Mujeres en la historia

ES CA

Sarah Bates

Las múltiples sublevaciones, desde los barcos hasta las plantaciones, fueron fundamentales para acabar con la esclavitud.

En todo el Caribe, las personas esclavizadas se enfrentaron a sus amos y exigieron la liberación. Carlota Lucumi, también conocida como La Negra Carlota, fue una de esas esclavas.

Conocida por alzar sin miedo su machete, se ha convertido en una especie de ícono cubano moderno. Carlota, nacida en África, lideró heroicamente en 1843 una rebelión desde la plantación de azúcar Triumvirato. Es probable que la secuestraran de niña en un área de África que ahora se define como Ghana, Togo, Benin y Nigeria.

Cuba estaba dominada por colonialistas españoles desde que Cristóbal Colón la invadió en 1493. Pero la gente de la isla se defendió. Estallaron tres años de resistencia de guerrilla, en la que la población local luchó contra las masacres de los invasores españoles.

A pesar de esto, Colón y su ejército estaban decididos a conquistar una tierra que sería fundamental para establecer el dominio español en la región. En tiempos de Carlota, el azúcar y el tabaco eran los principales productos que los terratenientes españoles explotaban y para los que más mano de obra esclava necesitaban.

A pesar de que España había firmado tratados en 1817 y 1835 prometiendo abstenerse de la trata de esclavos, su colonia cubana dependía del trabajo forzado. Carlota fue una de las muchas personas secuestradas de su pueblo yoruba y obligada a cosechar caña de azúcar en una plantación en Matanzas.

Levantamiento

Decidida a escapar, tramó un plan con Fermina, otra persona esclavizada en ingenios azucareros. Pero su complot para rebelarse fue descubierto después de que Fermina fuera capturada por sus amos y encerrada.

Carlota usó tambores parlantes, instrumentos de África occidental que pueden transmitir mensajes a grandes distancias, para comunicarse con otras plantaciones. Por temor a ser capturada, Carlota entró en acción y a través de los tambores instó a otras personas esclavizadas a unirse al levantamiento. Esto ayudó a darles el elemento sorpresa ya que los dueños de esclavos no entendían el significado de los tambores parlantes, ni que podían usarse como forma de comunicación.

Liberó a Fermina y otros esclavos en cautiverio, quemó una casa que había sido utilizada para torturar esclavos y obligó a huir al dueño de la plantación.

Carlota entró en la batalla empuñando el machete que usaba para cosechar la caña de azúcar.

La hija de los capataces, María de Regla, testificó que Carlota exigía a los esclavos que “la golpearan más fuerte porque aún vivía”.

En el transcurso de dos días, toda la gente esclavizada de al menos cinco cañaverales de la provincia de Matanzas se liberó. Lo mismo se hizo en varias plantaciones de café y haciendas ganaderas cercanas. Los rebeldes no solo tomaron el control de las plantaciones, sino que las arrasaron y ejecutaron a sus amos.

Durante los combates, los líderes fueron capturados y Carlota sufrió una muerte particularmente horrible: su cuerpo fue arrastrado por caballos hasta quedar sin vida.

En 1843, el gobernador español trajo tropas que rápidamente dominaron a los esclavos. Al año siguiente, la represión de los esclavos alcanzó nuevos niveles y se conoció como “Año de los latigazos”. Los dueños de las y los esclavos cubanos usaron la violencia para castigar a los involucrados en los levantamientos y para disuadir a aquellos que pudieran pensar en unirse a uno en el futuro. Pero la esclavitud finalmente fue derrotada.

Hoy, una estatua de Carlota se eleva sobre las plantaciones del ingenio azucarero Triunvirato, una de las instituciones que ella ayudó a poner de rodillas.