Mujeres en la historia

ES CA

Lolay Segura

Sylvia Pankhurst fue una activista por el voto femenino que fue mucho más allá, para acabar como una importante socialista revolucionaria y ser clave en el movimiento contra la I Guerra Mundial.

Nació en Manchester en 1882. Junto a su madre Emmeline y su hermana Christabel, fundaron en 1903 la Women’s Social and Political Union (WSPU), que llegó a ser un emblema del movimiento feminista en su lucha por el derecho al voto de las mujeres. Se les llamaba las sufragistas.

Las sufragistas

El rechazo continuado de los gobiernos a reconocer el derecho al voto de las mujeres hizo que muchas se fueran sumando a esta lucha, tanto mujeres de las clases media y alta, como muchas mujeres obreras que unían esta reivindicación a sus reclamaciones por sus derechos en el lugar de trabajo.

La represión contra las sufragistas se iba endureciendo a medida que el movimiento se fortalecía. La policía las expulsaban de los actos oficiales, las multaban, las perseguían y las arrestaban. Sylvia Pankhurst fue detenida nueve veces durante estos años.

Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, las líderes del movimiento sufragista Emmeline y Christabel Pankhurst plantean que hay que suspender los reclamos sectoriales de las mujeres para apoyar al gobierno embarcado en la guerra mundial.

La vida de las mujeres trabajadoras cambió drásticamente durante la guerra. Millones de mujeres fueron a trabajar a fábricas de munición y cientos de ellas se unieron por primera vez a sindicatos. A estas mujeres la guerra les trajo una cierta independencia económica pero también un trabajo agotador, fuera y dentro de casa.

Surgieron claras diferencias de planteamientos entre Sylvia y el movimiento sufragista, incluyendo a su madre y a su hermana, que estaban haciendo campaña por el alistamiento en el ejército. Las diferencias también crecieron porque Silvia seguía apoyando las luchas de clase. Todo esto la llevó a romper con el movimiento liderado por su madre.

En 1918, finalmente, se consiguió el derecho al voto para la mujer, pero de forma restrictiva y solo a algunas mujeres mayores de treinta años. Sylvia denunció esto y también como quedaba limitado, además, a las mujeres de clase alta. No fue hasta 1928 cuando las mujeres británicas pudieron votar con los mismos derechos que los hombres.

La socialista

Sylvia Pankhurst se percató de que la cuestión social es la clave para entender la lucha por la liberación de las mujeres. Sus experiencias la llevaron a transformarse de una feminista sufragista a una socialista revolucionaria. Alguna vez dijo: “Quisiera despertar a esas mujeres sumergidas en las masas para que sean, no sólo personas más afortunadas, sino combatientes por propia cuenta…”

Ampliando sus acciones a distintos frentes, empezó a colaborar con el Partido Laborista Independiente (un partido reformista de izquierdas) y se implicó de forma muy activa en favor de la independencia de Irlanda.

Fundó un periódico en el que se publicaron trabajos de Marx y Lenin, así como artículos sobre el imperialismo y sobre las causas de la guerra. En 1916 el periódico condenó las ejecuciones de James Connolly y otros líderes de la sublevación de la semana santa en Irlanda. Publicó artículos contra la guerra, contra la represión y la conscripción, así como artículos apoyando huelgas. Tras las ediciones de octubre y noviembre de 1917, y después de un escrito de Sylvia en el que animaba a los soldados a no combatir, fue suprimido y prohibido.

Sylvia apoyó la revolución rusa de 1917. Vio como la revolución rápidamente introdujo medidas para la liberación de las mujeres, como el derecho al aborto y al divorcio, guarderías públicas, cocinas y lavanderías comunitarias… Visitó Rusia y a su regreso pagó con cinco meses de cárcel la simpatía “pro-comunista” que expresaban sus artículos.

Durante el turbulento periodo de revoluciones y huelgas masivas tras la guerra, la Federación Socialista Obrera, el partido de Pankhurst, fue la primera organización británica que se afilió a la Tercera Internacional (Comunista), y Sylvia fue una de sus corresponsales en Gran Bretaña.

Impulsó la campaña de solidaridad con la revolución rusa y contra las intervenciones militares imperialistas, en las que Gran Bretaña tuvo un papel destacado.

Por otro lado, tras su acercamiento inicial a los bolcheviques, el grupo de Sylvia acabó rompiendo con la Internacional Comunista, porque ella y sus compañeros rechazaron totalmente la participación táctica en las elecciones; el libro de Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, fue en parte una crítica a las posiciones de Sylvia.

Con todo, Sylvia Pankhurst siguió luchando y profundizando en su conciencia y llegó a la comprensión de cómo los diferentes niveles de opresión se conectan: el imperialismo, el racismo, la opresión de las mujeres, la explotación de la clase trabajadora… Esto la llevó a apoyar la Revolución española y a apoyar la lucha contra los nazis en Alemania.

Fue anticolonialista y estuvo especialmente implicada en la lucha de Etiopia (Abyssinia) contra Mussolini. Hasta su muerte en 1960 en Etiopía, fue una luchadora contra la injusticia y el imperialismo.

Sylvia Pankhurst es conocida en algunos ámbitos únicamente como sufragista, pero debe ser celebrada como una persona clave en las campañas contra la Primera Guerra Mundial y como un miembro importante de la tradición socialista revolucionaria.

Entendió que conseguir derechos como el voto bajo el capitalismo es una victoria, pero la liberación de la mujer no se conseguirá dentro de este sistema.