Rubén Vargas
Antes de que me decantara por el socialismo revolucionario alrededor de 2012 me topé con un video en YouTube con el nombre Españistán, de la Burbuja Inmobiliaria a la Crisis de Aleix Saló.
Se podría entrar en toda una tangente analizando y criticando el uso problemático con el término “Españistán” —ya que se podría considerar un tanto islamófobo— pero lo cierto es que este pequeño corto y el libro consiguieron explicar muy bien, a través de la sátira y la simplificación de temas bastante complejos, cómo la burbuja inmobiliaria de los 90 y 2000 comportó una serie de decisiones lógicas dentro del capitalismo hasta la crisis que acabamos pagando toda la clase trabajadora.
Desde entonces, Saló ha sacado otras obras como Simiocracia (2012) y Europesadilla: Alguien se ha comido a la clase media (2013) que sinceramente no he llegado a leer.
En 2020 Saló publicó su nueva obra Todos Nazis: Como España se llenó de “fascistas” hasta que llegaron los fascistas. La verdad es que viviendo en los tiempos que corren por Europa, con el auge de la extrema derecha el título me llamo la atención. Todos Nazis recoge y explica con el mismo tono de sátira, pero muy bien documentado como el uso de los términos como ‘fascista’ y ‘nazi’ son usados y han sido indiscriminadamente utilizados por parte de actores de la derecha y de la izquierda como un arma arrojadiza que ha comportado la banalización de estos mismos términos.
Saló acierta al matizar que la derecha prefiere llamar “nazi” o alguna forma de éste término, con sufijo o prefijo, a las diferentes secciones de la izquierda y colectivos de la sociedad a los que está enfrentado. Ya que para la derecha el uso del término fascista como insulto les obligaría a mirar incómodamente su propio pasado. También el autor apuntala que el hecho de que diferentes secciones de la izquierda llamen “facha” a amplias porciones de la derecha, ya lo sean o no, tiene el efecto de diluir la connotación del término haciendo que éste pierda su negatividad.
En su libro Saló también comenta como la derecha se ha reinventado. El banalizar los términos nazi y fascista ha comportado que la extrema derecha pueda presentarse ante la sociedad como algo aceptable. A la vez, al normalizarse el discurso de la extrema derecha los partidos de centro derecha acaban adoptando parte de su discurso para intentar no perder tantos apoyos.
En la tercera parte del libro Saló explica como los dirigentes de VOX, que siempre han sido muy pro sistema, han conseguido dar una imagen de antisistema sin complejos o mejor dicho antiestablisment, comparándose de esta manera con la situación en EEUU. Usando todo un entramado de noticias falsas o fake news consiguen amplificar su voz y alcance en las redes sociales con sensacionalismo.
En la parte final del libro Saló explica cómo se desenvuelve la batalla en las redes. Toma los ejemplos comparativos del Brexit y Gran Bretaña. Saló concluye su libro con las siguientes palabras ominosas:
“Pero esta no es una batalla por la Verdad, ni el debate cuáles son los problemas más acuciantes o cuál es la mejor forma de solucionarlos. No. Esta es una batalla identitaria. Y nadie busca convencer al otro o llegar a un punto en común. Se trata de derrotarlo.”
Aunque tiene razón y realmente no podemos buscar cosas en común con aquellas personas que abrazan el fascismo abiertamente, debo decir que es la parte del libro que menos me gustó, por el hecho de que no consigue armar al lector con la imperante necesidad de luchar contra la extrema derecha. Por tanto, como un libro explicativo ameno y repleto de humor está genial y es una lectura muy recomendable en este sentido.
Pero una persona que se considere antifascista no va a encontrar un manual para hacer frente al auge de la extrema derecha. Para eso, mejor leer El Antifascismo del 99% y conectar con tu grupo de UCFR (Unidad Contra el Fascismo y el Racismo) más cercano… o construir uno. Es importante participar en las luchas unitarias y amplias que se desarrollen frente a las nuevas o recicladas formas de la ultra derecha y el fascismo.