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Socialist Worker

La realidad de la Covid persistente en muchos países permanece en gran parte oculta, gracias principalmente a gobiernos que se comportan como si la pandemia hubiera terminado.

Según el último informe del Grupo de Trabajo Multidisciplinar (GTM) que asesora al Ministerio de Ciencia y apoya al Gobierno en materias científicas relacionadas con la Covid-19 desde el inicio de la pandemia, más de un millón de personas pueden desarrollar en el Estado español la Covid persistente.

Nuestros compañeros y compañeras del Socialist Worker en Gran Bretaña hablaron con personas que viven con la enfermedad y dicen que la negligencia de los Tories empeora mucho el sufrimiento de las personas.


Cuando Lucy regresó al trabajo después de contraer la Covid en marzo de 2020, descubrió que el virus la había afectado mucho más de lo que pensaba. Docente durante más de 20 años, estaba acostumbrada a escribir informes extensos y detallados y a enviar decenas de correos electrónicos todos los días. Pero de repente eso se había convertido en una gran lucha.

“Estuve fuera del trabajo durante seis semanas con la Covid, pero todavía no me encontraba bien cuando regresé”, le dijo a Socialist Worker. “Descubrí que simplemente no podía recordar cómo hacer mi trabajo. No solo eso, sino que ni siquiera podía escribir oraciones adecuadas. Enseñar a la gente a hacer esto es lo que hago para ganarme la vida y, sin embargo, me encontré luchando para juntar las palabras”.

Cuando Lucy vuelve a mirar las notas que escribió en ese momento, dice que son “apenas inteligibles”, solo una “maraña de oraciones sin terminar”. La “niebla mental” o el deterioro neurocognitivo es uno de los muchos síntomas de la Covid persistente. Lucy es una de aproximadamente 1,7 millones de personas en Gran Bretaña que actualmente la tienen. Los números continúan creciendo con cada nueva cepa del virus.

Muchas de esas personas se han infectado recientemente con el coronavirus, pero casi la mitad ha tenido síntomas durante más de un año. Unas 74.000 personas, incluida Lucy, todavía sufren algunos síntomas al menos dos años después.

Los signos más comunes de una Covid prolongada son la fatiga, una pérdida de energía tan profunda que a muchos les cuesta caminar e incluso realizar tareas domésticas básicas. La dificultad para respirar y los dolores musculares no se quedan atrás. Si bien solo una minoría tiene dificultades para pensar, los efectos para ellos pueden cambiarles la vida.

La doctora de familia Kerry Smith explicó por qué no puede regresar a su trabajo. “Lo que realmente me impide volver al trabajo son mis problemas cognitivos o la confusión mental. Ummm [silencio] Lo siento, lo siento, eso es todo, ya ves, pierdo el hilo de mis pensamientos”, dijo al sitio web Medical News Today.

“Ese es el problema. Con mi niebla mental, tengo problemas para concentrarme, mantener conversaciones, realizar múltiples tareas. Pierdo mi línea de pensamiento fácilmente. Y tengo dificultades con mi memoria”.

Como era de esperar, son las personas que estuvieron en la primera línea de la pandemia las que más han sufrido. Aquellas que trabajan en la atención social, la enseñanza y la atención médica corren un riesgo particular. La Covid persistente es más alta entre las personas de entre 35 y 49 años, entre las mujeres y las personas que viven en áreas desfavorecidas.

Eso es según datos de la Oficina de Estadísticas Nacionales de Gran Bretaña. Su encuesta se basó en los síntomas y la enfermedad que las personas informaron por sí mismas, por lo que la cifra real podría ser más alta que la informada actualmente.

Los problemas de la Dra. Smith son familiares para la trabajadora de salud del sur de Londres, Maggie, quien regresó al trabajo rápidamente después de una infección inicial en marzo de 2020. “La Covid persistente afectó mi escritura y mi habla. Solo podía manejar una oración a la vez”, explicó al Socialist Worker.

“Pero no se mencionó nada como esto en la lista de síntomas del NHS (Servicio Nacional de Salud) así que no fui a mi médico y solo traté de manejar las cosas yo misma. Tenía que escribirme muchas notas para no perder el hilo de mis pensamientos. Fue una época muy aterradora.

“Mi madre tenía demencia, así que pensé que esto podría ser el comienzo para mí. Pensé que esto ahora era una condición permanente”.

Después de un mes, los síntomas de Maggie comenzaron a mejorar, pero en septiembre de 2021 volvió a contraer la Covid y esta vez le afectó mucho más. Desde entonces ha sufrido repetidos virus que han atacado sus pulmones.

“La falta de información sobre la Covid persistente, qué es y cómo tratarla es realmente frustrante”, dijo. “Pero lo peor es la falta de reconocimiento, y eso se debe a que el gobierno ha decidido que la Covid ya ha terminado”.

