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Sophie Squire

Los empresarios y los gobiernos no están preparados para enfrentar la crisis de calor que ellos han causado.

A mediados de julio, los incendios forestales arrasaron Europa y las temperaturas alcanzaron niveles potencialmente mortales, lo que revela la urgencia de la crisis climática y el fracaso total de los gobiernos para enfrentarla.

Los hospitales en Gran Bretaña advirtieron sobre una crisis de estilo invernal debido a enfermedades relacionadas con el calor, mientras que la infraestructura vital comenzó a colapsarse bajo la presión de altas temperaturas sin precedentes. Las temperaturas máximas de hasta 40 grados llevaron a la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido a emitir una alerta de salud por calor de nivel 4, lo que significa que era probable que las temperaturas pusieran en peligro la vida.

Bob Ward, del Instituto de Investigación Grantham sobre el Cambio Climático, predijo que si las temperaturas alcanzaban este punto durante varios días seguidos, podrían morir entre 1.500 y 2.000 personas.

Los que corren mayor riesgo de muerte debido al calor extremo son algunos de los más vulnerables de la sociedad, incluidos los ancianos y los más jóvenes. Y también puede ser extremadamente peligroso para las personas con problemas de salud preexistentes, como asma y enfermedades cardíacas.

Mientras tanto, a los trabajadores ferroviarios se les encomendó la tarea de pintar rápidamente las vías de blanco para reflejar el calor en un intento por evitar que se deformasen con las altas temperaturas. A pesar de años de aumento de las temperaturas y advertencias, los empresarios especuladores no han gastado dinero para asegurarse de que los servicios básicos siguieran funcionando.

En cambio, se advirtió a la gente que evitara todo menos el transporte esencial. Básicamente, el mensaje era quedarse en casa y esperar a que pasara el calor.

Pero incluso eso puede ser mortal. Un informe de la Universidad de Loughborough la semana pasada encontró que, durante las olas de calor de 2018, unos 4,6 millones de dormitorios se sobrecalentaron. Señaló además que, en ese año, cuatro olas de calor causaron un exceso de 1.067 muertes. Sin embargo, los promotores inmobiliarios aún no construyen nuevas casas y apartamentos para resistir el calor.

James Prestwich del Instituto de la Vivienda dijo: “Hemos visto edificios diseñados que no se adaptan bien al aumento de las temperaturas que ahora experimentamos en el verano. El problema es especialmente grave en los pisos de obra nueva en el centro de las ciudades”, añade.

“Lo que hemos visto son edificios que se han construido con mucho vidrio y carentes del flujo de aire a través de los pasillos”. El problema es enorme: de 2016 a 2021, se construyeron 570.000 viviendas que eran completamente inadecuadas para soportar temperaturas más altas.

Y el Comité de Cambio Climático condenó recientemente una “brecha impactante” en la política gubernamental con respecto al aislamiento de las casas. Los aislamientos no solo mantienen los hogares cálidos, sino que, si se hacen correctamente, pueden mantenerlos frescos.

Y el lugar de trabajo puede ser un lugar igualmente peligroso durante una ola de calor. Actualmente, la ley no especifica la temperatura a la que hace demasiado calor para trabajar. Las regulaciones dicen que los empresarios deben proporcionar una “temperatura razonable” para trabajar, pero esa temperatura la deciden los jefes.

Las escuelas tampoco están preparadas para el calor; las únicas medidas disponibles son el cierre de las escuelas o la suspensión de la política de uniformes para el alumnado.

Es otra acusación más contra el sistema de que la especulación a corto plazo de los empresarios no solo ha desencadenado un cambio climático catastrófico, sino que también está fallando a la hora de prepararse para sus consecuencias.


Los extremos climáticos matan en todo el mundo

El calor extremo provocó incendios forestales masivos por toda Europa a mediados de julio.

En el Estado español se han quemado 22.000 hectáreas de matorral y bosque desde que comenzó la ola de calor en una semana. La ola de calor ya había provocado la muerte de 360 ​​personas en el Estado español hasta el lunes 11 de julio. Hoy son ya más de 500. Varios bomberos y personal de emergencia ya había muerto combatiendo los incendios forestales.

En Portugal, los bomberos lucharon contra 13 incendios forestales en todo el país, donde murieron unas 659 personas en el espacio de solo una semana. Incluso antes de que llegara la ola de calor, alrededor del 96 por ciento de la parte continental de Portugal sufría alguna sequía.

