Las elecciones generales en Francia podrían convertir al fascismo en primera fuerza parlamentaria. Charlie Kimber de nuestra publicación hermana en Gran Bretaña, Socialist Worker, habló sobre la amenaza y la esperanza con el socialista revolucionario y organizador antirracista Denis Godard, de París.
¿Cuál es el sentimiento general y qué significaría si los fascistas ganaran las elecciones?
En todas partes hay una sensación de emergencia, y todo el mundo tiene que posicionarse, ya sea a favor o en contra de los fascistas. Nadie puede evitarlo. En cada calle, mercado, lugar de trabajo, tienda y cola de autobús, estás a favor o en contra de ellos. Negarse a responder es en sí mismo una postura política.
Es intenso, es urgente. El gran voto por el Rassemblement National (RN, el antiguo Frente Nacional), el partido fascista de Marine Le Pen y Jordan Bardella, en las elecciones europeas no fue una sorpresa, desafortunadamente. Las encuestas y la experiencia de elecciones anteriores hacían parecer probable que obtendría más del 30%, y eso fue lo que ocurrió. Lo que realmente galvanizó una respuesta masiva fue cuando el presidente Emmanuel Macron convocó elecciones generales y la gente pensó que podrían ser elegidos para el gobierno.
De repente se volvió concreto: podíamos tener un primer ministro fascista en unas pocas semanas, el RN podía ser el partido más grande y los fascistas estarían a cargo de las funciones estatales. Si el RN tiene una mayoría en el parlamento, sería crítico en términos de un endurecimiento del Estado, mano libre para la policía y las fuerzas fronterizas.
Ya tenemos un Estado autoritario e islamófobo, pero con el RN sería mucho peor para las personas migrantes y musulmanas.
El punto es que los avances electorales fascistas dan confianza a los matones en las calles, los precursores de los ejércitos callejeros fascistas. Ya lo estamos viendo.
En París y en las ciudades de Lyon y Montpellier, grupos de extrema derecha y fascistas han atacado a migrantes, personas trans y sindicalistas. Estas bandas fascistas aún son pequeñas, pero están creciendo.
Cada éxito del RN les da un impulso y mueve la amenaza fascista del campo político mainstream y abre el potencial para el objetivo clásico fascista de tener una fuerza físicamente para atacar al movimiento obrero y aplastar la democracia. El avance fascista también significó que las dos redes de medios privados más grandes inmediatamente saltaron a abrir sus espacios a la extrema derecha.
Dicen abiertamente que ahora debe haber más comentaristas y cobertura de la extrema derecha del RN. Eso significa que la programación está saturada con Bardella y los demás.
Vomitan propaganda racista. Y las grandes empresas también están moviéndose. Por ahora, la mayoría de los jefes dicen que buscan “estabilidad” y no quieren “extremos” de izquierda o derecha. Sin embargo, varias figuras empresariales de alto nivel le dijeron al periódico Financial Times que, si se trata de una elección, prefieren el RN a la izquierda.
Así que están iniciando contactos con la extrema derecha, y a cambio, el RN suena más amigable con las empresas. La realidad concreta del avance fascista es una cuestión para todas las clases de la sociedad, incluidas las de las salas de juntas.
¿Cuál ha sido la respuesta en las calles?
Siempre hemos dicho que no es solo una cuestión del ascenso de los racistas y fascistas, sino de la polarización. El sábado 15 de junio, 650.000 personas se manifestaron contra el fascismo y por la alianza de izquierda, el Nuevo Frente Popular (NFP).
Otras marchas al día siguiente significa que hubo 800.000 personas durante el fin de semana. La gente quiere estar activa. Las asambleas para discutir qué hacer están llenas y las protestas atraen a nuevas personas.
Y no solo están esperando a que las direcciones tradicionales les digan qué hacer. La gente toma sus propias iniciativas. Imprimen pegatinas o hacen una pancarta o lo que sea.
Todas las acciones ahora —manifestaciones por Palestina, por los derechos de las personas migrantes, contra el sexismo, sobre el medio ambiente…— también tratan sobre el fascismo. El sentimiento afecta también a las huelgas.
