Jorge Mancebo

La llamada internacional World Against Racism del pasado 21 de marzo llevó a muchas ciudades de todo el mundo a convocar movilizaciones unitarias contra el fascismo y el racismo. Ante la actual situación de crisis sanitaria –pandemia del virus covid19– algunas convocatorias tuvieron que reinventarse a través de las redes sociales: actos online, campañas de sensibilización, manifiestos, etc. Ante la adversidad del momento, fueron los resultados previos los que dieron luz a la jornada. El movimiento unitario lleva años tejiendo una red de activistas diversa, amplia y plural donde cada vez son más las personas y entidades que brindan su apoyo para trabajar por esta estrategia común en los diferentes países del globo y en el Estado español. Y será clave esta unidad de acción en los tiempos que corren.

En el caso de València, donde yo me voy a centrar, la adversidad puso a prueba un grupo formado desde hace menos de un año. El trabajo unitario ha llevado a consolidar una red de activistas que ya formaban parte del tejido asociativo de la ciudad; desde los sindicatos, entidades pro-derechos humanos, hasta activistas en particular poniendo el foco en el racismo en general, y concretamente, ante el auge de la extrema derecha en la ciudad.

La extrema derecha española todavía no ha sabido cómo aprovecharse del escenario devastador. La crisis sanitaria, económica y social augura tiempos complicados. Por suerte, la solidaridad abanderada por los movimientos sociales que llevan años trabajando en los barrios están dando un margen necesario en barrios periféricos donde la desigualdad está más instalada, y los discursos de odio se extienden con más facilidad.

Sin embargo, el giro autoritario de los acontecimientos agrava todavía más los problemas que ya teníamos. El uso de un lenguaje belicista por parte de las instituciones para abordar la crisis, la retórica de nosotros/ellos y la propagación sin límites de bulos en las redes, está cosechando un escenario donde la extrema derecha intentará aprovechar su oportunidad.

El movimiento unitario tendrá que ser capaz de articular amplias movilizaciones y denunciar con contundencia el discurso de odio. El oportunismo de la extrema derecha se combatiría aislándolos, demostrando que somos mayoría las personas que rechazamos el discurso de odio y la segregación. La unidad ante esta crisis desde la solidaridad y el apoyo mutuo.


Jorge Mancebo es activista de Crida contra el Racisme i el Feixisme en València