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David Karvala

Hace falta combatir el racismo y la extrema derecha por todo el mundo. Por este motivo, la red internacional World Against Racism and Fascism (WARAF) ha vuelto a convocar protestas alrededor de la jornada de la ONU contra la discriminación racial.

La fecha oficial de la jornada es el 21 de marzo, “para conmemorar la masacre de jóvenes que se opusieron al apartheid racista en Sudáfrica en 1960” como declara WARAF, pero la llamada a acciones este año abarca toda la semana desde el sábado, 16 de marzo.

La gran preocupación con la terrible situación en Gaza, y la necesidad de movilizarse contra el genocidio en la franja, ha contribuido a que los preparativos para las protestas del 16M vayan con cierto retraso, pero siguen siendo muy importantes.

El creciente número de conflictos armados en marcha en diferentes partes del mundo se alimentan de y fomentan el racismo. Crecen las vallas, cada vez más crueles, en las fronteras, para impedir la llegada de las personas que huyen de las guerras… o de la pobreza, de los estragos del cambio climático…

Por otro lado, la extrema derecha crece y se coordina cada vez más a nivel global. Muestra de ello ha sido la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), la cumbre ultra celebrada en Washington en febrero, con la participación de Donald Trump, su ex asesor Steve Bannon, el nuevo presidente argentino, Javier Milei, o Nayib Bukele, de El Salvador… sin olvidar a Abascal de VOX.

Hace falta una respuesta específica y unitaria ante esta amenaza, más allá de las diferencias existentes dentro de las izquierdas sobre la política internacional y otras muchas cuestiones.

Y esto se aplica especialmente al Estado español.

VOX es la tercera fuerza en el Congreso español y está presente en muchos parlamentos regionales y ayuntamientos. En muchos lugares VOX forma parte del gobierno en alianza con el PP, y juntos aplican políticas de extrema derecha contra las condiciones de vida de las personas trabajadoras, los derechos LGBTI+, los derechos de las mujeres, las minorías nacionales, etc. Las últimas encuestas indican que podrían formar parte del próximo Gobierno español.

En Catalunya, la decepción por el fracaso de las movilizaciones independentistas de 2017 ha llevado a una minoría del movimiento a atacar a los migrantes, con nuevos partidos catalanistas de extrema derecha, como “Aliança Catalana” o el “Front Nacional de Catalunya”. Su surgimiento está llevando a Junts a copiar elementos de su discurso racista.

E incluso sin que la extrema derecha llegue al poder estatal, el Gobierno central del PSOE y Sumar continúa aplicando políticas migratorias racistas. Esto va desde las deportaciones de activistas sociales musulmanes, hasta la masacre de junio de 2022 en Melilla, cuando entre 37 y 100 personas murieron en una acción policial en la frontera, una acción que el ministro del Interior Grande Marlaska justificó como “oportuna”.

Manifestación unitaria

La plataforma Unitat Contra el Feixisme i el Racisme (UCFR) en Catalunya convoca una manifestación en Barcelona que reunirá a fuerzas muy diversas el 16 de marzo, bajo el lema “unámonos por un mundo sin racismo ni fascismo”. También habrá una manifestación unitaria en Sevilla, convocada por Unidad Contra el Fascismo y el Racismo Andalucía. Se espera que también haya acciones impulsadas por ONGs antirracistas en diversos territorios del Estado, lo cual es evidentemente positivo. Sin embargo, tales acciones no suelen denunciar a la extrema derecha como tal, y sobre todo no buscan construir una red amplia y continuada en el tiempo, como sí puede hacer una acción de un movimiento unitario.

La experiencia vivida demuestra la efectividad de la lucha unitaria y sostenida. El problema es que gran parte de la izquierda y de los movimientos sociales en el Estado español no impulsan este tipo de lucha. O no toman en serio el problema del racismo y la extrema derecha, o bien proponen solo una respuesta minoritaria, limitada a quienes comparten su programa político.

El problema es que en la mayoría del Estado español no existe un movimiento unido contra el fascismo y el racismo, simplemente porque no existen las fuerzas políticas en los respectivos territorios dispuestas a impulsar tal movimiento.

En Catalunya, donde UCFR tiene bastante arraigo, hay personas comprometidas con el movimiento de todas las sensibilidades de la izquierda y movimientos sociales. Pero con pocas excepciones, sus organizaciones en conjunto no asumen como tarea prioritaria el impulsar la lucha unitaria.

En Marx21, y la corriente internacional de la que formamos parte, sí asumimos como esencial la construcción de movimientos amplios y unitarios, a la vez que defendemos nuestra propia visión marxista revolucionaria.

Por tanto, existe una necesidad urgente de lucha unitaria contra el racismo y la extrema derecha, con movimientos muy diversos y plurales. Pero la experiencia es que cuantas más personas se sumen a la red de Marx21, más capacidad habrá para impulsar ese movimiento.

 


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