La gente trabajadora lucha sobre cuestiones económicas, pero también sabe que está oponiéndose a la extrema derecha porque la extrema derecha reprimiría las huelgas y quitaría los derechos de las personas trabajadoras.
¿Qué pasa con la formación electoral del Nuevo Frente Popular?
La unidad electoral es el resultado de la gran presión desde abajo. A medida que la gente salía a las calles, insistían en que los políticos dejaran de pensar en sus carreras personales o sus maniobras políticas.
La gente les dijo que se unieran porque había tal peligro. El principal efecto del NFP es dar esperanza a la gente. Eso llega a una enorme cantidad de personas.
Personas que antes decían que las elecciones no servían para nada y que los partidos no importaban, ahora van a tope repartiendo octavillas pidiendo el voto para el NFP. Es la esperanza del antifascismo y las medidas que propone el NFP, que van más allá del típico “extremo centro” socialdemócrata.
Muchas personas votarán por el NFP y no nos opondremos a eso. Pero hay limitaciones reales. La concentración en el voto fortalece a aquellos que anteriormente decían que no había peligro fascista.
Y los líderes del NFP están debatiendo con el RN como si fuera simplemente un partido político más. Esto legitima a los fascistas como parte del juego político normal.
Otro problema es que los sindicatos y gran parte de la izquierda concentran todo su fuego en mostrar que los fascistas no son amigos de las personas trabajadoras porque representan a los ricos y las corporaciones.
Por supuesto, hay que mostrar eso, pero eso ignora los problemas del racismo, la islamofobia y la defensa de las personas migrantes. Si no confrontas el racismo, no puedes combatir realmente el fascismo.
No sirve simplemente decir, por ejemplo, que no son muy buenos ante la crisis del costo de la vida: algunas personas dirán que todos los demás partidos fueron terribles en esto, así que vamos a darle una oportunidad al RN. Y a menudo los fascistas fingen que están a favor de medidas para ayudar a la clase trabajadora.
Y no es solo que algunos líderes del NFP eviten el tema del racismo. Sino que se hacen eco del racismo, y proponen sus propios ataques a los migrantes y musulmanes.
Así que el líder comunista Fabien Roussel, parte del NFP, se refiere a las fronteras como “coladores” que dejan entrar a demasiados migrantes y dice que quiere más policía en las fronteras.
La concentración en el NFP puede afectar las manifestaciones. Si tienes que estar a favor del NFP para salir a las calles, entonces eso limita la movilización.
Para realmente unir a la gente contra los fascistas, tienes que reconocer que tenemos algunas diferencias. Tenemos diferentes puntos de vista sobre las soluciones, pero aun así podemos unir a todo el mundo en cada barrio y en cada lugar de trabajo. Es muy importante decir que necesitamos más movilización ahora, no menos.
El movimiento por Palestina ha crecido: no lo cortemos. El movimiento de solidaridad con aquellos que luchan contra el colonialismo francés en Nueva Caledonia en el Pacífico Sur es grande. No lo detengamos.
Le decimos a la gente que distribuya octavillas para el NFP, que bien, que movilicen el voto. Pero, crucialmente, ven a la manifestación, ven a una asamblea local para que hablemos de qué podemos hacer. Si un fascista quiere venir al mercado a hacer campaña, organicémonos. Hagámoslo nosotras y nosotros mismos.
Y digámosles a los sindicatos que necesitamos huelgas: huelgas claramente contra el fascismo. Los líderes sindicales dicen que falta un minuto para la medianoche. Dicen que están contra el RN.
Bien, y tienen que decirlo, porque quizás un tercio de las personas que están alrededor de los sindicatos votan por el RN. Pero es un movimiento de millones con vastos recursos y alcance social. No basta con solo hacer posts en redes sociales o repartir octavillas. Deben usar el poder organizado de los y las trabajadoras.
¿Cuál es el camino por delante?
