David Robles
En estos días vivimos con cierta pesadumbre la guerra encarnizada de IU y Podemos Andalucía contra Anticapitalistas por el control del grupo parlamentario andaluz, con acciones, afirmaciones y manifestaciones que personalmente me entristecen, en parte por implicar a organizaciones políticas donde milito o he militado.
Para entender el problema de fondo y contextualizarlo es importante leer el artículo publicado a finales de septiembre de 2020 del que fuera coordinador andaluz de IU Antonio Maíllo titulado “Algunos apuntes sobre Adelante Andalucía” que era respondido a los pocos días por Teresa Rodríguez con otro artículo: “Apuntes a los apuntes de Antonio Maíllo”. El problema no es quién tenía razón, sino que, en parte, ambos llevaban razón, lo que no siempre significa que ambos estuviesen equivocados en sus posicionamientos.
Adelante Andalucía nació como alternativa al bipartidismo, con el objetivo de construir un espacio político amplio para configurar un modelo social, económico y cultural más justo para nuestra Andalucía. Con sus fallos: por ejemplo, su horizontalidad era discutible junto a la falta de un programa radical y anticapitalista de verdad, que siguió poniendo los focos en lo institucional alejándose de las calles. A pesar de todo, y pese a la irrupción de la extrema derecha, la coalición de izquierdas obtuvo 17 diputados y diputadas en las elecciones andaluzas de diciembre de 2018. Al día siguiente, desde Madrid, altos cargos de Podemos ya pidieron la cabeza de Teresa Rodríguez. Y visto el resultado obtenido por los morados en las elecciones autonómicas en Galicia o Euskadi, algunas de esas declaraciones simplemente nos sonrojan en Andalucía, poniendo de manifiesto un centralismo autoritario y la falta de autonomía política de Andalucía.
La ruptura de Anticapitalistas
Pero, tras la ruptura pactada, manteniendo las formas aparentemente, de la corriente Anticapitalistas con Podemos, bueno con Pablo Iglesias y el abandono de la secretaría general en Andalucía de Teresa Rodríguez, algo se jodió. Previamente, en octubre del 2019 Anticapitalistas registró la marca “Adelante Andalucía” como partido político a espaldas de IU; en agosto del 2020 IU denunció la apropiación de las redes sociales por parte de los “anticapis” y Teresa Rodríguez creó cuentas bancarias nuevas sin el control de IU, donde se ingresan los fondos provenientes de las subvenciones del grupo parlamentario andaluz. Para completar el circo, IU con el apoyo de Podemos Andalucía expulsó —con el voto favorable del PSOE-A, PP-A y VOX— a los 8 diputados y diputadas anticapitalistas, enviándolos al grupo mixto.
Y de ahí a Twitter, descalificaciones, desde tránsfugas a corruptos (el transfuguismo y la corrupción es otra cosa completamente distinta), acusaciones de actitudes machistas por la expulsión de Rodríguez durante la baja de maternidad o falta de sororidad. Y las bases perplejas, cuando no están calladas están azuzando el conflicto sin un análisis crítico de lo realmente está sucediendo.
Un conflicto ideológico
Pero ¿cuál es centro de este conflicto? Transmiten la impresión de que es orgánico e institucional, por el poder, por el control de las cuentas, por las redes sociales, cuando el problema de fondo es otro, el ideológico.
Son posiblemente tres. Primero, Anticapitalistas no puede únicamente defender el discurso identitario, debe de contener algo más. Es cierto que Andalucía debe de tener su propio sujeto político y Podemos Andalucía siempre ha estado tutelado por Madrid, como si los andaluces y andaluzas no pudiéramos pensar con nuestra propia cabeza. Y de eso Teresa Rodríguez sabe bastante, pues fue la primera en aceptar la tutela de Pablo Iglesias y pactar listas con Madrid en las primarias de Podemos de 2015. IUCA es un sujeto político andaluz y siempre lo ha sido (al igual que el PCA). Pero éste no es el gran problema. No importa tanto ser una organización federada o confederada, pero ¿por qué En Comú Podem sí, las “Mareas” también y Adelante Andalucía no?
Segundo, ¿queremos elegir al PSOE-A, el mismo PSOE-A de Susana Díaz, como compañía de alianza parlamentaria y repetir los pactos de gobierno en Madrid para acceder al poder en la Junta? Un problema mayor —las políticas de derechas y el gobierno en Andalucía del trifachito— no se solucionan apostando por un problema menor, las políticas de derechas de PSOE-A. Podemos Andalucía ya ha manifestado su intención de cogobernar y disponer de una amplia mayoría (junto al PSOE-A) e IUCA sabe bien cómo se acaba con los cogobiernos, fagocitados por los socialistas y sin ninguna posibilidad de oposición real y abandonando la iniciativa en las luchas.
Y, por último, ¿las organizaciones y sus bases deben de ser críticas con el gobierno central? Siempre hay que ser críticos, más aún cuando no existe una oposición de izquierdas en el parlamento y esto es un problema. Se pueden defender determinas medidas tomadas por el gobierno de Madrid y a la vez criticar otras medidas.
Abrir el debate y parar la guerra
La actual crisis en la izquierda andaluza puede afianzar a la derecha en el gobierno, desmovilizar a las bases y olvidarnos de lo realmente importante: apoyar las luchas desde abajo. En medio de la peor crisis capitalista que hemos vivido, profundizada por la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, no deberíamos perder más fuerzas en luchas internas que nos cansan, dividen y no conducen a nada, y aún más, cuando la extrema derecha empieza a campar a sus anchas.
Nuestras bases, asambleas y círculos deberían abrirse a los debates importantes: ¿Qué alforjas queremos para nuestro viaje? ¿Cuál debe de ser nuestro viaje? Y, lo más importante, ¿Cómo desafiamos al sistema?
El autor es militante de Marx21 en Andalucía. Si vives en Andalucía y te gusta lo que decimos, rellena este formulario o escribe a andalucia (a) marx21.net