Y más de 16.000 personas tuvieron que ser evacuadas de la región suroeste de Gironda en Francia. Si cambia la dirección del viento podría significar que incluso más personas deban ser evacuadas. Se reclutaron más de 200 bomberos de refuerzo para hacer frente al incendio.

En varias regiones, los funcionarios se vieron obligados a imponer advertencias de contaminación. En Grecia se produjeron 71 incendios forestales en un período de 24 horas.

Pero no son solo el calor extremo y los incendios forestales los que se están cobrando vidas.

Las inundaciones han matado al menos a 12 personas en el suroeste y noroeste de China esta semana. En la provincia suroccidental de Sichuan, murieron seis personas y otras seis en la región noroccidental de Gansu. Las lluvias torrenciales causaron las inundaciones, con 100 litros de lluvia por metro cuadrado cayendo en los lugares más afectados. En China, las inundaciones se producen al mismo tiempo que las olas de calor. En algunas regiones, las temperaturas han subido hasta 42 grados. En medio del aumento de las temperaturas causado por el cambio climático, las inundaciones son cada vez más comunes en China.

No te conformes con la adaptación al futuro caliente

Es correcto enojarse porque los gobiernos y los empresarios no se han podido adaptar a los climas extremos resultantes del cambio climático. Sin embargo, el calor extremo y el clima adverso continuarán cobrándose vidas y destruyendo hogares, y ningún nivel de adaptación puede detener eso.

En muchos sentidos, los políticos preferirían hablar de adaptarse a la crisis climática que de resolverla. Sugieren que es posible lidiar con los cambios de temperatura con los ajustes adecuados.

La mejor manera de detener el aumento de las temperaturas es dejar de quemar combustibles fósiles, que son los responsables directos del aumento de las temperaturas.

El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo el lunes en una reunión de 40 ministros gubernamentales: “La mitad de la humanidad está en la zona de peligro, por inundaciones, sequías, tormentas extremas e incendios forestales.”

“Ninguna nación es inmune. Sin embargo, seguimos alimentando nuestra adicción a los combustibles fósiles. Tenemos una opción. Acción colectiva o suicidio colectivo. Está en nuestras manos”.

Pero la razón por la que los gobiernos no actuarán es porque eso significaría enfrentarse al poderío de la industria de los combustibles fósiles, y las decenas de miles de millones de involucrados en ello.

Detener el cambio climático requiere una sociedad socialista democráticamente planificada y un cambio hacia las energías renovables. Pero eso significa luchar para arrancar el futuro del planeta de las manos de la industria de los combustibles fósiles.

Únete a la acción de masas para enfrentar a los financiadores de los combustibles fósiles

La gente común debe tomar las calles no solo para exigir que los gobiernos actúen en medio del aumento de las temperaturas, sino también para poner fin a la producción de combustibles fósiles que asfixia al planeta.

Activistas de Doctors for Extinction Rebellion (XR) rompieron las ventanas del banco JP Morgan en Canary Wharf, al este de Londres. Se dirigieron al banco porque éste ha invertido 332.000 millones de libras esterlinas en la industria de los combustibles fósiles desde el acuerdo climático de París de 2016.

El grupo activista climático Just Stop Oil (Simplemente Paremos el Petróleo) se ha unido al grupo Fuel Poverty Action (Acción sobre la pobreza energética) y al proyecto Justice para formar una coalición llamada We All Want to Just Stop Oil (Todos queremos simplemente parar el petróleo). Juntos han organizado una protesta el 23 de julio en Londres para exigir el fin del uso de combustibles fósiles y responder a la crisis del coste de la vida.

Las y los organizadores han planeado una sentada en la Plaza del Parlamento y luego una marcha por las calles. Just Stop Oil dijo que esta será solo la primera de una “gran ola de acción popular masiva”.

Y XR está listo para comenzar su última rebelión en Londres el 10 de septiembre. El grupo escribió en su sitio web: “Nos tomamos en serio el cumplimiento de nuestras demandas y reconocemos que tenemos mucho trabajo por hacer para lograrlo. Necesitamos hacer crecer nuestro movimiento, no solo en número, sino también en fuerza, visión y confianza, y los próximos meses son cruciales”.


Este artículo apareció en la web de nuestra organización hermana en Gran Bretaña, Socialist Worker.