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David Karvala

Estos días ha estallado el escándalo respecto a las acciones de Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), al final de la Copa Mundial femenina de la FIFA. Está acusado de haber besado en plena boca a una de las jugadoras, Jennifer Hermoso, contra sus deseos. Ella mantiene que no lo consintió; resulta que unas «declaraciones suyas» en el sentido opuesto, negando que hubiera abuso, fueron inventadas por el departamento de comunicaciones de la RFEF.

En su discurso ante la reunión de la RFEF del viernes 25 de agosto, Rubiales intentó justificar su comportamiento, con un discurso en el que hablaba de “falso feminismo” y presentándose como la víctima.

Escuchándolo, me temía que podría estar convenciendo a algunas personas, que más de un hombre podría aceptar sus argumentos. Dentro de la reunión, al menos, casi todo el mundo lo aplaudió efusivamente, algunas personas incluso se pusieron de pie.

Ante esta situación, el sindicato que representa a las futbolistas, Futpro, emitió un potente comunicado, firmado por decenas de jugadoras que expresaron su solidaridad con Jennifer Hermoso y anunciaron su negación a jugar en la selección bajo su dirección actual.

¿En qué lado estás?

Pues bien, si frente a todo esto, te solidarizas con Jennifer Hermoso y las demás integrantes de la selección femenina que (no lo olvidemos) acaba de ganar la Copa Mundial femenina de fútbol, bien, estamos de acuerdo y lo dejo aquí.

Por otro lado, si eres de familia rica, si tú y/o tu familia sois dueños de empresas, si vivís gracias a la explotación y la opresión de otras personas, pues lo siento, no tengo nada que decirte. Si el estado actual de las cosas —con todas las injusticias que conlleva— os beneficia, ningún argumento mío va a convencerte para cambiar de opinión y oponerte a ello.

Pero si eres un joven de clase trabajadora, una persona normal y corriente, y te has sentido identificado con Rubiales, esta carta es para ti. Quizá también piensas que “lo del feminismo ha ido demasiado lejos”, que “ya no puedes hacer ni decir nada sin que te acusen de algo”, etc.

Quiero argumentar que por mucho que puedas discrepar de algunas cosas que se digan o hagan en nombre del feminismo (y el término se ha aplicado a muchas cosas muy diferentes, incluso opuestas entre sí), no deberías dejarte engañar por lo que dice Rubiales. No te debes identificar con él; él no es nuestro colega.

No va de teoría feminista

Confieso que yo discrepo de algunas teorías y afirmaciones que se presentan en nombre del feminismo. No me identifico de “feminista” (de hecho, a veces tengo la sensación de que algunos hombres que sí se declaran «feministas» no siempre actúan en consecuencia). No pienso que todos los hombres son malos, machistas insalvables; ni que sean personalmente responsables de la opresión de las mujeres, etc.

Pero la opresión de las mujeres existe, bajo mil formas diferentes, desde los asesinatos machistas y las violaciones, hasta la discriminación laboral y la brecha salarial. (Hay quienes niegan esto, como hay quienes defienden que la tierra es plana; pero esto no cambia la realidad.)

Y has de tener claro que toda opresión y discriminación te perjudica, seas hombre o mujer, blanco o negro, LGTBI+ o no. Por ejemplo, si gracias a una u otra opresión los empresarios logran pagar menos a una persona –por ser mujer, migrante, etc.– eso les facilita el bajar los salarios en general, eso debilita al conjunto de la gente trabajadora.

El caso de Rubiales no va de una u otra teoría feminista. Es una cuestión mucho más básica. ¿Una mujer —en este caso Jennifer Hermoso— tiene el derecho, o no, a no ser manoseada, a no sufrir abusos por parte de su jefe? Se trata de si realmente creemos que todo ser humano tiene derechos, sea hombre o mujer, blanco o negro, LGTBI+ o no, etc.

Si en este caso te identificas con Rubiales, te has equivocado de bando.

Ponte en su lugar

Todos queremos a nuestras madres. Si eres de familia trabajadora, tu madre lo habrá pasado mal al menos en un momento u otro. Siendo más joven, igual sufría atenciones indeseadas —acoso sexual— a manos de un jefe, un supervisor. Quizá siendo más mayor, sufrió menosprecio por no cuadrar con la visión de cómo debía ser una mujer.

Si te identificas con Rubiales, estás poniéndote al lado de cada jefe de poca monta que haya tratado mal a tu madre, a tu hermana, etc.

Es más, también estás justificando a cada jefe que te haya tratado mal a ti.

