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Juan Antonio Gilabert Gil

En el mes de abril, saltó la noticia de que los equipos de futbol más ricos de Europa se separaban de las competiciones europeas en vigor para crear su propia competición. Esta nueva competición pretendía mirar por los intereses de todos los clubes de futbol del continente, pero en verdad, era un intento burdo de conseguir más dinero para unos pocos.

Al mismo tiempo, la UEFA tenía pensado presentar y presentó, la nueva organización de la Champions League, para intentar repartir más el pastel económico en tiempos de crisis entre más equipos de Europa.

Burbuja

Esta pelea entre los equipos de fútbol más ricos de Europa y la UEFA está cimentada en la burbuja del fútbol que se creó antes del estallido de la crisis económica. La burbuja del fútbol se ha convertido en refugio económico de los grandes fondos capitalistas y ninguno de los actores deportivos reconoce que cada vez es más grande la deuda económica que generan, mientras siguen proyectando mega proyectos más ambiciosos, que generarán aún más deuda.

El 10 de mayo, los únicos equipos que siguían con la idea de la Superliga, eran el Real Madrid, FC Barcelona y Juventus de Turín. La deuda del Real Madrid suma 901 millones de euros, la del FC Barcelona es 730 millones de euros y la del Juventus de Turín es de 385,2 millones de euros.

Estos tres últimos defensores de la Superliga defienden que su proyecto es mejor que el de la UEFA porque, según ellos, a los y las aficionadas al fútbol ya no les interesan los partidos con equipos inferiores y que, por eso, están perdiendo dinero. Según ellos, las audiencias están bajando por la falta de interés.

Aficiones

Pero eso no es cierto. Las aficiones futboleras siguen siendo fieles, lo que pasa es que hay cada vez más ofertas deportivas, culturales etc. y eso se está notando. No a todo el mundo le gusta el fútbol. El mercado del fútbol tiene un límite, como todo.

La respuesta de la UEFA a la creación de la Superliga, idea que se ha mantenido durante años, ha sido crear una Champions League con más equipos y parecida a las ligas nacionales, donde se cambiará la fase de grupos, por una liga europea. Esto hará supuestamente, incrementar el número de partidos y supuestamente, los ingresos de la UEFA y de los equipos de fútbol.

Pero esta idea de ganar más dinero con más equipos, en medio de una nueva crisis económica y sanitaria, donde ni tan siquiera pueden entrar aficionadxs al campo, parece un poco irreal.

Multinacional

Además, la UEFA es una multinacional, que no responde ante nadie y que recibe dinero público de las federaciones de fútbol de cada país. Es, por tanto, un agujero negro, donde se pierde el dinero. Además, todos los equipos de fútbol europeo tienen grandes deudas, generadas por la locura del capital de gastar más.

Todo este lío financiero se ha liado más, desde que varios equipos europeos cotizan en bolsa, como la mayoría de equipos de la liga inglesa y muchos del resto de Europa.

La cotización en bolsa y la creación de los equipos en sociedades anónimas deportivas ha hecho entrar en sus directivas a capitalistas, que solo buscan lucrarse con el mundo del fútbol, incrementando la burbuja económica, que ha generado el enfrentamiento entre los equipos más ricos de Europa y la UEFA.

El anuncio de la Superliga ha conllevado el enfado de la afición al fútbol y de los Estados europeos. Estos últimos se han posicionado en contra de la Superliga, porque significaría dejar de cobrar de la UEFA pingues beneficios, ya que las federaciones de fútbol de cada país son parte de la UEFA.

La Superliga significaría la creación de grandes empresas deportivas, con grandes intereses económicos en muchos sectores de la economía, sin control estatal.

Enfado

El enfado de la afición viene más porque la creación de la Superliga, sería incrementar aún más el agravio económico entre clubes que el mundo del fútbol viene sufriendo desde que se privatizara, allá por 1990.

El enfado de la afición en toda Europa por la Superliga debe centrarse en volver a la pantalla de antes de los noventa, donde los equipos eran sociedades deportivas, sin capital extranjero y regidos por la afición. Además, la afición empoderada también debería ir contra la mafia de la UEFA, que nunca ha mirado por sus intereses, creando más y más competiciones deportivas donde lo de menos es la afición y los jugadores y lo importante es el beneficio. Esto lo estamos viendo en la exigencia de llenar los campos de futbol a pesar de estar en lo peor de la pandemia.

Debemos gritar fuerte ¡Ni Champions League ni Superliga! Queremos competiciones deportivas desde abajo, adaptadas a las aficiones, donde se antepongan los intereses deportivos, antes de los intereses económicos espurios ajenos al mundo del fútbol que toda la afición adora.