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La revolucionaria socialista chilena Patricia habla con Sophie Squire sobre por qué los eventos de 1973 siguen siendo importantes.

El fracaso de los intentos de lograr un cambio radical a través del parlamento continúa persiguiendo a los líderes de la izquierda hoy en día. El actual presidente chileno, Gabriel Boric, nunca ha propuesto el tipo de reformas que Allende delineó. Pero prometió cambios en la economía de libre mercado, un sistema de pensiones mejorado y protecciones de derechos humanos para los pueblos indígenas y la comunidad LGBTI+.

Sin embargo, incluso estas reformas razonablemente suaves se han estrellado y quemado, ya que Boric se movió rápidamente hacia la derecha para tratar de mantener el control. Sus planes para reescribir la constitución de la era Pinochet quedaron en ruinas después de que el 61,9% de los votantes rechazara un borrador inicial a principios de este año, 2023.

Inicialmente, Boric pudo capitalizar el hambre de cambio sentido en las calles durante la revuelta de 2019. Boric estuvo asociado con ese movimiento, pero desde entonces ha traicionado a todos los que fueron atacados, mutilados y torturados durante la revuelta. En el cargo, otorgó más poder a la policía.

No es de extrañar que su popularidad esté en caída libre. En una encuesta reciente, el 71% de las personas dijo que creía que Chile era un país “corrupto” o “muy corrupto”. Patricia es una activista marxista chilena. Ella le dijo al Socialist Worker que algunos en Chile tenían esperanzas en Boric cuando fue elegido por primera vez, pero ahora están decepcionados.

“La gente se está muriendo de hambre en Chile. La inflación está fuera de control. Pero Boric no está abordando eso. Parece estar desconectado de lo que la gente realmente necesita”, explicó Patricia. “Pero ¿sabes quién está hablando de inflación y salarios? La extrema derecha. Actúan como si les importaran las divisiones de clase. Por eso están ganando apoyo”.

Boric ganó la presidencia después de vencer al candidato de extrema derecha Antonio Kast con el 56% frente el 44%. Kast había reavivado viejos horrores en Chile. Él dice que apoya el “legado económico” de Pinochet. Durante su campaña electoral, se opuso al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo y quería abolir el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género.

Miedo

Patricia señala que gran parte de la izquierda apoyó el voto por Boric porque tenían miedo de que una figura como Kast pudiera llegar al poder. “No puedes subestimar cómo la política de izquierda y la lucha obrera en Chile fueron aplastadas por la dictadura”, dijo. “Mi generación todavía es muy consciente de los horrores de esa época a través de las historias que cuentan nuestros padres. Cuando me involucré en la política, mis padres tenían miedo por mí, y puedes entender por qué.”

“Entonces, teníamos miedo de una figura como Kast. Es alguien que está del lado de los torturadores”. Pero, agregó Patricia, “Boric representa a una sección de la izquierda desconectada de la lucha de clases. Tiene muy poca conexión con los sindicatos. Dentro de la izquierda se le considera bastante conservador.”

“Lo conocí cuando era presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Él y sus amigos solían decir que no había clase trabajadora en Chile. Realmente, no ha cambiado mucho”. Se pudo vislumbrar en 2019 cómo la sociedad chilena realmente podría haberse transformado. La indignación entre la gente común estalló después de un aumento en las tarifas de transporte, pero la revuelta fue mucho más que eso.

Mientras la gente salía a las calles, gritaba: “Esto no se trata de 30 pesos. Se trata de 30 años”. Exigían la renuncia del entonces presidente Sebastián Piñera. También pedían reformas en las pensiones, aumentos salariales y reformas en la atención médica. Las protestas, que congregaron a más de un millón de personas, se combinaron con huelgas generales a una escala que no se había visto en décadas.

“Las protestas de 2019 fueron hermosas de ver”, explicó Patricia. “Fueron únicas ya que se extendieron a cada rincón de Chile y no se limitaron a la capital, Santiago. Hizo que la gente sintiera que tenía poder”. Patricia formó parte de las protestas estudiantiles en Chile en 2011. Las y los estudiantes lucharon contra la privatización impuesta por el gobierno del Partido Socialista de la presidenta Michelle Bachelet.

Protestas

Patricia explicó que este grupo de estudiantes a menudo ha estado en el centro de la lucha. “Grandes protestas en 2009, 2011 y 2019 fueron iniciadas por estudiantes de secundaria. En estas protestas, los estudiantes, que protestaban incluso cuando sus padres no podían, gritaban ‘Somos los hijos de la clase trabajadora’. Estar en protestas es parte de ser estudiante en Chile. A veces bromeamos diciendo que no eres un estudiante de secundaria si no has lanzado al menos una bomba molotov una vez.”

“Estos estudiantes ahora son adultos, probablemente personas trabajadoras. Han aprendido de estas revueltas, y mucha juventud no confía en políticos como Boric. Algunos podrían haberlo apoyado en algún momento, pero ahora se ríen de él”. En septiembre pasado, las y los estudiantes de secundaria volvieron a las calles para exigir que el presidente y su gobierno cumplan sus promesas.”

La manifestante estudiantil Quinta de Santiago dijo: “Las demandas que tenemos ahora son las mismas que cuando comenzaron las protestas en 2019. Queremos una mejor atención médica y educación, y queremos abordar la desigualdad”. Y no son solo las y los estudiantes los que se han organizado en contra del gobierno de Boric, también lo han hecho las y los trabajadores.

A finales de agosto, más de 100.000 maestros y maestras iniciaron una huelga nacional indefinida que cerró alrededor de 5.000 escuelas.

El Colegio de Profesoras y Profesores de Chile dijo que todavía estaba esperando la respuesta de Boric a su demanda de mejores salarios y condiciones. Pero, como agregó Patricia, las futuras revueltas no deben ser seducidas por los políticos.

“Como dije, las protestas de 2019 fueron hermosas. Pero no tuvieron suficiente dirección”, dijo. “Vemos una y otra vez que en tiempos de revuelta lo que se necesita es organización. Lo que se necesita es una organización política lo suficientemente grande y fuerte como para persuadir a las personas trabajadoras de su propio poder para dirigir el sistema. Eso es lo que necesita cambiar en Chile y en todas partes. Hoy las personas se están tomando su tiempo. Pero la ira todavía persiste en Chile”.


Este artículo apareció en Socialist Worker, nuestra publicación hermana en Gran Bretaña

La foto (propuesta por la propia compañera entrevistada) muestra a Gabriel Boric al lado del ultra, José Antonio Kast. Boric había criticado un escrache (en Chile, “funa”) realizado contra el político de extrema derecha.



Lectura sobre el golpe en Chile:

El golpe de Pinochet en Chile: El otro 11S

1973: Un brutal golpe de Estado triunfó en Chile mientras la izquierda retrocedía

Lecciones pasadas siguen siendo vitales en la lucha actual en Chile

Carta enviada de la Coordinadora de Cordones a Salvador Allende

Folleto: Chile: 1972-1973: Revolución y contrarrevolución