Anzar Atrar
Los acontecimientos se están acelerando en Mali en los últimos días tras la expulsión del embajador francés, al que se le dio un ultimátum de 72 horas para abandonar el territorio.
Ahora, es la presencia militar francesa en el país la que está en cuestión, en medio de la creciente demanda de que abandone el país. Cabe recordar que el ejército francés llegó a Mali para reforzar la lucha contra los grupos armados que amenazaban con tomar la capital Bamako en 2013.
Más de ocho años después, la población maliense cree que los soldados franceses no han cumplido su misión y no hacen nada por ella. Esta presencia que se suponía que iba a ser breve, se convirtió en una presencia permanente.
Cabe señalar de paso que la inseguridad en la región del Sahel y la proliferación de armas de guerra es consecuencia de la destrucción de Libia por parte de Francia y sus aliados de la OTAN en 2011.
Intereses franceses
Francia, donde el 80 por ciento de la energía eléctrica es de origen nuclear, tiene al Níger como su principal yacimiento minero de uranio. Cualquier desestabilización en esta región podría causar un daño enorme a la producción de electricidad en Francia.
Además de los yacimientos de Níger operados por la empresa francesa ORONA, se han descubierto importantes reservas en el norte de Mali, que ya es el tercer mayor productor de oro de África. Y resulta que estas reservas de uranio fueron descubiertas en las dos ciudades de Kidal y Gao, donde están estacionadas las tropas francesas para luchar contra la amenaza de los grupos armados.
Sobrevivir en el norte de Mali
En las regiones afectadas por los conflictos viven poblaciones que dependen de la agricultura familiar a orillas del río Níger y de la ganadería.
La actividad humana imposibilitada por los saqueos que sufren por parte de los grupos armados y los abusos, de los que se responsabiliza a los soldados franceses (se denuncian muertes y violaciones), poblaciones que ya vivían en la pobreza, han perdido el único recurso que tenían para sobrevivir y se fueron a instalar en los barrios marginales de las grandes ciudades vecinas.
Cabe recordar que la ONU incluso acusó a Francia de estar detrás de un ataque que provocó la muerte de varios civiles.
Es importante entender este elemento para luego saber interpretar el apoyo de estas poblaciones, que lo han perdido todo, ante el acercamiento del actual gobierno maliense.
Golpe militar
Durante el mes de agosto de 2020, un grupo de oficiales disidentes dieron un golpe de Estado contra el entonces presidente de Mali, Keïta, al que acusaron de representar los intereses de Francia en el país.
Para desmarcarse de la política de su antecesor y contar con el apoyo de la población que exigía la salida de las tropas francesas de sus países y la reanudación del control sobre las riquezas del país, el grupo golpista inició una escalada de tensión con Francia, (que no reconoce su legitimidad), lo que llevó a la expulsión del embajador francés la semana pasada.
Se dio un ultimátum de 72 horas al diplomático francés para que abandonara el territorio. Este gesto, que se califica de “sin precedentes” en África, refuerza así el respaldo popular a los militares en el poder, con manifestaciones de apoyo incluso fuera de las fronteras del país.
Mercenarios rusos
Ya presente en varios países africanos, el grupo militar privado ruso Wagner ofrece servicios militares, tras su correspondiente pago.
Con poca consideración por los métodos, este grupo se ha convertido en un aliado esencial para los regímenes que intentan escapar de la tutela de Francia. El problema es que los motivos del imperialismo ruso (o chino) no son nada mejores que los del imperialismo francés.
En este sentido, las protestas que se están desarrollando contra el imperialismo francés son más que justificadas, pero las banderas rusas y chinas —así como las imágenes del dirigente militar actual— que ondean en muchas manifestaciones son una muestra de confusión.
En Mali, el grupo Wagner consiguió hacer retroceder a los grupos armados y permitió el regreso a sus tierras de un buen número de habitantes. Esta victoria refuerza la convicción de que las tropas francesas no tenían como objetivo deshacerse de los grupos armados, sino establecer su presencia militar en la zona.
También es importante recordar que estas victorias contra los grupos armados han sido posibles, en parte, gracias a la autoorganización de la población, en particular de los cazadores de la zona que se han agrupado para perseguir a los yihadistas.
Por una ruptura total con el colonialismo
La historia nos enseña que las victorias contra el colonialismo son importantes a nivel psicológico, porque permiten a las masas comprender que las victorias contra la explotación son posibles. También podría resultar una mejora en las condiciones de vida, si recuperan el control de la riqueza del país.
Pero la historia también nos enseña que las victorias que se logran sin el pueblo, sin la gente trabajadora, son bastante superficiales y no duran mucho: el tiempo que tarda la burguesía nacional en ocupar el lugar de la burguesía colonial.
En Mali, como en todos los países que sufren un feroz imperialismo, es necesaria una lucha contra las causas estructurales de la depredación a través de la movilización popular y la unión de los oprimidos de todo el planeta.
Sobre todo, porque los países imperialistas cuentan con palancas internacionales para ejercer presión, como es el caso de Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) en la África francófona que decidió un bloqueo, como medida de represalia contra Mali.