“¡Sin olvido y sin perdón!” Hoy más que nunca. Escribe Heike Schaumberg desde Buenos Aires
El 24 de marzo es una fecha muy importante en el calendario anual en Argentina; quizás desde hace cuatro décadas la más importante del año. Es la fecha que desde los derechos humanos recuerda el golpe militar y las 30 mil personas desaparecidas y asesinadas por la junta militar que se apoderó del gobierno entre 1976 y 1983.
Las madres y abuelas de la Plaza de Mayo iniciaron su lucha heroica en medio de la dictadura por la recuperación de sus hijos, los nietos robados del vientre de sus madres en detención, por la justicia y la memoria “sin olvido y sin perdón” y construían uno de los movimientos por los derechos humanos más exitosos en el mundo.
Hoy, en esta fecha a 48 años desde el golpe, se enfrentan a comentarios despreciables y negacionistas directamente del presidente Javier Milei y de la actual vicepresidente, Victoria Villarruel, quienes pretenden apropiarse parte del discurso de los derechos humanos insistiendo en el “relato incompleto” que supuestamente silenciaba a las “otras” víctimas de una supuesta “guerra del terrorismo”, o sea, victimizan a quienes ejercían el terrorismo de Estado y fueron captados por la guerrilla urbana o, luego en democracia, por los juicios por justicia.
Recordemos que el proceso por justicia fue bloqueado con frecuencia a lo largo de estos años: ya sea por cuatro sublevamientos de los “carapintadas” entre el 1987 y 1990, que acabaron con el presidente —del partido Radical— Alfonsín sancionando las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, o sea que Carlos Menem —presidente peronista de 1989 a 1999— no las suspendía, a pesar de las movilizaciones cada vez más multitudinarias demandándolo, y que se logró por fin en 1998.
Estas leyes fueron diseñadas para que solo se judicializase una parte de los casos por crímenes de lesa humanidad de la cúpula militar, y que quedasen fuera quienes supuestamente solo seguían ordenes cometiendo las barbaridades, torturas y matanzas extrajudiciales. Con esto, se hacía un eco horroroso de la “banalidad del mal” que analizaba en una época anterior la politóloga alemana Hannah Arendt en relación a los ejecutores del genocidio de la población judía por los nazis.
Esta banalidad amenaza hoy otra vez con su violencia. Cuatro días antes de la marcha por Verdad y Justicia, la organización que representa a los hijos y las hijas de quienes fueron asesinados y desaparecidos por la dictadura militar, HIJOS (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), denunció un brutal ataque contra una de sus integrantes quien sufrió abuso sexual, golpes y amenazas por parte de dos hombres que entraron por la fuerza en su domicilio. El diario Página 12, relata lo que según la denuncia le decían a su víctima: “No vinimos a robarte, vinimos a matarte. A nosotros nos pagan para eso”, le dijeron los atacantes durante el episodio. Antes de retirarse, los atacantes dibujaron en una de las paredes de la vivienda ‘VLLC’, el slogan del partido de Gobierno, La Libertad Avanza, y las siglas con las que el Presidente Javier Milei firma sus mensajes.”
Este hecho se suma a las denuncias de Amnistía Internacional sobre el aumento desproporcionado de abusos, amenazas y violaciones involucrando a las fuerzas represivas empleadas para reprimir las protestas sociales y ambientales donde hoy se ubica el epicentro de la lucha contra la usurpación de las tierras por parte de la minería del litio.
Respuesta
Este 24 de marzo, la Casa Rosada, donde reside el gobierno nacional, recibió su respuesta de la sociedad en múltiples marchas multitudinarias en diversas localidades del país, y en la histórica Plaza de Mayo donde se ubica la Casa Rosada, siendo según los medios de comunicación más de 400 mil personas movilizadas para afirmar, independientemente de las crisis económicas y sociales, los derechos humanos conquistados y con reclamos en defensa de la soberanía, de los derechos sociales y políticos entre otros.
El movimiento de derechos humanos en Argentina ha sido exitoso en gran medida por su compromiso con el “ni olvido, ni perdón”. Esta consigna es un obstáculo para la parte de reconciliación que suele ser un sello distintivo de las “comisiones de la verdad” que se implementaron en muchos países pero que suelen diluir y distorsionar los crímenes de lesa humanidad, logrando su justificación parcial y así limitando mucho más la desarticulación del aparato represivo.
En Argentina, al contrario, el “ni olvido, ni perdón” fue clave para avanzar con los juicios de lesa humanidad y en la recuperación de 137 hijos y nietos hasta el día de hoy. Pero el logro más importante de este movimiento sin duda ha sido cimentar un compromiso con los derechos humanos en la sociedad. Esto es lo que sucedió con fuerza este 24 de marzo en particular ante las amenazas a estas conquistas por parte de este gobierno negacionista.
Es un aprendizaje que también le servirá, entre otros, al pueblo palestino en la construcción de su Estado soberano tras haber sufrido el que quizás resulta ser el genocidio más brutal y feroz en la historia de la humanidad.
Milei, con su subordinación a los gobiernos de EEUU y Israel y su conversión al sionismo, fuertemente ligado a intereses comerciales incluyendo la explotación de litio en el norte de Argentina y la adquisición territorial, metió en el conflicto de Oriente Medio a una Argentina que hasta ahora se creía lejos de allí y estaba sujeta a un lobby sionista históricamente muy penetrante.
Si hay algo positivo de la situación es que Milei logra, por la fuerza de su alianza explícita con el genocidio, instalar una re-educación amplia sobre el rol bélico de Israel y rompe el hilo del dominio sionista en Argentina, ya que la experiencia colonial e imperialista como también el terrorismo de estado unifica al pueblo argentino con el pueblo palestino.
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