Alba L. Moreira
Hace poco leía el análisis que hace Javier Corrales, profesor de ciencias políticas en Amherst College, en Estados Unidos, sobre la situación de Argentina en el contexto actual.
Decía que Milei está justamente cumpliendo sus promesas de campaña (un cambio radical para el país); lo que tiene de especial, quizá, es que cree que debe hacerlo “todo de golpe”.
Y, justamente es así como se puede retratar la gestión de Milei desde que llegó el 10 de diciembre a la Casa Rosada, con el 56 % de los votos, en segunda vuelta. Milei está arrasando con todo; su principal objetivo es frenar la inflación, que se encuentra en el 142 % anual y la devaluación de la moneda que está en más del 50 %, pero a su paso está frenando también la movilización social y se está llevando por delante políticas sociales, culturales, educativas, entre otras, bajo el peligroso argumento de que la austeridad y la minimización del Estado justifica la recuperación del país.
Como ya es conocido, Javier Gerardo Milei es un economista y político de extrema derecha argentino, aunque él se autodenomina como anarcocapitalista, liberal libertario. Hasta el 2021 era un desconocido en el mundo de la política, año en el que ocupó un escaño como diputado nacional por la ciudad autónoma de Buenos Aires.
A partir de esta experiencia inició su carrera política enfocándose, fundamentalmente, en las elecciones presidenciales de 2023. Hasta entonces, su carrera profesional había estado marcada por la docencia universitaria y la actividad como economista en entidades financieras o afines. Aunque ya había captado cierta atención mediática por sus análisis en medios de comunicación, no fue hasta el 2021 que se convirtió en una de las personas más influyentes del país, entre otras razones por su programa de radio (Demoliendo mitos) y de televisión (Cátedra libre).
Milei ganó con un discurso centrado en eliminar a la “casta política”, a los “idiotas útiles” que buscan mantener sus privilegios. En la Cumbre de Davos, este 17 de enero, señaló que el Estado no es la solución, sino más bien el problema, así que por eso hay que destruirlo. En esta cumbre, además, apuntó que el capitalismo y la libertad de las empresas, son la única herramienta que existe para eliminar el hambre, la pobreza y la indigencia.
Asimismo, en medio del caos mundial en el que vivimos (entre otras, guerra desproporcionada por parte de Israel en los territorios palestinos, la invasión de Rusia en Ucrania, conflicto armado en Etiopía, conflictos internos en Filipinas, India y Tailandia, así como la guerra civil en Yemen, por citar algunos), Milei señaló que, en la actualidad, el mundo es más libre, más rico, más pacífico y más próspero, gracias al capitalismo.
Todo esto no es para sorprenderse. Las primeras acciones de Milei han estado enmarcadas en materializar su discurso, a través de la Ley Ómnibus, que es un proyecto con muchas leyes. Consta de 351 páginas con más de 664 artículos en los que se incluyen, como lo había prometido, privatizaciones de 41 empresas y sociedades con participación mayoritaria del Estado, elevación de penas contra manifestantes, reformas educativas, electorales, entre otras.
Esta ley, además, contempla muchos riesgos porque busca declarar al país en emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, de seguridad, defensa, tarifaria, energética, sanitaria, administrativa y social, hasta diciembre de 2025.
De esta manera, otorgaría, por dos años, al Ejecutivo todas las facultades que le corresponden al Parlamento. Esta medida le deja cancha libre para gobernar sin tener que dar explicaciones al poder Legislativo, periodo que puede ser prorrogable por dos años más, es decir, que podría gobernar durante cuatro años en temas sobre los cuales solo puede legislar el Parlamento.
En los pocos días de mandato ya ha reducido el Estado de 22 a 9 ministerios, busca derogar, al menos, 366 leyes y regulaciones del sector de la economía y ha despedido a más de cinco mil funcionarios. Es significativa la propuesta de reforma al código penal, con la llamada obediencia debida, que da autorización a las fuerzas de seguridad para controlar las manifestaciones en la calle, así como el aumento de las penas contra manifestantes.
