Recientemente los y las taxistas de Barcelona han sufrido agresiones físicas y robos con violencia. Las agresiones han ocurrido sobre todo en el centro del Barcelona, especialmente en el barrio del Raval.
Ante la poca funcionalidad del sistema de emergencias 112, que ya está instalado dentro de todos los taxis, el 29 de diciembre de 2021 se organizó una marcha lenta de taxistas, desde Plaça Espanya hasta la oficina del Área Metropolitana de Barcelona (AMB, responsable de transporte).
Se reclamó más seguridad y que el AMB permitiera a los taxistas poner cámaras dentro de cada taxi, una petición que se presentó hace ya dos años.
En principio había una propuesta de no prestar servicio a la zona del Raval, una idea que parecía de carácter racista. El Raval es un barrio que tiene bastante población migrada, y en redes y chats se veían comentarios contra “MENAs” y sobre todo contra la juventud marroquí. Pero el Raval también es un lugar en el que viven muchos taxistas de origen migrante especialmente de Pakistán y de la India.
La primera agresión y robo con violencia la sufrió un taxista de origen árabe, y casi todas las víctimas desde entonces son migrantes paquistaníes o indios. Este hecho se reflejó en la marcha lenta, conformada en su gran mayoría por taxistas de las comunidades paquistaní e india. Taxistas autóctonos había poquísimos, sobre todo los principales representantes de las diferentes asociaciones de taxis.
La administración no ha dado respuesta positiva: se basan en la defensa de la intimidad de los pasajeros.
Desde el sector de taxi rechazamos este argumento, puesto que en otros medios de transporte ya tienen cámaras instaladas por motivos de seguridad. Además, varios restaurantes, tiendas y centros comerciales también las tienen.
Esta lucha no va de los orígenes de las personas ni contra los barrios de gente trabajadora. Es una lucha por la seguridad del taxi, donde nos encontramos muchas personas trabajadoras asalariadas y autónomas.
Suleman Shahbaz, taxista y Marx21