La promesa de alcanzar el pico de emisiones globales para 2025 no está en el acuerdo final.
Sophie Squire
La conferencia climática COP27 falló vergonzosamente a la hora de tomar incluso la acción más básica sobre el caos climático. En lugar de abordar problemas urgentes, retrasará y limitará la acción de quienes están en el poder.
En el transcurso de las 27 conferencias de la COP, nunca ha habido un acuerdo formal para reducir el uso de combustibles fósiles en el mundo. Y no lo ha había en Egipto, COP27, donde hubo un récord de 636 lobistas de combustibles fósiles.
El acuerdo aprobado no contiene una referencia solicitada por la India y otras delegaciones sobre la reducción gradual del uso de “todos los combustibles fósiles”. Incluso “reducir gradualmente” fue demasiado para digerir. En cambio, se hace un llamamiento a los países para que tomen medidas hacia “la reducción gradual de la energía del carbón y la eliminación gradual de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles”, como se acordó en la cumbre de la COP26 de Glasgow. Esto no significa nada.
El término “energía de bajas emisiones” se incluyó en el acuerdo en referencia a los esfuerzos para desarrollar la captura de carbono y la producción de hidrógeno azul. Ambos métodos son intentos de reducir las emisiones de CO2 pero mantienen viva la industria de los combustibles fósiles.
Y la esperanza de que esta COP27 condujera a un plan para reducir los aumentos de temperatura a menos de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales se desvaneció rápidamente a medida que avanzaba la conferencia. El mundo ya se ha calentado hasta 1,2 grados, pero en la COP27, los grandes países productores de petróleo y gas se interpusieron en el camino de reducir el uso de combustibles fósiles y, por tanto, reducir las temperaturas.
Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, dijo a los periodistas que algunos países que dificultaron las negociaciones sobre este tema incluyen a Brasil, China y Arabia Saudita. Pero Gran Bretaña y los países europeos también son criminales climáticos históricamente y en la actualidad, ya que producen y usan combustibles fósiles y subcontratan parte de su uso de energía sucia a los países del Sur Global.
Uno de los mayores debates en la COP fue sobre si los países pobres, que se ven afectados de manera desproporcionada por el cambio climático, deberían recibir más dinero para hacer frente a los efectos de la crisis.
El viernes de la semana pasada, la Unión Europea acordó establecer un nuevo fondo para un fondo de “pérdidas y daños”. Esto fue celebrado por algunos como un paso adelante. Pero el apoyo a este tipo de fondo solo se produjo después de que EEUU se aseguró de establecer que otros países no serían legalmente responsables de los daños climáticos en otras partes del mundo.
Los estados tampoco estarán legalmente obligados a dar a este fondo y lo harán de forma voluntaria. Y las promesas de los países ricos de dar a los más pobres a menudo han sido promesas vacías.
La COP27 no ha brindado justicia climática y ha abandonado a aquellos que ya han sido afectados por eventos climáticos extremos. La peor sequía en 40 años en Somalia, África oriental, está provocando inseguridad alimentaria, hambruna y muerte. Actualmente, 8 millones de personas en el país sufren inseguridad alimentaria y uno de cada cinco niños padece desnutrición aguda.
La COP27 fue una plataforma para que los contaminadores diluyeran las promesas climáticas para satisfacer a los líderes de los combustibles fósiles. Es urgente seguir protestando contra el capitalismo de los combustibles fósiles y construir un movimiento climático militante más grande.
Este artículo apareció en nuestra publicación hermana en Gran Bretaña, Socialist Worker