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Michelle Robidoux

El descubrimiento de los restos de 215 niños y niñas de las Primeras Naciones en la escuela residencial más grande de Canadá ha provocado una ola de dolor e ira en todo el país.

El anuncio fue hecho por la Primera Nación Tk’emlúps te Secwépemc a finales de mayo.

La Escuela Residencial Indígena de Kamloops, en la llamada provincia de la Columbia Británica, fue una de las 139 “escuelas” establecidas a finales del siglo XIX. Fue parte de un intento por parte del gobierno canadiense de destruir las sociedades y la cultura indígenas, que eran obstáculos para el proyecto de “construcción de la nación” del Estado colonialista de ocupación.

El gobierno canadiense separó por la fuerza a los niños y niñas de sus familias y ​​los sometió a castigos físicos por hablar idiomas indígenas. También sufrieron horribles abusos físicos y sexuales.

La última escuela cerró en 1996.

La revelación sobre esta fosa común es la punta del iceberg. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación (TRC en sus siglas en inglés), establecida en 2008 para registrar la historia y los impactos de las escuelas residenciales, documentó la muerte de más de 6.000 estudiantes.

El ex presidente de la TRC, Murray Sinclair, dijo que el número de niños y niñas que murieron en estas escuelas podría llegar a 25.000 o más.

Como dijo el parlamentario del Nuevo Partido Democrático (socialdemócrata), Mumilaaq Qaqqaq: “Esto no es un descubrimiento, sino una confirmación. Los indígenas han estado hablando de cuerpos enterrados en estas escuelas durante décadas”.

El secuestro por la fuerza de niños y niñas, así como sus cuantiosas muertes está siendo ampliamente reconocido como un genocidio. Pero la misma lógica funciona en las políticas del gobierno liberal de Justin Trudeau en la actualidad.

Cindy Blackstock es directora ejecutiva de la First Nations Child and Family Care Society of Canada. Dijo que su “comportamiento hacia los niños y niñas de las Primeras Naciones, los métis y los inuit no se ha alejado mucho de la actitud que permitió que se establecieran las escuelas residenciales”.

Desproporcionado

Los niños y niñas indígenas siguen siendo separados de sus familias en cantidades desproporcionadas. Según los datos del censo de 2016, aunque los niños y niñas indígenas constituían el 7,7 por ciento de la población, representaban más del 52 por ciento de los niños y niñas en hogares de acogida ese año.

El gobierno de Trudeau ha gastado unos 100 millones de dólares canadienses en la lucha contra los pueblos indígenas en los tribunales. Pero solo ha implementado uno de los seis llamamientos a la acción de la TRC sobre los niños y niñas desaparecidos y la documentación y protección de los lugares de enterramiento.

Mientras tanto, el gobierno está gastando miles de millones en impulsar oleoductos y gasoductos a través de tierras indígenas.

La hipocresía de Trudeau está cada vez más expuesta.

Existe una continuidad entre los horrores de las escuelas residenciales y las políticas actuales de robo de tierras, criminalización y brutalidad del gobierno de Trudeau. Como dijo un comentarista: “No es un capítulo oscuro. Es toda la trama”.

Para muchos colonos, estas revelaciones rompen la mitología de Canadá como “pacificador” y defensor de los derechos humanos.

Las y los socialistas debemos tenerlo claro: Canadá siempre ha sido un estado colonial genocida y sigue siéndolo.

El Gran Jefe Stewart Phillip de la Unión de Jefes Indios de la Columbia Británica criticó al gobierno de Trudeau. “Creo que se van a quedar realmente conmocionados por la reacción violenta que vendrá después de esta horrible revelación de las atrocidades del sistema escolar residencial genocida”, dijo.

La mayor solidaridad de los no indígenas con las luchas indígenas está remodelando el terreno político. Vimos esto en Turtle Island y desde Idle No More hasta el movimiento masivo Shut Down Canada el año pasado. Ahora, esto incluye también cada vez más solidaridad sindical.

Esta revelación del alcance de los crímenes de Canadá contra los pueblos indígenas está sacudiendo a Canadá hasta los cimientos.


Michelle Robidoux es una activista de Toronto y miembro de nuestro grupo hermano en Canadá, International Socialists

Este artículo apareció en inglés en Socialist Worker.

La foto arriba muestra una protesta delante de la estatua de Egerton Ryerson, fundador del sistema de “escuelas residenciales”, en el campus de la Universidad Ryerson, el 31 de mayo de 2021, a tres días del descubrimiento de los cuerpos de los 215 niños. La foto abajo es de una semana más tarde.