La situación está lejos de ser desesperada. Las bandas fascistas están creciendo, pero no pueden poner a decenas de miles en las calles. La izquierda y los sindicatos pueden poner a cientos de miles de personas en las calles, y podrían movilizar a millones.
En las urnas, el RN es fuerte, pero no en términos de organización y poder social. Incluso si el RN ganara al primer ministro, no significaría en esta etapa que el potencial de resistencia estuviera aplastado.
El punto es reconocer el peligro, pero no entrar en pánico. Los líderes del NFP dicen “vota por nosotros y todo estará bien”. No, la solución es que la gente se organice y tome medidas, y específicamente que luche contra el racismo.
Uno de nuestros principales lemas es “C’est maintenant”, “Es ahora”. No podemos esperar, y no vamos a esperar. El programa del NFP propone algunas medidas claras para los primeros 15 días y luego para los primeros 100 días.
Pero cualquier medida sobre, por ejemplo, derogar las recientes leyes racistas se pospone a un futuro indefinido. Sabemos que los líderes del NFP nunca se enfrentarán al racismo a menos que haya una presión inmensa.
Luchar contra el racismo es una condición para enfrentarse eficazmente a los fascistas. De lo contrario, simplemente repites el mismo conjunto de políticas que allanaron el camino para ellos en primer lugar.
La lucha no termina el 8 de julio. Incluso si la izquierda gana, la amenaza electoral no desaparecerá y tampoco lo harán las bandas fascistas.
El RN tiene raíces profundas. Hay unos diez millones de personas que votan por la extrema derecha no solo una vez como protesta sino repetidamente. Lo que podemos hacer ahora es evitar que ese número crezca y comenzar a minar el apoyo entre esos diez millones. Y podemos construir un movimiento antirracista más grande.
¿Qué papel pueden jugar los socialistas revolucionarios?
Cuando todo el mundo está hablando de elecciones, es muy fácil para la izquierda revolucionaria tirar por la borda sus principios básicos: que la lucha importa más que el voto; siempre hay que desarrollar la independencia de clase junto con la actividad del frente unido; la clase trabajadora tenemos un poder inmenso si lo utilizamos.
Necesitas personas con ideas claras que puedan ayudar a movilizar un movimiento de masas, pero también sepan analizar… y que no hayan olvidado todas las lecciones del pasado.
El Frente Popular ahora conscientemente se hace eco del Frente Popular de la década de 1930. ¿Qué pasó en esa época? Hubo algunas cosas grandiosas: grandes huelgas, organización de los trabajadores, ocupaciones de fábricas, grandes marchas…
Pero hay que decir la verdad: terminó con la victoria de los nazis y la mayor parte de Francia siendo dirigida por el colaborador nazi Mariscal Pétain. No puedes fingir que eso no ocurrió, mirando solo la historia rosada que nos cuentan del Frente Popular de la década de 1930.
Necesitamos antirracistas, y necesitamos muchos más socialistas.
Una contienda con una segunda ronda crucial
Habrá dos rondas de votación para el parlamento: el 30 de junio y el 7 de julio. Para ganar en la primera ronda, un candidato debe obtener al menos el 50% de los votos emitidos, con una participación de al menos el 25% de las y los votantes registrados.
Si no se elige a ningún candidato en la primera ronda, cualquier candidato que gane más del 12,5% de los votantes registrados puede pasar a la segunda ronda.
Una izquierda unida en las elecciones
La alianza del Nuevo Frente Popular de la izquierda ha juntado al partido socialista, el partido Verde, el partido comunista y France Insoumise (Francia Insumisa) —el partido de Jean-Luc Mélenchon— alrededor de un programa común.
Pero hay diferencias marcadas entre sus componentes, particularmente en torno a Palestina, la guerra en Ucrania y la migración.
Conoce a Denis Godard y más socialistas de Francia en el festival del Marxismo en el centro de Londres la próxima semana. Denis hablará sobre “Francia: Le Pen, el fascismo y el frente popular”, y en una mesa redonda sobre “Tras las elecciones europeas: ¿está el fascismo en marcha?”. Ver socialistworker.co.uk/marxismfestival/