Nora Casalanga
Soy una argentina que vive desde hace muchos años en Sevilla, no emigré por placer, lo hice por necesidad. Llegué a España cagada de miedo porque no tenía papeles… cuándo me fui llevaba en mis pensamientos todo lo vivido en mi país, lo bueno y lo malo, pero el recuerdo de los míos me acompañaba y entre esos momentos hermosos está el Diego…
Porque si bien no pase hambre, sí pasé necesidades y sé de la discriminación de los oligarcas de mi país, de vivir en un barrio obrero, de ir a la escuela de lunes a viernes y sábados y domingos ayudar a mi padre a levantar una casa…
Mis viejos fueron hinchas del Boca siempre y lloraron con Maradona y lloramos cuándo salimos Campeones del mundo… no fue sólo ganar un Mundial, fue gritarles en la cara a esa clase que te miraba desde arriba, fue la venganza de los cabecitas negras, de las obreras que íbamos a estudiar con agujeros en los zapatos, pasando frío y horas interminables esperando mientras llegaba un colectivo.
Vivimos una dictadura que nos dejó secuelas de por vida, pero supimos poner en la historia la palabra dictadura y crímenes de lesa humanidad… y allí estaba Diego apoyando a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Nunca justifiqué la violencia que pudo ejercer contra las mujeres, me parece deleznable, pero de ahí a que todo el mundo sólo hable de Diego como maltratador, como si su postura política y su fútbol no existieran, no me parece.
Es como cuándo se queda todo en drogata… como si viviéramos en una sociedad donde nadie consume, esta hipocresía da asco, no pretendo que nadie comparta este escrito, sólo que me dejen, que nos dejen llorar al Diego, sin estar dando explicaciones a quiénes van dando lecciones de vida.
“Les pido que me dejen vivir mi vida. Nunca quise ser un ejemplo”. Diego Maradona.
Nora Casalanga es activista de Somos Migrantes, Sevilla