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Dr. Kambiz Boomla

La vacuna es segura, pero los intereses comerciales no lo son.

Los temores sobre la coagulación de la sangre tras la vacunación con Oxford-AstraZeneca han llevado a países como Alemania y Canadá a restringir el uso de esta vacuna.

El NHS (el Servicio Nacional de Salud británico) tiene razón al seguir usándola. Pero el hecho de que para algunas franjas de edad se tengan que comprar, a las compañías farmacéuticas, alternativas costosas ilustra cómo los intereses comerciales podrían obstaculizar que todo el mundo tenga acceso a medicamentos seguros.

El problema es un coágulo de sangre poco común que afecta al cerebro llamado trombosis del seno venoso cerebral. Esta coagulación de la sangre es inusual, aparentemente causada por un bajo número de plaquetas, que son parte de los mecanismos de control de la coagulación de la sangre del cuerpo.

Esto plantea la cuestión de cuál es el equilibrio entre riesgo y beneficio de la vacuna.

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha emitido un consejo claro y transparente de que la vacuna es segura y debe seguir utilizándose.

Ha habido 169 casos en Europa sobre 34 millones de dosis administradas, y en Gran Bretaña, ha habido 79 casos y 19 muertes tras 20 millones de dosis administradas.

Todas las edades y sexos se han visto afectados, con tres muertes de menores de 30 años. Esto apunta a un riesgo de que aproximadamente cuatro personas de un millón desarrollen un coágulo de sangre y uno de un millón muera.

No ha sido posible para los científicos saber si algún grupo de edad o sexo se ve más afectado, ya que los números son muy bajos.

Riesgo

El balance entre riesgo y beneficio varía según su edad. Para las personas de 60 años, el riesgo de sufrir daños graves por la vacuna es extremadamente bajo: 0,2 casos por cada 100.000 personas vacunadas. El beneficio para los mayores de 60 años es que se eviten 410 ingresos en cuidados intensivos.

Pero para los grupos de edad más jóvenes, la relación riesgo/beneficio es diferente. Todavía existe un riesgo muy bajo, con un caso por cada 100.000 personas vacunadas.

Pero debido a que las personas más jóvenes tienen menos probabilidades de enfermar gravemente con la Covid-19, los beneficios son mucho menores.

Por lo tanto, el NHS propone administrar la vacuna Pfizer o Moderna y no la vacuna AstraZeneca a los menores de 30 años.

Es importante enfatizar que estos riesgos son muy bajos. La probabilidad de que una persona joven muera en un accidente de tráfico es de una entre 100.000 durante 16 semanas, muy similar al riesgo de la vacuna.

Sistema

Lo que esto ha destacado es que el NHS tiene un buen sistema de vigilancia de drogas. Fue desarrollado después del desastre de la talidomida. A las embarazadas se les recetó este fármaco como medicamento contra las enfermedades, pero les causó deformidades congénitas que pasaron desapercibidas durante mucho tiempo.

El sistema implementado posteriormente es lo que detectó los posibles efectos secundarios graves de la vacuna AstraZeneca que eran demasiado raros para ser descubiertos en los primeros ensayos. Desde entonces, ha habido transparencia en la notificación de estos efectos secundarios al público.

Esto contrasta marcadamente con la falta de transparencia de los contratos comerciales en todos los demás aspectos de la gestión gubernamental de la crisis de la Covid-19.

En la adquisición de EPIs y los contratos de prueba y rastreo influyó el amiguismo y se antepusieron las ganancias a la seguridad. Esto ha contribuido a que Gran Bretaña tenga una de las tasas de mortalidad por la Covid-19 más altas del mundo.

La vacuna AstraZeneca es una de las pocas vacunas de bajo coste disponibles en el mundo, con un coste de £ 2,19 por dosis.

Intereses comerciales

Hay poderosos intereses comerciales que querrían mantener las superganancias obtenidas por Pfizer, Moderna y otras, que cuestan hasta diez veces más. Esas compañías médicas tienen mucho que ganar con la pérdida de confianza en AstraZeneca.

La mayoría de países del mundo no tienen las cadenas de frío que se requieren para las vacunas de ARN mensajero.

Pero este episodio también demuestra cómo los intereses comerciales se interponen en el camino para hacer frente a la escasez de vacunas en todo el mundo.

Todos los países deben tener la libertad de producir una variedad de vacunas a bajo coste en cantidades suficientes, sin tener que enfrentarse a acciones legales por violar las leyes de patentes.


Este artículo apareció en Socialist Worker.