En el ámbito cultural, busca el cierre definitivo del Instituto Nacional del Teatro y del Fondo Nacional de las Artes, así como ajustes en la financiación de organismos culturales tales como el INNCA, el Instituto Nacional de la Música y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares.
Busca, también, controlar el acceso de estudiantes extranjeros sin residencia permanente en las universidades públicas, por lo que modificará los requisitos de ingreso y la financiación de las mismas.
En su primer decreto, además de desaparecer ministerios, oficializó el reordenamiento del Gabinete, incluyendo la cartera nueva de “Capital Humano”. Las competencias, por ejemplo, de los Ministerios de Educación, Cultura, Trabajo, Empleo y Seguridad social, Desarrollo Social, Mujeres, Género y diversidad, fueron transferidas a esta nueva dependencia.
En términos laborales, Milei, en su decreto de necesidad y urgencia (DNU), que entró en vigencia el 29 de diciembre, planteó una serie de medidas entre las que se incluyen: extender los periodos de prueba, reducir los periodos de permiso por embarazo, restringir el proceso de jubilación, limitar el derecho a la huelga, entre otras.
Ante esto, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (CNAT) ha bloqueado estas intenciones señalando que no existen evidencias objetivas para implementar dichas medidas ni las razones de “urgencia” que impliquen eludir la debida intervención del poder Legislativo.
En este sentido, Milei se está encontrando con ciertos muros en su plan de arrastre masivo. La Justicia escuchó los reclamos de la principal fuerza sindical del país. Quizá esta sea una muestra de que Milei, aunque ganó con el 56 % de los votos, debe gobernar para el conjunto del pueblo argentino. Por lo menos, tendrá un mandato difícil porque tiene, únicamente, cerca del 10 % de los votos del senado y el 15 % de los votos de los diputados.
En materia económica, para hacer frente a los vencimientos de deuda que tiene el país suramericano, el Fondo Monetario Internacional le acaba de otorgar al país un préstamo de 4.700 millones de dólares.
La pregunta es: ¿qué implica esto para las y los argentinos a mediano y largo plazo? El discurso liberal-libertario es que con las reformas que plantea Milei, además de este endeudamiento, Argentina podrá remontar en la lista de países con libertad económica. Esto significa, en términos generales, que la propiedad privada está protegida, que existe estabilidad en los precios, que las barreras al comercio sean mínimas y que los recursos estén al servicio del mercado.
Ahora bien, Milei lleva casi dos meses en el gobierno y los precios de los alimentos empiezan a bajar por el aumento de la oferta y la caída de la demanda, sobre todo en productos tales como carne, verduras, entre otros. Así como rebajas en el sector inmobiliario.
La demanda se ha reducido, fundamentalmente, por la reducción del poder adquisitivo. Aun así, a un mes de su gestión, la encuestadora Escenarios señaló que la aceptación de Milei se mantiene, pero que el rechazo se ha incrementado en un 11 %.
Respecto a las medidas económicas, el 54 % de los encuestados están de acuerdo con las medidas económicas implementadas, las consideran necesarias para mejorar la situación económica del país. Aunque dichos ajustes se aplican al total de la población y no solo a “la casta” que pretende eliminar Milei. Asimismo, el 56,99 % de los encuestados cree que a mediano y largo plazo las medidas podrán solucionar el problema de la inflación.
Entonces, ¿es posible que, en medio de toda esta estrategia aplanadora del Estado, la urgencia por la estabilidad económica provoque que los demás problemas sociales y los retrocesos en derechos se queden en un segundo plano?
Mientras tanto, los sectores que rechazan la gestión de Milei mantienen sus espacios de protesta, los cacerolazos no se han hecho esperar; el principal sindicado del país y otros grupos sociales han convocado huelgas. La gestión de Milei estará marcada por inciertidumbres y contradicciones sobre todo en lo relacionado con la libertad, los derechos humanos y la democracia.