Juan Antonio Gilabert
Durante el último periodo electoral para las municipales, mi compañera y yo fuimos a ver la película Te estoy amando locamente.
Elegimos la película porque en el reparto participaba la nieta de Lola Flores, Alba Flores, que participó en La Casa de Papel y que ya es una actriz en toda regla y activista por los derechos de los gitanos, el medio ambiente y embajadora de Greenpeace por Doñana.
Está ambientada en la ciudad de Sevilla, entre 1977 a 1978. Para el Estado español y Andalucía, estos fueron años cruciales. Por una parte, en diciembre del primer año, se implementaron las primeras manifestaciones masivas por la autonomía en Andalucía y a nivel del Estado español, en 1978 se consagró la constitución que cerró en falso la Transición.
A nivel de Sevilla capital, se vivía la lucha por Hytasa, una empresa textil creada por el franquismo para intentar crear un núcleo industrial en Sevilla que con el tiempo generó una lucha laboral que empoderó a su plantilla y a los barrios que rodeaban dicha fábrica.
Es en este ambiente político que se ambienta la película. El protagonista es un chico gay que busca su lugar en el mundo. Vive en Triana que, por esos años, aún era un barrio obrero, lleno de patios de vecinos donde toda la gente compartía la vida diaria.
Miguel en seguida siente el peso del franquismo cuando intenta realizar su sueño de entrar en el mundo del espectáculo y llega a actuar en un local de ambiente. También siente la represión en su vida diaria, al no ser hetero, y no actuar como tal.
El hecho de que te podían insultar e incluso denunciar por ser gay, llevó a muchos a esconder la llamada pluma. Por eso, en el orgullo gay, se saca para que se vea, como tiene que ser. Esta es una de las victorias del colectivo LGTBI+.
La homosexualidad entonces aún era delito. Hasta el 26 de diciembre de 1978, no se derogó la ley de peligrosidad social, una ley franquista que perseguía al movimiento LGTBI+, encarcelándolo en condiciones indignas y haciendo que la homosexualidad se escondiera para no padecer la represión brutal por parte del Estado fascista.
En la película sale el local de ambiente donde Miguel canta, como un garito escondido y con seguridad, para evitar que la policía llegara y arrestara a todo el mundo. Franco había muerto hacía varios años y aún seguía la represión.
Miguel enseguida entra en contacto con el movimiento político LGTBI+, que está luchando para evitar seguir sufriendo las últimas represiones por parte del estado, que con Franco muerto en 1973, aún sigue reprimiendo con fuerza.
Esta represión hace que se cree en Andalucía el Frente de Liberación Homosexual de Andalucía (FLHA). Este movimiento, claramente de izquierdas, es ayudado por los curas de izquierdas que están saliendo de los seminarios y que están influidos por la lucha de los años 60, que culminará en 1968. Tanto es así, que el movimiento consigue consolidarse en el Palacio Arzobispal de Sevilla.
Uno de los platos fuertes de la película, es como el FLHA intenta ser incluido en el movimiento obrero. En los primeros momentos de la película, se ve a varias personas integrantes del movimiento político gay, pegando carteles de la lucha de la plantilla de Hytasa. Y en varias escenas más, podemos disfrutar de debates sobre cómo unirse al movimiento político que quiere traer la democracia al Estado español.
Aunque pueda parecer mentira, este debate aún sigue vigente, pero ahora es en el bando hetero de izquierdas y en pleno siglo XXI. Por eso, desde el anticapitalismo, debemos recordar la lucha del FLHA y seguir levantando la bandera LGTBI+ como una de las banderas de la lucha contra el capitalismo.
La película termina con la gran manifestación que se llevó acabo en Sevilla el 25 de junio de 1978. La manifestación fue un triunfo, porque al fin, la mayoría de la izquierda se unió al movimiento y se desplegó la bandera del arco iris en la Giralda.
Dicha manifestación fue la primera vez que el colectivo LGTBI+ salía a la calle de forma oficial, exigiendo la eliminación de las leyes contra el colectivo y la amnistía de todas y todos los arrestados por ser homosexuales.
Para mí la película es espectacular. El director, Alejandro Marín, con un presupuesto muy humilde, describe lo duro que fue comenzar la lucha LGTBI+ desde abajo y a la izquierda y también lo dura que era la vida para los homosexuales no politizados.
Además, la película muestra otra cara de Sevilla, la cara reivindicativa, esa que no sale en el resto de películas, que pintan a la capital de Andalucía, como una ciudad conservadora y gris, cuando es todo lo contrario.