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Marx21

Ante las crisis de los precios, los salarios de miseria, el caos climático, el fascismo y el racismo, las guerras… ¡Resistencia!

Nos enfrentamos a amenazas de todo tipo, con las múltiples crisis del sistema. La situación es cada vez más preocupante, pero podemos luchar, podemos ganar.

Para hacerlo, un primer paso es analizar bien la situación, pero no basta con el análisis.

Debemos trabajar para crear los movimientos necesarios para cambiar las cosas en el mundo real; movimientos fuertes y amplios, mucho más allá del círculo de personas que comparten una u otra visión ideológica.

La crisis económica

Frente a la crisis, debemos luchar porque la paguen los ricos, no la gente trabajadora.

No basta con una visión teórica, por muy importante que ésta sea, hacen falta movimientos reales, con fuerzas reales. Ya se explicó en el boletín anterior la experiencia de la nueva campaña Enough is Enough en Gran Bretaña, que aglutina a gente de sindicatos, diversos movimientos, la izquierda… Tiene sus limitaciones y contradicciones, como cualquier movimiento, pero es un paso muy positivo hacia la unificación de diferentes luchas.

Debemos mirar las opciones para trabajar en este sentido, con las fuerzas y el entorno concreto de cada sitio, en los diferentes territorios del Estado español, y dar pasos reales donde sea posible.

Es una obviedad que la crisis crea las condiciones para el crecimiento del fascismo. Una conclusión típica es abogar por hacer solo la lucha económica, en vez de combatir el fascismo y el racismo como tales.

La experiencia ha desmentido este argumento: Amanecer Dorado creció en Grecia en un período en el que hubo 30 huelgas generales. Lo que los derrotó y envió a la cárcel fue la lucha del movimiento unitario, KEERFA.

¡No pasarán!

La victoria electoral de la derecha italiana, liderada por la fascista Giorgia Meloni y “Fratelli d’Italia” —junto con la subida del partido fascista “Demócratas de Suecia” siendo la segunda fuerza más votada en las elecciones del pasado septiembre, y otros ejemplos— demuestra el problema del auge ultra a nivel internacional.

No supone la imposición inmediata en Italia de un régimen fascista: para esto, necesitarían un movimiento callejero mucho más grande que las peligrosas fuerzas con las que ya cuentan. Pero sí abre la puerta a un giro aún más hacia la derecha, con políticas aún más represivas contra las personas migradas, LGTBI+, las mujeres, la clase trabajadora en su conjunto. También les facilita la creación de ese ejército neonazi en la calle.

Ante este peligro, hace falta un movimiento amplio y unitario contra el fascismo y el racismo en Italia. Ya existen diversos movimientos, que juegan un papel importante, pero suelen dedicarse, o bien a la solidaridad con las personas refugiadas, o si se dirigen contra la extrema derecha, se enfocan en la defensa del orden constitucional actual.

Para combatir el fascismo no basta con la izquierda anticapitalista, pero tampoco se puede limitar al centro político, ni basarse en el apoyo al sistema que está fallando a tanta gente. El eje de la unidad solo puede ser el rechazo compartido hacia el racismo y el fascismo: la defensa de la democracia sí, pero no limitándola al modelo actual —muy imperfecto— de democracia burguesa.

Movimientos así existen en varios países, y han demostrado su efectividad. Trabajar en este sentido debería ser de sentido común, pero desafortunadamente, gran parte de la izquierda y los movimientos sociales no lo ve así.

Para la corriente internacional de la que Marx21 forma parte, impulsar este tipo de movimiento es una prioridad central.

Una izquierda coherente

El auge del racismo y el fascismo; la crisis económica; el caos climático; las guerras, con la muy preocupante amenaza de conflicto nuclear entre Rusia y la OTAN en la guerra de Ucrania… todo esto muestra que no basta con las luchas sectoriales, por muy necesarias que sean. Hace falta una alternativa al sistema que produce todas estas catástrofes.

Un problema es que gran parte de la izquierda, francamente, ha fallado en sus proyectos; este es un elemento que ha dejado el espacio para el crecimiento del fascismo.

Los partidos socialdemócratas llevan décadas gestionando el sistema, en principio con algunas pequeñas mejoras para la gente corriente. Hoy en día, sin embargo, sus recetas neoliberales son indistinguibles de las de la derecha, en algunos casos incluso aplican las mismas políticas racistas, con expulsiones, devoluciones en caliente, incluso asesinatos en las fronteras.

Mientras, el modelo “comunista” o estalinista inspirado en la URSS y/o China también ha fracasado. Incluso en Cuba, el gobierno aplica políticas neoliberales y reprime las protestas populares. Huelga decir que rechazamos el bloqueo estadounidense, pero éste no justifica todo lo demás.

En resumen, la izquierda debe presentar una alternativa al capitalismo, fuera de esos modelos fallidos.

La alternativa que defendemos en Marx21 es el socialismo desde abajo, que se centra en la autoorganización de la gente trabajadora. Ante el fascismo y el racismo, debemos unirnos y luchar. Ante la crisis; ante el caos climático; ante las guerras; ante la opresión sexual… también, con las diferentes fuerzas dispuestas a participar en cada caso.

Y las personas que compartimos esta visión de resistencia global desde abajo debemos organizarnos, coordinarnos, para poder impulsar mejor tanto las luchas como las ideas que necesitamos para orientarnos ante estas situaciones complejas.

Si compartes nuestra visión, participa en las luchas, pero también únete a Marx21.

 


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