Demetrio Gómez
Alfreda Noncia Markowska (10 de mayo de 1926 – 30 de enero de 2021) fue una mujer polaca de etnia gitana o romaní que durante la Segunda Guerra Mundial salvó alrededor de 50 niños y niñas judías y romanís de morir en el Holocausto (Samudaripen).
Markowska nació en el seno de una familia romaní polaca que viajaba de un lugar a otro en los alrededores de Stanisławów, en la región de Kresy de la Segunda República Polaca. En 1939, la invasión alemana de Polonia la sorprendió en Lwòw (Lviv).
Después la Unión Soviética invadió también una parte de Polonia, siguiendo el pacto firmado entre Hitler y Stalin, su grupo se desplazó a la parte polaca ocupada por los alemanes. En 1941 las tropas alemanas asesinaron a todos los miembros de su familia (entre 65 y 85 personas), incluidos su padre, su madre y sus hermanos en una masacre cerca de Biala Podlaska. Alfreda fue la única superviviente.
Perdió muchos días en los bosques cercanos tratando de encontrar la fosa común donde reposaban los restos de su familia. De ahí se marchó a Rozwadçw donde en 1942 se casó a la edad de 16 años.
Ella y su marido fueron capturados por la policía ucraniana en una redada de la SS, durante su visita a Stanisławów, que los entregó a los alemanes, pero la pareja logró escapar. A consecuencia de esto se vieron forzados a moverse por los guetos de Lublin, Lodz y Belzec de los que también consiguieron escapar para acomodarse en Rozwadów, lugar en el que los alemanes habían montado un Campo de Trabajo para las personas romanís.
En Rozwadów, Alfreda fue contratada para trabajar en el ferrocarril y se las arregló para obtener un permiso de trabajo que la protegería de nuevas detenciones. Fue entonces cuando se involucró de lleno en la tarea de salvar judíos y romanís, en particular a niños y niñas, de morir a manos de los Nazis.
Se desplazaba a los lugares donde se habían producido masacres de poblaciones judías y romanís para buscar supervivientes. En la mayor parte de las ocasiones eran tantas las personas asesinadas que los ejecutores no se detenían para comprobar si las personas habían muerto o habían quedado heridas, a menudo Alfreda tenía éxito en su incursión y rescataba a los heridos del montón de muertos. Entonces se los llevaba a su casa, los escondía y obtenía documentos falsos que los protegían de los alemanes.
Rescatando
Alfreda también actuaba rescatando de los convoyes de deportación a criaturas, arriesgando su vida para sacarlos de las filas de detenidos, aprovechando para ello el menor descuido de los soldados que los custodiaban.
Años más tarde, cuando se le preguntó por qué no había tenido miedo de ayudar, declaró que en aquel momento no esperaba superar la guerra ella misma, por lo que el miedo no fue un problema.
En 1944, los rusos “liberaron” esta área. Dado que el Ejército Rojo reclutaba de manera forzosa a las personas romanís en sus filas, Markowska junto a su marido y algunos de los niños y niñas que salvó (incluidos también algunas criaturas alemanas que huían de los soldados rusos) huyeron hacia el oeste, primero hacia el centro de Polonia y luego hacia lo que se llamaban los “territorios recuperados” en el oeste de Polonia.
Después de la guerra, las autoridades estalinistas de la República Popular de Polonia iniciaron una campaña para obligar a las personas romanís a asentarse y abandonar su estilo de vida tradicional. Como consecuencia de esto, ella y su familia se instalaron primero cerca de Poznan y, al fallecimiento de su marido, en Gorzów Wielkopolski.
En octubre de 2006, Alfreda Markowska fue condecorada con la Cruz de Comandante, con Estrella de la Orden de la Polonia Restituida por salvar niños y niñas judías y romanís durante la Segunda Guerra Mundial. El entonces presidente de Polonia, Lech Kaczyński, elogió su “heroísmo y poco común valentía, por su excepcional mérito salvando vidas humanas”.
Este artículo se basa en el post “Héroes y Heroínas de la Resistencia Romaní”, de Baxtaló’s Blog. Lamentamos un error anterior de atribución.