En Gran Bretaña el mantra del gobierno “debemos vivir con el virus” afecta a todas las esferas de la Covid persistente. Desde la investigación sobre sus complejidades, sus posibles tratamientos y lo que sucede con aquellas personas que necesitan ayuda para seguir trabajando, o que ahora no pueden trabajar en absoluto. Para los Tories, reconocer la escala de la Covid persistente y sus impactos sería admitir que poner fin a todas las medidas de seguridad y la mayoría de las pruebas, es desastroso.

“Son las personas que están sufriendo con la Covid durante mucho tiempo las que han presionado más para obtener más investigación y un mejor tratamiento”, dijo Lucy. “Estamos luchando contra un gobierno que quiere negar su existencia, o pretender que después de la vacunación, la Covid es solo una enfermedad leve”.

Excluido de las clínicas y de los beneficios

A pesar de la incidencia sorprendentemente alta de la enfermedad, solo 5.000 personas al mes en Inglaterra son derivadas a clínicas especializadas en la Covid durante mucho tiempo, según cifras del NHS. Un tercio de los referidos tienen que esperar al menos 15 semanas para su primera cita.

Muchos pacientes luego informan que tienen que esperar entre tres y seis meses para el tratamiento de seguimiento. Durante ese tiempo, deben tratar de valerse por sí mismas, y muchas hacen su propia investigación en Internet y se unen a grupos de apoyo en línea.

El sistema de beneficios también les está fallando a quienes luchan con las tareas diarias. Las últimas cifras muestran que, hasta enero, solo 937 personas con la afección habían reclamado con éxito el beneficio del Pago de Independencia Personal (PIP). Esta paga es mísera, unos 175 euros a la semana.

El sistema de evaluación de beneficios trata deliberadamente de atrapar a las personas preguntando a los posibles reclamantes si pueden realizar una tarea en particular. Pero los formularios no evalúan qué coste le cuesta al solicitante esa tarea o si podría repetirla más de una vez en el mismo día.

Por lo tanto, las personas que dicen que pueden caminar una cierta cantidad de metros son rechazadas, incluso si solo pueden hacerlo una vez al día o incluso una vez a la semana. Y a pesar de la gran cantidad de personas afectadas por la Covid, persistente solo 1.584 de ellas han sido evaluadas por el programa PIP.

Las leyes de igualdad dicen que una enfermedad debe tener un “impacto sustancial y de largo plazo” para que se califique como una discapacidad. Por lo general, a largo plazo se entiende 12 meses o más. Este largo período de tiempo ha sido una cláusula de salida para el Departamento de Trabajo y Pensiones, y una gran excusa.

Una encuesta reciente de la agrupación sindical TUC encontró que casi la mitad de las personas trabajadoras con la Covid persistente habían sufrido discriminación o desventaja en el empleo. Casi una quinta parte se enfrentó a la incredulidad y la sospecha sobre su enfermedad.

Alrededor de uno de cada seis encuestados dijo que la cantidad de licencia por enfermedad que habían tomado había desencadenado un “proceso de gestión de ausencias o ‘Recursos Humanos’”. Uno de cada once había usado toda su licencia por enfermedad y uno de cada 20 se había visto obligado a dejar su trabajo.

Muchos informan que las pólizas de enfermedad normales se suspendieron durante el apogeo de la pandemia. Pero dicen que desde que los Tories terminaron con todas las restricciones, la ausencia relacionada con la Covid se vuelve a tratar como si fuera una gripe “normal”.

Este es un problema sindical

La Covid persistente seguirá afectando a cientos de miles de personas trabajadoras. Es vital que nuestros sindicatos organicen una campaña seria para lograr un mejor trato para las y los afectados.

Eso debería incluir una lucha para cambiar la ley para que se especifique como una discapacidad. Eso empujaría a los empleadores a hacer “ajustes razonables” en las condiciones de trabajo de las personas con la enfermedad.

Pero lo que probablemente tendrá más impacto es si los sindicatos pueden forzar un cambio en las políticas de enfermedad de la empresa y la organización. Muchas empresas permitirán así que el personal que ha estado gravemente enfermo tenga un “regreso gradual”. Esto implicaría graduar el horario del personal en recuperación que vuelve a trabajar, en lugar de reanudar inmediatamente las horas a tiempo completo.

La Covid persistente requiere una política mucho más flexible que las cuatro semanas habituales permitidas. Debería significar que el personal puede entrar a trabajar pero irse si no se siente bien, sin temor a medidas disciplinarias.

La duración del retorno escalonado no debe limitarse a ningún límite de tiempo.

