David Leiva
El Estado alemán reprime cada vez más al gigantesco movimiento de solidaridad con Palestina. Mientras que el eslogan “del río al mar” va a ser prohibido en Austria, el grupo feminista Zora ha sufrido una redada en Berlín.
La represión contra la solidaridad con Palestina en Berlín no comenzó el 7 de octubre.
Solo en los últimos años, desde la violencia policial en la manifestación de apoyo a Sheikh Jarrah en mayo de 2021 hasta las prohibiciones (generales) de manifestaciones en torno al Día de la Nakba en 2022 y 2023, podemos trazar una tendencia creciente que culminó en las prohibiciones de manifestaciones de casi dos semanas en octubre.
Éstas fueron acompañadas de más de mil detenciones, una violencia policial aterradora, especialmente en Sonnenallee en Neukölln, un barrio berlinés diverso y popular, y registros domiciliarios de miembros de los grupos recientemente prohibidos Hamás y Samidoun. La solidaridad incondicional con Israel como razón de ser persona alemana está mostrando sus consecuencias directas en las calles.
Fueron precisamente estas prohibiciones de manifestaciones las que llevaron recientemente a la ONG Civicus a confirmar lo que ya sabíamos desde hace tiempo: las libertades civiles alemanas están siendo “restringidas”. Lo que estamos presenciando en Berlín no es solo la represión de uno de los mayores grupos de la diáspora en la ciudad (y al mismo tiempo la mayor diáspora palestina en Europa), sino una peligrosa puerta abierta al desmantelamiento, de largo alcance, de los derechos democráticos básicos: la libertad de expresión y de reunión.
Pero lo que quiero contar no es una historia de desesperación o intimidación. Quiero informar de los éxitos que el incansable activismo propalestino ha conseguido y sigue consiguiendo en Berlín. Este pasado mes de mayo, por ejemplo, una alianza con camaradas judíos pudo celebrar una manifestación para conmemorar la expulsión palestina (Nakba) el 20 de mayo, a pesar de las prohibiciones a corto plazo. Y en octubre, fueron las incansables manifestaciones en la Sonnenallee las que rompieron la prohibición general de celebrar asambleas. Pero desde el 21 de octubre, se han celebrado manifestaciones por toda la ciudad varios días a la semana. Alcanzaron su apogeo numérico el 4 de noviembre, cuando 40.000 personas se manifestaron en Berlín-Mitte.
Por supuesto, las manifestaciones no se desarrollan sin restricciones: la policía intenta prohibir todo tipo de eslóganes y revisa pancartas, gritos, canciones y discursos en busca de las palabras “genocidio”, “infanticidio”, “intifada hasta la victoria”… La policía está especialmente centrada en un lema: “Del río al mar”.
La exigencia de libertad para Palestina desde el río Jordán hasta el Mediterráneo, tras el fin de la ocupación, y de igualdad de derechos democráticos para todas las personas que viven allí, es incompatible con la razón de Estado alemana.
Al mismo tiempo, el número de muertos en la franja de Gaza a día de hoy supera los 24.000 y seguirá aumentando mientras los bombardeos continuen. Por ello, desde Marx21 mostramos toda nuestra solidaridad con el pueblo palestino y su lucha de emancipación, así como apoyamos que desde abajo la clase trabajadora, en su conjunto, salga a la calle ejerciendo toda la presión posible para que los gobiernos retiren su apoyo incondicional al Estado israelí. Partiendo de un alto el fuego inmediato, solución de un solo Estado plurinacional, y el derecho al retorno.