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Isabel Ringrose

En los últimos años, el precio de la vivienda ha subido más rápido que los salarios, y los hogares han tenido que endeudarse, a veces a altos niveles. Como en Suecia, donde la deuda representa más de un tercio de lo que entra en los hogares, unos 4 años y medio de salario.

El voto de las y los berlineses a favor de la expropiación de las viviendas de las grandes inmobiliarias, la gentrificación y la ley de la vivienda han vuelto a reabrir el debate en nuestra sociedad

Nuestra compañera del Socialist Worker nos explica la situación de la vivienda en Gran Bretaña.

 

Las malas viviendas están afectando la salud de uno de cada cinco inquilinos en Inglaterra, según Shelter, una organización benéfica para la vivienda.

Unos 1,9 millones de hogares se enfrentan a malas condiciones de vivienda, siendo el moho, la humedad y el frío las principales causas de enfermedades físicas y mentales. Y eso se ve agravado por la ansiedad que provoca la lucha para pagar el alquiler y la amenaza de desalojo.

La encuesta de Shelter encontró que el 22 por ciento de los inquilinos sentían que su salud física o mental estaba siendo dañada por una vivienda deficiente.

Otra encuesta de inquilinos privados encontró que el 22 por ciento enfermó físicamente como resultado de sus problemas y preocupaciones de vivienda. Y una quinta parte dijo que sus problemas de vivienda afectaron negativamente a su trabajo.

Uno de cada cuatro inquilinos también se ha sentido “estresado y ansioso” por la situación de su vivienda desde el comienzo de la pandemia.

La directora ejecutiva de Shelter, Polly Neate, dijo: “El coste de una vivienda deficiente está provocando una situación de colapso en los ambulatorios y en los servicios de salud mental y horas de trabajo perdidas”.

Ella pidió al nuevo secretario de vivienda conservador Michael Gove que “controle la crisis de la vivienda y aborde una de las principales causas de la mala salud”.

“El estrés y el sufrimiento que conlleva no saber si se puede pagar el alquiler de un mes a otro o si se enfrentará un desalojo es enorme”, agregó Neate.

Inseguro

Shelter dice que se ha visto inundado de llamadas a su línea de ayuda para rentas atrasadas en viviendas mohosas, frías, inasequibles e inseguras, que provocan mala salud como resultado.

La presión sobre los inquilinos podría levantarse si el gobierno brindara apoyo financiero para ayudar a eliminar los atrasos en los alquileres y construir más viviendas sociales.

Krystalrose, una inquilina privada, logró salir de un piso lleno de moho en Londres hace un mes, piso que compartía con su hija de tres años. Ambas desarrollaron infecciones oculares a causa del moho. Krystalrose se vio obligada a tirar la cuna de su hija y la cama con la que la reemplazó porque estaban infestadas de hongos.

“Podías ver las esporas atravesando el colchón”, dijo. “Me entró el pánico y tuve que tirarlo de inmediato. Es repugnante que la gente permita que una familia viva en una casa en ese estado y no se preocupe por ello”.

El aumento de los costes de la vida y el daño financiero que muchos han sufrido durante la pandemia también están contribuyendo a aumentar los atrasos en los alquileres y los desalojos. Los costes de vivienda ya representan más de una cuarta parte de todos los gastos de las familias con los ingresos más bajos.

Un hogar de bajos ingresos generalmente puede ahorrar 44 euros a la semana alquilando una vivienda social en comparación con el sector del alquiler privado. Pero se prevé que las listas de espera para viviendas sociales aumenten el próximo año, llegando a 2,1 millones de hogares, frente a los 1,6 millones del año pasado. Una de cada diez personas que están en la lista de espera lleva en ella más de cinco años.

El acceso a una vivienda digna y a una buena salud no debería ser un privilegio para quienes puedan permitírselo.


Este artículo apareció en el Socialist Worker, publicación hermana de Marx21 en Gran Bretaña.