También debe incluir tiempo libre remunerado para fisioterapia y otros tratamientos, descansos adicionales durante el tiempo de trabajo y cambios físicos en el lugar de trabajo.

Los empleadores deben aceptar que muchas personas se contagiaron de la Covid en el trabajo, y en ocasiones porque las empresas proporcionaron equipos de protección inadecuados. Entonces deberían pagar prestaciones por accidentes de trabajo a las y los trabajadores con la Covid persistente.

También debe haber presión sobre los gobiernos para que aumenten y amplíen el pago legal por enfermedad. Todos los que tienen que ausentarse del trabajo deberían tener suficiente dinero para vivir.

Los sindicatos solo tendrán la oportunidad de implementar este tipo de medidas si pueden demostrar fuerza en los centros de trabajo. Es poco probable que se gane solo por la fuerza del argumento. Eso significa que la lucha por mejores políticas en el trato a la enfermedad debe combinarse con la lucha por un nivel de vida digno.

Así como todas las personas trabajadoras necesitan un aumento de sueldo, también necesitan una mejor protección si se enferman.

Los niños también pueden verse afectados por una Covid persistente

Se sabe que las escuelas son peligrosas incubadoras de infecciones, incluida la Covid. Pero no son solo los y las maestras las que se han estado enfermando con la Covid persistente desde hace mucho tiempo.

Si bien es relativamente raro, un número creciente de criaturas sufre síntomas prolongados del tipo Covid. Muchas han sido diagnosticadas con síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico, conocido como MIS-C.

El sitio web para criaturas con la Covid persistente tiene una página con fotos de jóvenes con carteles que detallan los diversos síntomas que sufren. La negativa de los gobiernos a reconocer el verdadero peligro de una Covid prolongada significa que la investigación sobre las causas y el tratamiento del MIS-C continúa solo a un nivel bajo.

“Vuelve a la oficina”

En Gran Bretaña, desde el comienzo de la pandemia, unas 200.000 personas no están trabajando o buscando empleo debido a problemas de salud prolongados. La Covid persistente y la intransigencia de los empleadores son probables factores de por qué es así.

A pesar de esto, muchos empresarios y sus partidarios políticos todavía presionan para conseguir un “regreso rápido” a la oficina. El asqueroso conservador Jacob Rees-Mogg exigió la semana pasada que se impida que las y los trabajadores de la administración pública trabajen en casa.

En una carta a los ministros, escribió: “Ahora que estamos aprendiendo a vivir con la Covid y hemos levantado todas las restricciones legales en Inglaterra, debemos seguir acelerando el regreso de los funcionarios a los edificios de oficinas para aprovechar los beneficios de la comunicación cara a cara, el trabajo colaborativo y los beneficios más amplios para la economía”.


La Covid persistente es una crisis de salud inminente

“Vivir con la Covid” significa aceptar hasta 100.000 muertes por el virus en Gran Bretaña cada año.

Los últimos datos, publicados el 21 de abril, muestran que en los siete días anteriores habían muerto 1.636 personas en los 28 días siguientes a haber contraído el virus. La semana anterior, la cifra era de 1.984. Según estas tendencias, eso significaría entre 80.000 y 100.000 muertes al año.

Actualmente no hay consenso sobre la definición de qué es la Covid persistente en el Estado español, aunque desde el pasado mes de octubre sí existe una definición oficial por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, y pese a las consecuencias en las vidas de estos pacientes que refieren síntomas derivados de la infección por la Covid-19, tampoco hay un consenso de actuación y no se ha establecido un procedimiento para poder tratar los síntomas de estas pacientes.

En este contexto, la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP), con el apoyo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), el Consejo General de Enfermería, el Consejo General de la Psicología de España y la asociación de pacientes Long COVID ACTS, ha impulsado el primer informe centrado en los síntomas leves de la enfermedad que presentan algunos pacientes a largo plazo. Como resultado, se ha establecido entre todos los participantes en este proyecto un consenso en torno a la definición de la Covid persistente al tiempo que se han acordado 27 recomendaciones para tratar los síntomas leves de los pacientes con la Covid persistente.

El mito de la menor virulencia

En una entrevista con Le Monde, el epidemiólogo y virólogo británico Peter Markov advirtió acerca de una mala percepción de la evolución del SARS-CoV-2, cuyas posibilidades de escapar del sistema inmunitario están, según él, “lejos de agotarse”. “La evolución hacia una menor virulencia es un mito persistente”.

En la misma línea la científica gallega, licenciada en Biología Molecular, miembro de Cov-IRT, un equipo interdisciplinar de Investigación Internacional sobre la Covid-19, Sonia Villapol, en una entrevista subrayó la necesidad de que los sistemas sanitarios tengan unidades post-Covid, porque la Covid persistente es una crisis de salud inminente.