Kadijatu Dem Njie

ES CA

Estas últimas semanas hemos visto salir a las calles a centenares y miles de personas en Estados Unidos, y en distintas ciudades de Europa y el mundo contra el racismo institucional y la violencia policial. Las acciones que se han organizado durante las últimas semanas nacen a partir del conocimiento del asesinato de George Floyd a manos, una vez más, de un policía blanco. Algunas de estas manifestaciones han sido espontáneas, pero muchas otras han sido lideradas por activistas y líderes comunitarios del grupo Black Lives Matter.

En el Estado español, hemos visto concentraciones espontáneas durante los últimos días. Como por ejemplo las movilizaciones que se llevaron a cabo el pasado domingo 7 de junio, organizadas por la Comunidad Negra, Africana y Afrodescendiente de España (CNAAE). En Madrid más de 3.000 personas se concentraron ante de la embajada estadounidense. Además de la denuncia del asesinato de George Floyd, también se reivindicaron las situaciones de racismo que viven las personas negras y otros colectivos racializados en el Estado español. A la capital española también hay que sumarle las concentraciones en otras ciudades como son Barcelona, Bilbao, Zaragoza, València, Murcia, Palma de Mallorca y Gran Canaria entre otras muchas.

Uno de los aspectos a destacar de las concentraciones del pasado 7 de junio es la gran participación de jóvenes negros y negras, hijos e hijas de padres migrantes que han nacido o se han criado en el Estado español. Muchos de estos jóvenes no habían participado antes en manifestaciones o espacios politizados. Hemos visto que éstos han servido como espacio de expresión de las distintas experiencias de racismo social e institucional que viven estos jóvenes cada día.

Si valoramos las manifestaciones antirracistas que se han llevado a cabo en todo el país en función de la cantidad de personas que han participado en ellas, las podemos calificar como éxitos totales. Del mismo modo, se han descrito las concentraciones del pasado día 7 como históricas y un gran paso para el movimiento antirracista. El caso de George Floyd y las consecuentes protestas en todo el mundo han permitido crear un espacio de debate y visibilización de la violencia racista que viven las personas racializadas a manos del sistema.

El desafío que se presenta ahora es transformar toda la energía, capacidad de movilización y descontento con el sistema en cambios sociales reales y efectivos. Para ello, tendremos que esperar a ver qué estrategias y formas de lucha adoptan los diferentes grupos y movimientos antirracistas del Estado español.

¡Regularización Ya!

Por otro lado, coincidiendo con el día mundial de las personas refugiadas, para el fin de semana del 20 y 21 de junio, a través de la campaña Regularización Ya, se han convocado movilizaciones en distintas ciudades españolas. Hasta la fecha, a esta campaña, se han adherido más de 1.500 entidades y organizaciones. Este movimiento exige al gobierno la regularización permanente de todas aquellas personas que se encuentran en situación irregular. Así mismo, se denuncia la vulneración de derechos de las personas migradas y refugiadas.

Durante la crisis sanitaria hemos visto como han aumentado los casos de brutalidad policial y las agresiones racistas contra personas de origen chino o asiático. Sólo en las últimas semanas se han dado distintas situaciones que nos recuerdan la vigencia del racismo institucional y la violencia policial. Por un lado, esta semana salió a la luz la grabación que realizó un chico negro en la que se puede escuchar como 6 policías, lo agreden física y verbalmente con comentarios e insultos racistas. A estos acontecimientos hay que sumarle el anuncio de la reapertura de los CIEs (Centros de Internamiento para Extranjeros), y la ampliación con un módulo específico para mujeres en el centro de Barcelona.

Estos últimos acontecimientos sólo refuerzan la necesidad de grupos como la CNAAE en la lucha antirracista. La creación de la CNAAE es un gran paso, sobre todo en lo que se refiere a las reivindicaciones y la lucha por los derechos de las personas negras, africanas y afrodescendientes. Así mismo, no hay que olvidar la importancia de la construcción de alianzas con otros movimientos antirracistas, y otras luchas sociales, ya que la gran mayoría tienen un origen común: el sistema capitalista.


Kadijatu Dem Njie es activista en CNAAE y Unitat Contra el Feixisme i el Racisme (Catalunya), y militante de Marx21