Nuestros representantes nos están fallando, el 1,5ºC ha fracasado. La acción más mediática hasta la fecha de Scientist Rebellion
Belén Díaz Collante
¿Qué sentido tiene documentar de forma precisa cómo disminuyen las posibilidades de la buena vida en este planeta, sin hacer nada al respecto? ¿Qué sentido tiene comprender a fondo el momento en el que estamos y lo que está por venir, y no buscar la forma de que esta información llegue realmente adonde necesitamos que llegue?
Al Congreso de los Diputados ya ha llegado este toque de atención. El pasado miércoles 6 de abril de 2022, un centenar de personas científicas y académicas que pertenecemos a los colectivos Scientist Rebellion y Extinction Rebellion (XR), realizamos una acción de desobediencia civil no violenta lanzando un tinte rojo en la fachada del Congreso. Simbolizamos así la sangre de todos los seres que hoy están muriendo a causa de la crisis climática y todo lo que conlleva: extinción de especies, conflictos bélicos, migraciones y desplazamientos, asesinatos de líderes indígenas y activistas ambientales, muertes por sequías, olas de calor, incendios, lluvias torrenciales e inundaciones… Y a la vez, todas las vidas que podríamos salvar con cada décima de temperatura media global que evitemos aumentar.
La sangre falsa se limpiaba fácilmente con agua (la fachada del Congreso quedó impecable horas después); la otra sangre no se nos quita de la cabeza. Y es que esta acción se realizaba con motivo de la publicación del 6º informe del Grupo III del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), un sexto aviso global de que ya vamos tarde en reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y abandonar la senda de crecimiento económico que ignora los límites biofísicos del planeta. No tenemos tiempo para un séptimo aviso. El compromiso de limitar la temperatura a un aumento de 1,5ºC durante el Acuerdo de París, ha fracasado. Incluso el escenario más optimista de este último informe del IPCC nos lleva más allá de un calentamiento medio de 1,5ºC para alrededor de 2025-2030. Nuestras instituciones no están siendo capaces de protegernos, el pacto social está roto. Por eso acudimos a la desobediencia civil.
Fue en ese mismo edificio donde, el 11 de septiembre de 2019 (hace ya dos años y medio) se aprobó, por mayoría, declarar la emergencia climática en el Estado español. Seis meses después se declaró la emergencia sanitaria y el resto de la historia ya la conocemos. Las emisiones no dejan de subir, a la vez que aumentan las pésimas condiciones de vida de millones de personas que viven para trabajar y mantener un sistema de frenético expolio y consumo de energía y materiales. No se están tomando medidas justas ni a la altura de las circunstancias de lo que implica una emergencia climática. Y quienes entendemos esto, tenemos el deber moral de actuar en consecuencia.
Todas las personas que participamos fuimos identificadas y propuestas para sanción administrativa (multa) que podrá materializarse en los próximos meses, no sabemos si también con citación judicial. Sí que ha habido detenciones en otros países, ya que ésta era una convocatoria a nivel internacional de acciones como huelgas, encierros en facultades y centros de investigación, desobediencia civil, etc. para movilizar a la comunidad científica y académica.
Sabemos a lo que nos enfrentamos, y aun así nos sentamos en las escaleras del Congreso a asumir las consecuencias de hacer lo que creemos que es responsabilidad nuestra hacer. Porque muchas otras personas en el Sur global no tienen el privilegio de poder tener un proceso judicial con garantías, o tan siquiera de mantenerse con vida tras una acción así. Porque el resto de seres con los que compartimos este planeta no hablan nuestro idioma para poder decirnos “no tenéis derecho a hacer esto”. Porque nos gustaría mirar a los ojos de los más pequeños hoy y no avergonzarnos ni tener que apartar la vista.
Rebelión en Granada
El pasado lunes 4 nos encerramos igualmente más de 30 personas en la facultad de Ciencias de la Universidad de Granada (UGR).
Se habían cerrado todas las puertas y bloqueado las salidas de emergencia, excepto dos que estaban reforzadas con seguridad externa contratada. Hasta bien entrada la tarde no vino el equipo directivo a reunirse y negociar, y ya a las 21,30h de la noche recibimos la noticia de que trabajarían, entre otras cosas, en ofrecer para el próximo curso una asignatura optativa sobre emergencia climática y crisis ecosocial en todos los grados y másteres de la UGR.
Pero el mayor logro es que decenas de estudiantes comprobaron de primera mano que, si nos unimos y organizamos, podemos conseguir aquello que quedaba fuera de la imaginación de cada una de nosotras por separado. Conseguimos pasar la noche en la facultad y demostrar que la desobediencia civil no violenta, funciona. Y seguiremos exigiendo coherencia y sensatez a quienes toman las decisiones y quienes están en posiciones de poder. Mantendremos activamente nuestro compromiso de proteger la vida.
- Belén Díaz Collante es activista de Scientist Rebellion y XR, y militante de Marx21
- Puedes leer y firmar el manifiesto aquí: https://www.rebelioncientifica.es/2022/03/firma-el-manifiesto.html
- Colabora con Scientist Rebellion donando aquí: https://opencollective.com/xr-spainn/events/scientist-rebellion-ce862545
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