Sebastián Castiglioni Gramajo
En estos últimos meses estamos observando cómo estudiantes de todas partes del mundo se levantan pidiendo justicia por y para el pueblo palestino.
A día de hoy, hay confirmados más de 170 campamentos en centros de educación. Las demandas recurrentes en todas estas protestas organizadas son que los centros educativos corten todo tipo de lazos (académicos, económicos, diplomáticos…) con instituciones del Estado de Israel y otras instituciones que se beneficien del genocidio y la limpieza étnica, y que la información sobre estos lazos sea compartida públicamente con los estudiantes. También se exige un alto al fuego permanente y que el Estado de Israel sea juzgado y condenado por los organismos internacionales de justicia, a los cuales ya han ignorado e incumplido sus requerimientos en repetidas ocasiones sin consecuencia alguna.
Estas acampadas autogestionadas, organizadas y llevadas a cabo por los propios estudiantes, comenzaron en Estados Unidos, donde los ataques y la brutalidad de los organismos represivos del Estado y los grupos sionistas han sido algo recurrente. Pese al gran número de personas heridas y arrestadas —más de 2.900— entre ellas tanto estudiantes como profesorado, las manifestaciones en EEUU continúan resistiendo y luchando de forma pacífica.
Poco a poco, estas manifestaciones y resistencias han alcanzado una magnitud internacional: Francia, Canadá, Italia, Alemania, Estado español, Reino Unido, Brasil, Argentina, México y Australia son algunos de los países donde grupos organizados (sindicatos, comités, asociaciones…) de estudiantes han decidido tomar y ocupar completa o parcialmente sus centros de estudio.
Organizada
En estos espacios se puede vivir y observar una comunidad organizada y unida donde funcionan comedores, asambleas, talleres, charlas… y hasta conciertos.
En el Estado español, las acampadas empezaron en la Universidad de València, pero ahora se extienden prácticamente por todo el país, con la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Salamanca y la Universitat de Barcelona siendo de las que más personas acampadas reúnen.
En cuanto a Barcelona, la acampada se realiza en la escuela histórica de la UB situada en la Plaça Universitat, donde los estudiantes decidieron que no finalizarán la acampada hasta que la UB no rompa todo tipo de relaciones académicas, de investigación y de intercambio con instituciones que apoyen el genocidio del pueblo palestino y el régimen de apartheid que impone Israel.
Afortunadamente, las acampadas en el Estado español no están siendo atacadas por grupos sionistas ni por las fuerzas represivas del Estado, pero no es así en toda Europa.
En los Países Bajos, Alemania y Francia se están viendo, así como en Estados Unidos, numerosos y brutales ataques y odio por parte de la policía y grupos sionistas y fascistas hacia las y los manifestantes, en su mayoría estudiantes, en manifestaciones totalmente pacíficas. Aun así, las protestas, manifestaciones y actos de solidaridad por Palestina siguen y seguirán multiplicándose y no cesarán hasta que Palestina sea libre.
El autor es militante de Marx21 y estudiante en Barcelona