ES CA

Xoán Vázquez

Una de cal…

“Tiempos extraños, tiempos raros para la gente en este planeta”, cantaba el grupo de flamenco rap Las Niñas en 2003.

Han pasado 21 años desde ese estribillo y hay hechos que nos retrotraen a momentos que creíamos olvidados.

Buena prueba de ello es el flashback vivido el pasado 2 de diciembre, con la celebración en el Senado de la VI Cumbre Transatlántica organizada por la denominada “Red Política por los Valores”. Se trata de una especie de plataforma ultra muy activa en sus campañas contra el matrimonio igualitario y el aborto.

La Red la forman políticos de ultraderecha de veinte países, por lo que está claro que la convocatoria del acto no fue un hecho aislado.

Más bien, forma parte de una trama internacional que pretende normalizar ideas retrógradas como las leyes del latido fetal, las ciudades libres de población LGTBI+ o dar voz a personajes como un diputado de Uganda que defiende la pena de muerte para los homosexuales o el chileno J. A. Kast que defiende la dictadura de Pinochet.

Es una trama de organizaciones y medios de comunicación en las que conviven creacionistas, ultras religiosos, homófobos, antivacunas, terraplanistas o negacionistas. Según el informe “La punta del iceberg” realizado por el Foro Parlamentario Europeo sobre derechos sexuales y reproductivos, esta Red cuenta con unos recursos de más de 707 millones de dólares para llevar a cabo su agenda.

La celebración de esta cumbre fue aprobada el 17 de julio en la Mesa del Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta.

Después de acudir a misa con varios de los asistentes, el exministro del Interior del PP y presidente de honor de la organización, Jaime Mayor Oreja abrió las ponencias de la cumbre como presidente de honor de la organización. En su intervención comparó el aborto con la esclavitud y lo calificó de “moda dominante y rabiosa”.

La respuesta en las calles de Madrid fue puramente testimonial, lo que resulta inexplicable dada la gravedad del asunto.

Recordemos que la OMS reconoce el derecho al aborto como un derecho fundamental de las mujeres y que alrededor de 70.000 mujeres mueren al año y más de dos millones sufren secuelas graves por abortos clandestinos.

Otra de arena

Poco han podido disfrutar de sus quince minutos de fama —los que nos corresponden a cada persona del mundo, según Andy Warhol— los/as delegados de Guadalajara, autores de la enmienda presentada en el 41 Congreso del PSOE para vetar la participación de mujeres trans en las competiciones deportivas femeninas.

Y lo decimos porque, mientras esa delegación y sus aliadas que se autodefinen como “feministas clásicas” basaban su enmienda en un esencialismo biológico que en la ciencia ya no existe, desde Alcobendas una mujer trans, la actriz Karla Sofia Gascón, se convertía en un fenómeno artístico con más de quince premios en 2024 como mejor actriz, entre otros el del Festival de Cannes y el de la Academia de Cine Europeo.

Los temores ante la visión de hombres que dicen sentirse mujeres para aprovecharse suelen ser bulos de la ultraderecha más que hechos reales.

Pero no sabemos si ahora veremos un “efecto llamada”, con multitud de actores masculinos iniciando el difícil proceso de transición, para poder disfrutar de las enormes ventajas con las que se supone que se benefician las actrices, especialmente las trans, respecto a sus colegas masculinos y cis.


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