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Jesús M. Castillo

El partido ultraderechista VOX ha obtenido una parte importante de su apoyo electoral y sus escaños en el medio rural y en provincias poco habitadas.

Así, por ejemplo, VOX consiguió un escaño en las últimas elecciones generales en la provincia de Ávila gracias a que el 64% de sus votos provinieron de pueblos, muchos de ellos de menos de mil habitantes. En estas mismas elecciones generales de noviembre de 2019, VOX fue el partido más votado en 24 municipios del medio rural de Castilla y León, especialmente en Ávila y Valladolid. Incluso, la ultraderecha ganó en 5 barriadas de la ciudad de Mallorca que conservan aún actividad agrícola. Asimismo, VOX fue la segunda fuerza más votada en la provincia de Almería, recibiendo muchos votos en pueblos del Campo de Adra, zona de invernaderos.

Aun así, el PP consiguió más del doble de votos en el medio rural que la ultraderecha en las últimas elecciones, las elecciones andaluzas de junio de 2022 en las que VOX perdió 400.000 votos respecto a las elecciones generales.

La ultraderecha ha intentado captar el voto en el medio rural con un discurso de apoyo a actividades tradicionales como la caza, la tauromaquia y fiestas populares en las que hay maltrato animal. Además, VOX ha desplegado una retórica de apoyo a pequeños y medianos agricultores y ganaderos ahogados en deudas por un sistema agropecuario altamente industrializado. Asimismo, la ultraderecha ha vendido un discurso racista antiinmigración en zonas rurales cuya economía se mantiene gracias a mano de obra migrante, como las costas de Huelva y Almería.

“España cabreada”

El apoyo a la ultraderecha en el medio rural puede explicarse por diferentes factores. Por ejemplo, VOX podría haber captado parte del descontento de la “España vaciada”. Una “España cabreada” que vio durante décadas que PP y PSOE no respondían a sus necesidades. Además, perfiles políticos reaccionarios y ultraconservadores, nostálgicos del franquismo, son relativamente abundantes en algunas zonas rurales. Igualmente, VOX podría haber obtenido un fuerte apoyo electoral entre quienes intentan mantener a la población migrante sometida a altas tasas de explotación mediante la exclusión racista.

En la situación actual, el apoyo a VOX en el medio rural es una enorme paradoja.

Los estudios científicos que describen el pasado y modelan, con acierto, el futuro, nos muestran que la Península Ibérica es una de las zonas más afectadas por el cambio climático a nivel mundial. El Estado español será mucho más cálido y seco ya en el año 2050 de continuar el cambio climático, según el último informe de 2002 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés); un grupo de científicos que convoca a los mayores expertos climáticos bajo el paraguas de la ONU.

En 2050, si el cambio climático continúa, más de 7 millones de personas vivirían en zonas con escasez hídrica expuestas a olas de calor extremo que provocarán la muerte de miles de personas anualmente. Las precipitaciones medias podrían llegar a descender un 25%, el suministro de agua caer a la mitad y el nivel del mar aumentar más de un metro a finales de siglo. La pérdida de playas tendría graves consecuencias para la atracción de turistas.

Sin embargo, VOX presenta una actitud negacionista del cambio climático. Un cambio climático que está afectando y afectará, especialmente, al medio rural. Por ejemplo, según el último informe del IPCC, si el cambio climático continúa, aumentarían las inundaciones debido a fuertes lluvias torrenciales y la erosión media crecería un 10%. Además, la creciente demanda de agua podría agotar los acuíferos, impactando brutalmente en la agricultura. Igualmente, las dehesas se podrían colapsar y la producción de aceitunas, entre otros cultivos, descendería hasta un 60%. Además, la subida de la temperatura del mar afectaría negativamente, por ejemplo, a la producción de mejillones. Estas son solo algunas de las predicciones de los modelos que la realidad va evidenciando cada año.

Emigrar

En este contexto, las políticas negacionistas del cambio climático de la ultraderecha condenan a agricultores y ganaderos a la ruina a medio plazo. Ruina en el medio rural debida a procesos ecológicos como la desertización, intensos y frecuentes incendios forestales, más plagas en cultivos, agotamiento de reservas hídricas y el colapso de gran parte de la biodiversidad que sostiene servicios ecosistémicos claves para las explotaciones agropecuarias como la polinización, el control de plagas, la fertilidad del suelo y la lucha contra la erosión.

La degradación ambiental derivada del cambio climático durante este siglo forzaría a cientos de miles, sino a millones, de personas a emigrar en busca de trabajo desde el medio rural a barriadas de renta baja en las ciudades españolas. Muchas de estas personas migrantes buscarían trabajo en otros países europeos.

De seguir creciendo la ultraderecha, las personas emigradas desde el medio rural sufrirían directamente el discurso xenófobo que VOX comparte con otras formaciones de ultraderecha europeas. Un discurso de odio que viene de la mano del aumento de agresiones xenófobas. En este sentido, muchas personas en África vienen sufriendo desde hace décadas una situación similar a la descrita de emigración forzada debido al cambio climático. Migrantes ambientales que encuentran políticas y actitudes racistas en Europa. Cuando las barbas de tu vecino veas…

Como vemos, el apoyo a VOX en el medio rural podría entenderse, a corto plazo, como defensa de valores tradicionales, búsqueda desesperada de soluciones al abandono histórico por el Régimen del 78, y mantenimiento de posiciones de poder mediante el racismo. Sin embargo, a medio plazo, el crecimiento del poder político de la ultraderecha supondría la condena del medio rural en plena emergencia climática y acabaría de vaciar a la “España vaciada”, condenando a sus habitantes a emigrar y sufrir el mismo racismo que antes habrían promovido.


Jesús M. Castillo es catedrático de Ecología en la Universidad de Sevilla y militante de Marx21