, dice.

“HTS no es el único dueño del destino de Siria hoy. La gente puede movilizarse en este nuevo período que empieza ahora. La caída del régimen de Assad ha abierto los horizontes para que el pueblo sirio luche de nuevo y se oponga a la reproducción de otro régimen autoritario”.

Es la posibilidad de tales luchas desde abajo “por objetivos democráticos y para lograr las necesidades políticas y sociales del pueblo” lo que ofrece esperanza en Siria.


Este artículo apareció en Socialist Worker, nuestra publicación hermana en Gran Bretaña.