Isabel Ringrose
La derecha está en pie de guerra contra las banderas y los símbolos del orgullo LGTBI+, y esta es una buena razón para apoyarlos.
Este junio celebramos los 50 años del Orgullo en Gran Bretaña, pero las banderas y la cobertura mediática positiva están molestando a la derecha. Sus medios se quejan de un aumento en cargos de “responsables de la diversidad” y la conciencia respecto a la inclusión en diferentes organizaciones.
Las nuevas banderas del orgullo —con rayas negras, colores trans y otras con símbolos intersexuales— los han enojado aún más. Las luchas por la liberación amenazan la opresión de la que se alimenta la derecha. La homofobia, el sexismo y el racismo dividen a la gente corriente, especialmente en tiempos de crisis.
La derecha enmarca cualquier avance como un ataque a su “libertad” para escupir odio. En realidad, limitar las conversaciones sobre temas LGTBI+ significa bloquear oportunidades para una lucha unitaria.
Símbolos
Los símbolos que celebran y reconocen la diversidad son un faro importante para mostrar los avances que se han logrado. Deberíamos defenderlos.
El uso de cordones de arcoíris puede abrir un diálogo sobre problemas para las personas LGTBI+. Es más difícil ser homofóbico si el orgullo se reconoce y acepta en el lugar de trabajo. Las empresas y las marcas cambian sus logotipos para incluir los colores del orgullo en los meses de verano.
Pero a veces estos patrocinios comportan un precio. Las grandes empresas esperan que al respaldar el orgullo puedan sacar provecho del “Euro rosa”. Pero también esperan ganar cierto control de la batalla por la liberación, definiendo sus límites y estableciendo límites sobre qué tácticas son aceptables.
Eso se puede ver en la forma en que varias grandes organizaciones, incluida la BBC, retiraron su apoyo a un programa dirigido por la campaña de liberación de Stonewall debido a su insistencia en los derechos de las personas trans.
A las corporaciones que afirman respaldar el orgullo se les debe decir que no basta con enarbolar una bandera. ¿Qué políticas existen para apoyar a las personas LGTBI+ durante todo el año? ¿El cargo de responsable de igualdad es una función puramente simbólica o realmente trabaja para crear un entorno abierto?
La visibilidad no sirve para nada a menos que resulte en avances para las personas LGTBI+. Pero también hay limitaciones a los cambios materiales que pueden llevar a cabo. La mayoría de las instituciones forman parte del mismo sistema que es la fuente de la opresión, lo que contradice sus acciones.
El Ministerio del Interior ha cambiado su imagen de Twitter a una bandera del orgullo. Esto es un insulto para las y los refugiados LGTBI+ que huyen para salvar sus vidas y se enfrentan a la deportación de Gran Bretaña a países donde las personas son perseguidas por su sexualidad.
La Royal Opera House ondea una bandera del orgullo, pero forma parte de una cadena de explotación. La plantilla de limpieza en este gran teatro de ópera está luchando contra la empresa subcontratada que se niega a pagar un salario digno.
Las instalaciones del sistema público de salud (el “NHS”) se esfuerzan para mostrar el arcoíris. Pero sus plantillas todavía están sobrecargadas de trabajo y sufren de la subcontratación. Mientras, la grave falta de financiación pone límites a los servicios LGTBI+ y supone que haya largos tiempos de espera.
En 2020, el operador de trenes Avanti West Coast presentó su tren Pride. Estaba tripulado por un equipo completamente LGTBI+. Otras compañías de trenes se sumaron a la iniciativa, dando visibilidad al Mes del Orgullo.
Huelgas
Pero, ¿para qué sirve tener una tripulación de tren LGTBI+ si debe vivir con el miedo constante de no poder pagar sus facturas o de perder su trabajo? Toda persona de clase trabajadora debería respaldar las huelgas actuales en el sistema ferroviario británico por tener interés en luchar contra el sistema que crea la opresión.
Las personas LGTBI+ tienen más en común con las personas que están en huelga que con los jefes que optaron por la “inclusividad LGTBI+” en su propio beneficio. Los jefes se hacen pasar por amigos de los oprimidos, pero aún mantienen bajos los salarios y los derechos laborales.
Por eso, los sindicatos deberían luchar desde abajo por las iniciativas del orgullo. Cuando se trata de defender los derechos, los que están arriba siempre harán lo que sea mejor para el sistema al que sirven, y actuarán como éste dicte.
El Mes del Orgullo puede ser contradictorio cuando se trata de quién lo respalda y por qué. Pero cuando la derecha se reúne para atacarlo, es importante defender los logros obtenidos.