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Xoán Vázquez

El pasado 8 de marzo, el Senado estatal de Florida aprobaba el proyecto de ley conocido popularmente como “Don’t say gay” (“No digas gay”).

Éste prohíbe al profesorado hablar libremente con sus alumnos pequeños sobre la orientación sexual y la identidad de género. También permite que los padres demanden a los distritos escolares si sienten que sus hijos e hijas han recibido lecciones inapropiadas.

Las organizaciones LGTBI+ han criticado que el texto (oficialmente llamado Proyecto de Ley de los Derechos de los Padres) no precisa qué se entiende por “lecciones inapropiadas”.

Es un término ambiguo, que al admitir interpretaciones subjetivas hace que cualquier discusión sobre el tema pueda desencadenar una demanda por parte de los padres y, a la larga, provocar que los educadores no quieran arriesgarse a abordar la cuestión.

A pesar de que el autor del texto retiró la enmienda que obligaba a los centros escolares a trasladar a los padres información sobre la orientación sexual de sus hijos e hijas, lo cierto es que la ley seguirá teniendo un efecto desalentador en las y los menores LGTBI+ a la hora de expresar su sexualidad, pues el texto envía un mensaje terrible a la juventud de que hay algo malo con las personas LGTBI+, algo tan peligroso e inapropiado que tienen que prohibirlos y censurarlos en las aulas.

Del “Save our children” al “Don’t say gay”

Florida tiene un oscuro e intolerante pasado con respecto al colectivo LGTBI+.

En 1977, se promovió en el estado de Florida una ordenanza que prohibía la discriminación por orientación sexual. Anita Bryant, cantante y modelo publicitaria que había sido Miss Oklahoma, se convirtió en la imagen pública y líder de la cruzada/campaña homofóbica Save Our Children (Salven a Nuestros Niños), cuyo objetivo inicial era revocar la ordenanza y que terminó siendo una campaña en contra de los derechos del colectivo LGTBI+.

La campaña tuvo éxito, y consiguió trasladarse a otras ciudades donde se habían aprobado leyes antidiscriminatorias. Estas campañas contaron con el apoyo del poderoso grupo cristiano conservador Moral Mayority.

Inicialmente la campaña cogió al movimiento LGTBI+ desorganizado. Pero pronto éste reaccionó, organizando, con el apoyo de artistas cómo Barbra Streisand, Bette Midler y Jane Fonda, un boicot a varios productos y en especial al zumo de naranja de Florida del cual Anita Bryant era la imagen publicitaria, cantando en varios anuncios. Esta campaña le hizo perder todos sus contratos.

Pero Anita Bryant tiene un “digno sucesor” en el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien en junio del pasado año promulgó una ley que prohíbía a las niñas y mujeres transgénero competir en deportes femeninos. Según DeSantis, los equipos o deportes en Florida se basarán en “la biología y no en la ideología (…) las niñas jugarán deportes de niñas, y los niños jugarán deportes de niños.

Clima escolar hostil

La Encuesta Nacional de 2021 de The Trevor Project sobre la salud mental de los Jóvenes LGTBI+ recoge las experiencias de casi 35.000 jóvenes LGTBI+ de 13 a 24 años en Estados Unidos.

Según la Encuesta, el 42% de los jóvenes LGTBI+ consideraron seriamente intentar suicidarse en el último año, incluida más de la mitad de los jóvenes transgénero y no binarios.

El último informe de la UNESCO sobre la situación de la educación no hace más que confirmar lo señalado por la Encuesta Trevor, o sea que el clima escolar sigue siendo innegablemente hostil para los y las estudiantes LGTBI+ que siguen siendo propensos a sufrir acoso verbal, y violencia psicológica y física por parte de sus compañeros y de sus profesores, sean del sexo que sean.

Esto no solo afecta a su dignidad, sino también a su desarrollo socio-emocional y aprendizaje; y puede hacer que las y los afectados abandonen por completo la asistencia a clase.

Pero desgraciadamente Florida no está sola en este nuevo impulso hacia la LGTBIfobia

En junio de 2013 la Duma rusa aprobaba casi por unanimidad la ley que permite sancionar la difusión de información sobre “relaciones sexuales no tradicionales”.

Estás prohibiciones ya estaban vigentes en San Petersburgo y en algunas regiones del país, aunque se ha cambiado su terminología y ahora se refieren a la propaganda de las “relaciones sexuales no tradicionales”, en lugar de la mención explícita a la propaganda homosexual.

La nueva legislación permite sancionar a quienes difundan información para formar a las y los menores acerca de “orientaciones sexuales no tradicionales”, para “presentar como atractivas las relaciones sexuales no tradicionales” o para difundir “la idea tergiversada de que las orientaciones sexuales tradicionales y no tradicionales tienen igual valor social”.

Siguiendo el ejemplo de Rusia, el 15 de junio de 2021, el legislativo húngaro aprobó una ley que no solamente contempla la prohibición de charlas sobre educación sexual donde se hable de la homosexualidad o la transexualidad, sino que cualquier tipo de anuncio publicitario o película que trate el tema será censurado en horarios que se consideren infantiles.

La Sección 28 de Thatcher

Se acaba de publicar en Gran Bretaña el libro de Paul Baker ¡Indignante! que nos muestra la realidad de la homófoba Sección 28 aprobada en 1988 y que tiene cierta similitud con el texto de Florida.

La Sección 28 fue el intento de la primera ministra conservadora Margaret Thatcher de prohibir lo que ella consideraba “promoción de la homosexualidad”.

La realidad era que los conservadores querían acabar con el activismo gay en los consejos locales y borrar cualquier mención a los problemas LGTBI+ en las escuelas.

Al igual que el texto de Florida, la Sección 28 creaba el temor de plantear cualquier problema relacionado con los derechos LGTBI+. Las y los educadores comenzaron a autocensurarse. Las escuelas se volvieron cautelosas a la hora de formular políticas para una educación inclusiva. Poco se hizo para desafiar el acoso homofóbico por lo que sus efectos fueron desastrosos.

Aunque fue revocada en noviembre de 2003, el colectivo LGTBI+ tiene la sensación de que nunca se ha ido, pues la prevalencia de la homofobia sigue siendo real. Además, la forma en que las personas trans han sido tratadas en los últimos años recuerda la campaña de la Sección 28.

Han visto difamación en la prensa, demonización y otredad, y la negativa a hacer cambios racionales en la Ley de Reconocimiento de Género (GRA) y en el reconocimiento de los derechos legales de las personas no binarias.


Xoán Vázquez es militante de Marx21 en Madrid y co-autor del folleto Pride, política y protesta, publicado por Marx21.