Xoán Vázquez
En una época en que se frivoliza y se traslada al “papel couché” casi todo, la guerra de Ucrania no podía ser menos.
Así, el pasado mes de julio pudimos ver al presidente de Ucrania y a su esposa posando en zona de guerra para la revista Vogue, en un reportaje fotográfico de Annie Leibovitz; la fotógrafa mejor pagada del mundo.
Un mes antes, la insinuante foto de Macron susurrando en el oído de Zelenski dio origen a multitud de comentarios y memes en internet. Otro tanto sucedió cuando la fotógrafa Soazig de la Moissonnière publicó en su cuenta de Instagram una serie de fotos de Macron en su despacho del Eliseo luciendo barba de varios días y una sudadera con el logo CPA10 (comando aéreo de paracaidistas) lo que ha desatado comentarios sobre una aproximación de Macron al estilismo militar de Zelenski.
Pero, sin duda, es la serie “Servidor del Pueblo” creada, producida y protagonizada por Zelenski, la que ha hecho correr más ríos de tinta. En esta serie, Zelenski interpreta a un profesor de escuela que llega a la presidencia. El hecho de que se hable de ella como de una “serie premonitoria” y de un “documento histórico” ha provocado que una serie que fue estrenada en 2015, y recibida con desinterés cuando fue distribuida fuera de Ucrania provoque, siete años después, tanto interés y curiosidad. El motivo es que ahora las distribuidoras y las televisiones cuentan con el morbo añadido de la guerra (de la que no han dudado en incluir imágenes en los trailers) y que a Putin, al que se menciona en varias ocasiones, ahora resulte más fácil verlo como villano. El duelo de bíceps está servido.
La serie, con 51 episodios, pretende ser una sátira política tipo Borgen pero lo cierto es que se acerca más al estilo de Que bello es vivir o Mr Smith Goes to Washington (Caballero sin espada), los dos filmes de Capra de los que no podemos huir Navidad tras Navidad. En cuanto a su talento para actuar, Zelenski recuerda un poco al Alfredo Landa de la época del “destape” con un toque de Joe Pesci. Sin duda alguna, de su antigua profesión de actor, ha sabido sacar rentabilidad para su nuevo papel de presidente de la nación.
Con la “americanización de la política” que vivimos, en la que es más importante cómo se comunica que lo que se comunica, Zelenski se desenvuelve a la perfección. Según los expertos, ha demostrado que es un comunicador nato, carismático, transformador y emocional que ha conseguido convertir a la comunicación en un arma principal de esta guerra. Su intervención telemática en la gala de los Grammy en Las Vegas es un buen ejemplo.
Mientras la guerra va dejando su estela de muerte y destrucción, en el limbo capitalista de revistas de tendencias, influencers, publicistas, analistas, expertos en protocolo y youtubers se analiza y compara la escenografía supuestamente “viejuna” de la guerra planteada por Putin frente a la “guerra moderna” de Zelenski en la que desde la ropa que lleva, la puesta en escena… todo es comunicacional y la comunicación es un arma. Los casi 6.000 muertos (370 criaturas) y 8.600 heridos contabilizados por Naciones Unidas, siguen con gran interés el debate.