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Galiza, movilización popular contra el proyecto de celulosa

De bomba ambiental calificó la diputada del BNG, Olaia Rodil, el proyecto de la empresa papelera portuguesa Altri de levantar un macrocomplejo industrial para la producción de celulosa en la localidad lucense de Palas de Rei (comarca de A Ulloa).

La macrocelulosa destruiría miles de puestos de trabajo pues solo en un entorno de 30km hay más de 5.000 granjas productoras de alimentos, 23 proyectos ecológicos, las denominaciones de origen de los quesos de Arzúa Ulloa y tetilla, así como la indicación geográfica protegida de miel de Galiza.

A pesar de que la papelera ha intentado vender el proyecto como una fábrica de economía circular para la producción de biofibras textiles, la realidad es que va a ser una de las celulosas más grandes de Europa procesando cada año 1,2 millones de toneladas de eucaliptos, con una chimenea de 35 metros expulsando sustancias químicas (gases de azufre, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono…) y un consumo de 46 millones de litros de agua al día que será trasladada a la fábrica a través de 12,5km de tuberías. Según Greenpeace fabricar 1.000 kilos de papel blanco supone el consumo de 100.000 litros de agua, un bien cada vez más escaso.

La impresionante contestación social contra la fábrica ha obligado a Altri a suspender todas las charlas programadas en la provincia de Lugo para explicar su proyecto y contratar los servicios de la consultora Acento, en la que figuran varios ex ministros y ex secretarios de Estado con el PP y el PSOE, para iniciar una campaña de normalización de imagen y asimilar el proyecto al concepto de sostenibilidad.

Pero hasta la fecha parece que los vecinos de la comarca de A Ulloa lo tienen claro como señala Marta Gontá de la Plataforma Ulloa Viva: “El negocio de Altri coniste en privatizar la tierra y el agua que son nuestras”.

El plazo de alegaciones que finalizó el pasado 17 de abril se cerró con 20.000 alegaciones registradas contra el proyecto, la cifra más alta de alegaciones presentadas contra un proyecto industrial.


Fotovoltaicas, así no

A pesar de que diversos colectivos llevan más de dos años presentando alegaciones contra la instalación de varios macroproyectos fotovoltaicos en unas superficies con unas singularidades climáticas, morfológicas y edafológicas idóneas, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha emitido una declaración de impacto ambiental (DIA) favorable al Parque Fotovoltaico Las Fresas, promovido por Romeral Solar, S.L.

Este afecta a los municipios de Ocaña y Ontígola en Toledo y Aranjuez, en la Comunidad de Madrid, haciendo caso omiso a las fundadas alegaciones de colectivos sociales y a diversos informes contrarios, entre ellos el del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Las llanuras cerealistas afectadas por estos proyectos, albergan unas colonias reproductoras nada despreciables de Avutarda y en los cortados yesíferos nidificaciones de Águila Perdicera. Esto no hace más que confirmar la importancia de estos ecosistemas y la necesidad de su preservación sin alteraciones significativas.

La Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio también ha obviado la coincidencia en el tiempo y en el espacio con los consecuentes impactos sinérgicos negativos de otros proyectos como regadíos superintensivos y otros macroparques fotovoltaicos (Tagus 1 y 2) colindantes con Las Fresas y Carolina Solar I y Solar V (Villaconejos y Colmenar de Oreja).

Los colectivos Confederación Nacional del Trabajo (Aranjuez), S.O.S. Aurelia (Ontígola), Asamblea para la Defensa del Río Tajo de Aranjuez, Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (Ontígola), Avutarda dientes de sable Valdemoro, Solidaridad Obrera, Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid y Ecologistas en Acción de Toledo, consideran que el procedimiento de evaluación ambiental se ha convertido en un mero trámite para llegar a una declaración ambiental claramente forzada.

No han tenido en cuenta las zonas ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves) ni las amparadas por la Red NATURA 2000, ni las LIC (Lugares de Importancia Comunitaria), ni las zonas declaradas como BIC (Bienes de Interés Cultural). Frente a este despropósito es necesaria una planificación ambiciosa y buenas prácticas en los procesos de evaluación ambiental para su coexistencia con la biodiversidad.


Canarias tiene un límite

Bajo el lema “Canarias tiene un límite” y convocadas por plataformas como Canarias se Agota miles de personas (más de 130.000 solo en Tenerife y en Gran Canaria) han abarrotado las calles para dejar claro su malestar contra el actual modelo turístico y los graves problemas que genera.

En especial el problema del acceso a la vivienda de la población local, la excesiva urbanización con la construcción incontrolada de hoteles, villas de lujo y apartamentos turísticos, sí como la masificación de las zonas del patrimonio natural isleño.

Los manifestantes reclamaron una moratoria turística, la implantación de una ecotasa y la regulación de la vivienda. Portaban pancartas con frases como estas: “Más fundamento, menos cemento”, “Mi miseria es tu paraíso”, “¿Dónde está el dinero del turismo?” o “No es turismofobia, es supervivencia”.

Uno de los colectivos que tomó la palabra fue el de las Kellys de Unión Tenerife, las camareras de piso que piden la reducción de sus cargas de trabajo.


Madrid: sin árboles, no hay futuro

Mientras en otras ciudades europeas se da prioridad a actuaciones municipales de renaturalización destinadas a paliar los efectos de la emergencia climática y mejorar la salud mental y física de la ciudadanía, el consistorio de Madrid —a pesar de ser uno de los que más fondos reciben para ello por parte de la Comisión Europea— va, incomprensiblemente, en la dirección opuesta con sus políticas reales.

En los últimos meses, se han ejecutado acciones que justifican la oposición de una parte importante del movimiento vecinal.

Se han talado árboles de forma indiscriminada, muchos de ellos con la excusa de las obras de ampliación de la L11 de metro, cuando expertas y ecologistas habían ofrecido alternativas viables que no habrían requerido de la masacre injustificada que, finalmente, ha tenido lugar.

Uno de los casos más sangrantes ha sido el del parque de Comillas, única zona verde del barrio del mismo nombre, que ha sido arrasado casi en su totalidad para que entrara la tuneladora y crear allí una nueva estación.

El 11 de diciembre de 2023 —cuando empezaron, simultáneamente, la tala de este parque y la de la arboleda de Arganzuela— varias decenas de personas trataron de impedirlo, encadenándose, abrazándose y subiéndose a estos árboles. Como resultado, han recibido multas de 601 euros cada una.

Pero no hay que olvidar que solo en la calle se puede cambiar esta forma de gestionar el arbolado urbano, y que son muchos los árboles que se han salvado gracias a las movilizaciones, algunas de ellas multitudinarias.

Nuestras ciudades demandan parques y zonas verdes, nuestros parques necesitan árboles y biodiversidad y nuestros árboles requieren suelos fértiles y naturales. Queremos un Madrid (y también un mundo) verde y habitable.

Plataforma Salvemos Nuestros Parques Madrid
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