Sophie Squire
Tras casi un año de un gobierno de derechas no electo y respaldado por Estados Unidos de América, el pueblo de Bolivia ha votado a favor de eliminar el régimen golpista.
Las encuestas a pie de urna del lunes daban como ganador al candidato presidencial del Movimiento por el Socialismo (MAS) Luis Arce, ex ministro de Economía y Finanzas Públicas. El escrutinio final ha confirmado estas encuestas, dando la victoria a Luis Arce con el 55,10 por ciento de los votos.
Hubo celebraciones en las calles frente a la sede del MAS en la capital boliviana, La Paz.
MAS es del partido de Evo Morales quien se convirtió en el primer presidente indígena del país en 2006.
El año pasado, un golpe de la derecha respaldado por la policía y el ejército —y apoyado por EEUU— derrocó a Morales y lo obligó a exiliarse.
Durante la presidencia de Evo Morales, la administración otorgó más derechos a los pueblos indígenas y redujo la pobreza. Pero durante sus 14 años como presidente, la popularidad de Morales había ido disminuyendo. Y mucha gente estaba descontenta con su creciente cercanía a las multinacionales de la agroindustria y la energía.
Morales fue acusado injustamente de fraude electoral por la Organización de Estados Americanos que exigió otra elección. Aceptó celebrar otra votación, pero aun así se vio obligado a retirarse.
En su lugar, la senadora conservadora Jeanine Áñez —quien una vez describió a las personas indígenas como “satánicas”— tomó el relevo. Fue respaldada por Trump en Estados Unidos.
En los casi 12 meses de la administración Áñez, los partidarios del MAS han sufrido una auténtica campaña de acoso y persecución. Human Rights Watch afirmó a principios de este año que se estaba llevando a cabo una “caza de brujas” contra quienes apoyaban al expresidente Evo Morales. Pero las protestas masivas socavaron a Áñez. En agosto, los opositores al golpe dinamitaron pasos andinos, esparcieron rocas por las carreteras y cavaron trincheras a lo largo de caminos rurales. Los trabajadores sanitarios de la ciudad de Cochabamba encabezaron las protestas con lo que se describió como “escobas en llamas”.
Elección
Aunque los líderes golpistas pudieron retrasar las elecciones, las protestas consiguieron que no pudieran evitarlas. El domingo, 18 de octubre, los manifestantes desafiaron la intimidación y votaron masivamente por el MAS.
Pero esto está lejos de ser el final de la lucha. La derecha está furiosa por el resultado de las elecciones y busca más oportunidades para atacar a la izquierda.
La semana pasada, el gobierno golpista celebró el aniversario del asesinato de Ernesto Che Guevara por parte del ejército boliviano con el respaldo estadounidense. Áñez declaró que la lección de la muerte de Guevara “es que la dictadura comunista aquí no tiene paso”.
Sin embargo, el pueblo boliviano, con su masivo apoyo al MAS, está demostrando que rechaza firmemente el golpe de Estado de la derecha en su país. Pero sólo la movilización masiva de trabajadores y trabajadoras fuera del parlamento puede lograr un cambio duradero.
Este artículo se publicó en inglés, en nuestra publicación hermana en Gran Bretaña, Socialist Worker.