Porque la opresión de las mujeres no pertenece a un universo paralelo que no te afecta. El sistema que oprime a las mujeres es el mismo que deja morir a personas refugiadas en las fronteras, es el mismo que recorta los salarios reales mientras las empresas sacan beneficios récord.

El jefe que trata mal a las trabajadoras es el mismo que te obliga a trabajar horas extras sin avisar (y quizá sin cobrar). El mismo que te menosprecia si cometes un error, pero cuando tienes una buena idea te la roba y la hace pasar por suya. Y luego, cuando quiere algo, te dirá, “todos somos familia” o “somos un equipo”. Sabes que es una mentira hipócrita.

Pues cuando Rubiales intenta engañarte con sus ataques al “falso feminismo”, es ese jefe que te explota todo el mes, y luego dice que es tu colega.

Pastudo

Rubiales cobra un pastón: yo no e imagino que tú tampoco. Como presidente de la RFEF recibe 675.761,87 euros brutos anuales, más varios pluses. Cobra, además, 250.000 euros al año como vicepresidente de la UEFA.

En ese mismo discurso ante la RFEF, Rubiales se dirigió a Vilda –el entrenador de la selección femenina cuyas actitudes ya habían provocado un fuerte rechazo entre muchas jugadoras– y le prometió un nuevo contrato de medio millón de euros al año. Tu y yo tampoco cobramos eso.

¿De dónde viene todo ese dinero? En parte de las entradas a los partidos; yo casi nunca voy al fútbol pero entiendo que las entradas son muy caras. También de sus contratos con los canales de televisión, donde hay mucho trapicheo, con el resultado de que para ver según qué partidos en la TV, o pagas extra o bien tienes que hacer maniobras extrañas en Internet.

Y se ve que la RFEF recibe patrocinio de mogollón de empresas, como Iberdrola, Iberia, Renfe…

¿Te suenan las subidas de precios de energía? Pues el año pasado, Iberdrola tuvo beneficios récord de 4.339 millones de euros, una subida del 12%. ¿A ti te subieron el salario en un 12%? Supongo que no.

Pues una parte de esos beneficios (fruto de las subidas abusivas en las facturas de la luz) fue para la RFEF, y se supone que forma parte del pastón que se lleva el Sr. Rubiales.

StopVOX

Se comentó tras el vergonzoso discurso que Rubiales apostaba para entrar en el partido de extrema derecha, VOX. Su justificación del acoso sexual sí que le acerca a ese espacio, aunque hasta ahora el partido no lo ha querido reivindicar.

Dicho esto, un dirigente de VOX, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, denunció las críticas hacia Rubiales como producto de una «izquierda totalitaria».

¿Realmente te pones en el mismo bando que VOX, ese partido nostálgico del franquismo, ese partido que se ha opuesto a subidas en el salario mínimo y en las pensiones, el que piensa que la salud pública es un lastre…?

Matones de patio

Cuando era un niño, un día en la escuela, había unos chicos, aprendices de matón, que estaban haciendo bullying a un chico (por llevar gafas, por ser gordo, bajo, quién sabe); habían cogido su mochila y se la estaban pasando entre ellos, con él intentando sin éxito recuperarla. Al pasar yo, la mochila cayó en mis manos. Los mini matones me llamaron, “pásanosla, sé guay, sé uno de nosotros”, bla, bla. Estoy contento de decir que no lo hice, sino que se la devolví al chico al que estaban molestando. Yo sabía que si hoy iban a por él, otro día sería yo.

Rubiales es el más grande de esos matones, Te dice “sé guay”, “identifícate conmigo”. Pero no lo hagas. Hoy ataca a Jennifer Hermoso, mañana será otra persona; así funciona esa gente.

Y si él se sale con la suya, eso no te refuerza a ti. Refuerza a cada mini jefe de tres al cuarto que quiere abusar de las personas bajo su poder. Y si tu no eres jefe ni empresario, sino de clase trabajadora, eso te incluye a ti.

Así que no nos confundamos. Repito, no se trata de compartir unas u otras teorías; todo eso es discutible, faltaría más.

La cuestión es si un jefe puede abusar impunemente de una trabajadora, o no.

Si Rubiales puede hacer esto a una jugadora famosa que acaba de ganar la Copa Mundial, ¿qué no podrán hacer los miles de mini Rubiales; a tu madre, a tu hermana…? Y, salvando las diferencias, a ti?

No dudes, no apoyes al jefe matón y machirulo, apoya a Jennifer, como si fuera tu hermana, que hoy, en cierto sentido, lo es.


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Marxismo y feminismo

Folleto de Marx21, disponible en papel y online