Notas para las jornadas de Marx21:

La manera demasiado típica de moderar una charla se podría resumir así:

  • La ponencia o las ponencias iniciales continúan hasta que cada ponente se ha hartado de hablar, sin que la persona que modera haga el más mínimo esfuerzo para ponerle límites.
  • Se abre el turno de palabras (típicamente con la expresión “¡ah, qué lástima, sólo quedan 10/5/2 minutos!”), y se produce una de las siguientes situaciones.
    • Se plantea una sola pregunta desde la sala y el ponente directamente se pone a contestar, largamente, con lo cual no queda más tiempo.
    • Si por casualidad queda tiempo, se toma una pregunta más y la mesa vuelve a intervenir.
    • Una persona muy pesada hace una intervención de unos 10 minutos sobre un detalle académico de escaso interés político, con lo cual no queda más tiempo.
    • Si queda más tiempo y se vuelve a pedir intervenciones, la misma persona se acuerda de otro punto que quería comentar.
  • La charla no concluye sino que se muere por cansancio.

Lo descrito es un caso extremo, pero los diferentes elementos son demasiado típicos.

En nuestra corriente partimos de una idea fundamentalmente diferente. El o la ponente no es la única fuente de sabiduría; su función es poner los temas sobre la mesa, y ofrecer una visión sobre el asunto del debate. A partir de aquí, se abre el debate colectivo, no simplemente preguntas al “experto”. La o el ponente tiene su oportunidad para hablar al final, cuando intentará sacar conclusiones, responder a dudas, etc. pero no interviene continuamente durante el debate.

Puntos clave:

Ponencia inicial: Se acuerda un límite de tiempo para la ponencia o ponencias. Si hay una sola ponencia, quizá 25 minutos, o 30 minutos máximo. Si son varias, un total entre todas de 30 minutos; como mucho 40 minutos. El o la moderadora avisará cuando quedan 10 minutos, 5 minutos y en el momento de terminar. A partir de aquí, se pueden o no permitir un par de minutos más, pero ya está.

Intervenciones: se anuncia al principio del debate que las intervenciones se limitarán a 3 minutos, y que las preguntas directas serán bienvenidas, pero que se responderán al final. Se avisa a la persona cuando ha hablado dos minutos, y se pide que acabe a los 3 minutos. Si se niega a callar, se recomienda intentar todas las demás opciones antes de recurrir a la violencia física, pero hay límites….

En general se intenta evitar que alguien repita, y en todo caso las personas que no han hablado tienen preferencia.

Si se levantan varias manos, conviene dar preferencia a personas nuevas, especialmente a las compañeras (suele haber más intervenciones de hombres que de mujeres; hay que contrarrestar esta tendencia).

Si nadie quiere hablar, o si sólo hay manos de la gente de siempre, conviene recordar algunos temas del debate, plantear preguntas a la audiencia (no a los ponentes, ya han hablado suficiente), para animar a la gente a intervenir.

Si habla alguien del Partido Comunista Revolucionario de Pedralbes (marxista-leninista), conviene llamar a una persona experimentada nuestra después para contestarle (en caso de ser necesario).

Cuando sólo quedan 5 o 10 minutos para el debate, dilo; hay personas que esperan hasta el último momento antes de animarse a hablar.

Respuesta: Hay que pactar el tiempo de respuesta, pero podría ser 5 minutos en el caso de una sola ponencia.

Anuncios finales: Se deciden los anuncios finales antes de empezar la charla y se hacen desde la moderación. No se abre una sesión de micro abierto para que la gente vaya comentando mil cosas que no tienen nada que ver.

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