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Republicamos esta nota sobre la muerte de un compañero del Socialist Workers Party, nuestra organización hermana en Gran Bretaña.

Ian Mitchell, Phil Turner, Nick Gill, Mike Simons

Los y las camaradas se entristecerán al enterarse de la muerte de Steve Hammill a la edad de 69 años tras una larga lucha contra el cáncer. Steve era un minero de Yorkshire, militante de base, que participó en tres grandes huelgas.

Primero en la huelga minera de 1972, que obligó a un gobierno conservador a una rendición abyecta, y la huelga de 1974 que derrocó a ese gobierno.

Luego en la Gran Huelga de 1984-5, donde la primera ministra conservadora Margaret Thatcher utilizó todos los recursos del Estado y los medios de comunicación en una amarga batalla de 12 meses para vengarse.

Steve era la personificación de un intelectual marxista de clase trabajadora, y tenía una forma maravillosa e inimitable de jugar con las palabras. “Serendipity” era uno de las que solía utilizar.

Puede que no haya sido una casualidad, pero fue una suerte tenerlo como camarada durante tantos años. Se unió al grupo International Socialists, precursor del Socialist Workers Party, en la década de 1970 y siguió siendo un militante comprometido y entusiasta hasta su muerte.

Será recordado para siempre, junto con el puñado de camaradas mineros del partido, por desempeñar un papel principal en la huelga de mineros de 1984-5.

Acento

Si alguna vez hablaste con él, habrás disfrutado con su acento de Rotherham, Yorkshire.

Un orador poderoso, con giros expresivos y coloridos en cada frase, podía convencer a una reunión de cientos de mineros con su comprensión del eslabón clave de la cadena. Comenzaría con la “situación objetiva” antes de captar a la gente con una inspiradora llamada a la lucha.

Aquellos que lo conocieron nunca olvidarán un reportaje de la televisión local desde el piquete en la mina de Silverwood hacia el final de la huelga y sus respuestas a un reportero desconcertado, demoliendo la propaganda de los medios mientras explicaba por qué los mineros seguían luchando.

Puedes disfrutar de Steve a todo trapo en la película Still the Enemy Within.

Antes de dejar la minería, consiguió la oposición de su sección sindical a la legislación homofóbica de la Cláusula 28 de Thatcher.

Esa resolución pasó a ser apoyada por el área de Yorkshire del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros (NUM). Finalmente se convirtió en política nacional del NUM, que a su vez inició un cambio fundamental en las actitudes del movimiento laboral hacia los derechos de lesbianas y gays.

Sin embargo, Steve no era solo un hombre para las grandes ocasiones. Fue un camarada cálido y solidario cuando las cosas se pusieron difíciles, particularmente tras la derrota de la huelga de 1984-5.

Después de la minería del carbón, Steve trabajó como electricista contratado antes de conseguir un trabajo en la imprenta SWP en el este de Londres. Tuvo un impacto significativo allí, aportando una gran experiencia, así como solidaridad personal y no poco humor a la vida de los y las compañeras.

Siempre más que un militante industrial, Steve fue un combativo antirracista y antifascista y una poderosa voz de la clase trabajadora en apoyo de los derechos LGTBI+, dando al menos a un camarada la confianza para declararse homosexual.

Aquellos de nosotros que conocimos a Steve, desde la mina de Silverwood y el Yorkshire NUM, hasta Sheffield, South Yorkshire y East London SWP hasta Crewe, donde siguió siendo un miembro activo del partido, hemos perdido a un camarada único. Muchos de nosotros también hemos perdido a un verdadero amigo.

Nuestros pensamientos están con su compañera Nina, sus hijos e hijas Bill, Donna, Stevie, Jay y Ceilidh, su hermano Geoffrey y el resto de la familia.

Solo había un Steve…


Este artículo apareció en Socialist Worker, nuestra publicación hermana en Gran Bretaña