Flávio Carvalho 

1. Hay miedo. Entre los que no votaron a Bolsonaro también hay quienes piensan que “esto de quitar y poner Presidentes fragiliza la democracia”. Al contrario: lo “normal” y democrático —si no se planteasen dudas, como ocurre ahora— sería expulsar, por sus extremadamente graves acciones, a cualquier político que no esté a la altura de la responsabilidad que se le exige. No hay que temer esta democracia. Principalmente ahora que hay vidas en riesgo, cada día.

2. En perspectiva internacional, en cada país, deberíamos siempre preguntar: ¿cuándo serán las próximas elecciones? Esto condiciona significativamente todas las posturas de todos los partidos, del gobierno y de la oposición, no solamente en Brasil (donde se aproximan elecciones municipales, en todo el país).

3. Bolsonaro es Collor de Mello 2.0. La izquierda brasileña vaciló durante meses antes que el pueblo en las calles exigiese, en 1992, el primero impeachment de un presidente latinoamericano. Nos dicen: “es natural vacilar: ¿por qué ahora forzar un impeachment (o una renuncia) si tenemos más claro cada día que podremos ganarle en las urnas?” Hay que hacerlo ahora porque de lo contrario, las personas pobres, sin trabajo, verán a sus hijos morir de hambre mañana. O incluso hoy.

4. Cuando la rata en jefe es más débil, las ratas subalternas —pero igualmente ratas: su vice-Presidente, su Ministro de Salud, o el de Justicia— sutilmente se ofrecen como una alternativa novedosa. Como no es “nada personal”, no se trata de cambiar un nombre por otro, no valen oportunistas… Cierto, pero no nos conformaremos con sólo cambiar un nombre por otro.

5. “¿Dejamos que la Rede Globo de Televisión descarte a su antiguo aliado, puesto que ya no le sirve?”, nos preguntan. De hecho, sí nos interesa que su guerra de poderes, por el dinero, les desgaste a ambos. Pero no seamos tontos. No es cosa, solamente, de un grande propietario de un oligopolio de las comunicaciones, contra un gobernante imbécil (que lo es).

6. Se argumenta que “Hay que esperar a que Lula nos diga algo”. Pues Lula es tan importante para el futuro del país, justamente para hacer que el país comprenda que nuestro futuro no depende solamente de Lula. Y esto no es negar, para nada, su importancia: al revés, es reforzarla.

foraBolsonaro.jpg

7. “Viene una crisis y así que la salida de Bolsonaro ahora puede ser un riesgo para el país”. Exactamente por la crisis que viene y por las vidas que hay que salvar, es urgente su salida, para poder implementar medidas preventivas para los más vulnerables: #ForaBolsonaro. Y porque no tenemos, hoy por hoy, ningún motivo para dudar: el capitalismo intentará sobrevivir a todas las crisis, asesinando a los más pobres entre los más pobres.

8. “El fascismo es un fenómeno mundial y no es culpa exclusiva de Bolsonaro”. Efectivamente, hay que combatirlo mundialmente. En Brasil, nos toca hacer nuestra parte: ¡Fuera, ya! ¡Fora Bolsonaro! ¿Es neofascista? ¿Es viejo fascista? No me importa: ¡fuera ya!

9. La izquierda brasileña ya se está articulando alrededor de un slogan unitario: “¡Basta de Bolsonaro!” No será suficiente. Basta de bastas. Hay una música que se cantaba contra la dictadura militar, en los años 70: quién sabe, lo hace, ahora; no esperemos más acontecimientos.

10. “Brasil es un país de extremos y hace falta un centro político, para equilibrar la balanza política.” ¿En serio? ¡A la mierda el centro! No hay radicalidad democrática en la extrema derecha: hay muertes. Hay radicalidad democrática en la extrema izquierda: pensar y actuar sobre las raíces estructurales de las principales cuestiones. Hemos de actuar, ahora mismo.

Por todo esto y mucho más, #ForaBolsonaro


Este texto se redactó el 8 de abril de 2020. Flávio Carvalho tuitea a @1flaviocarvalho