Santi Amador

ES CA

En el momento de escribir estas líneas (miércoles 18 de marzo) el número de afectados por COVID-19 (conocido popularmente como coronavirus) en el Estado español se sitúa en 14.534 y los fallecidos en 630. Lo que empezó con algunos casos importados de turistas en zonas turísticas como Baleares y Canarias se ha transformado en una crisis sanitaria de dimensiones nunca antes conocidas. Ante la incapacidad por parte de las autoridades de controlar la situación se ha declarado el Estado de alarma, mecanismo constitucional que ya fue utilizado en 2010 para reprimir la huelga de controladores aéreos.

El objetivo de este artículo no es hacer un análisis profundo sobre los aspectos científicos que pudieran hacernos entender el por qué y el alcance de la presente pandemia, sino que busco analizar el tan trillado rescate social que ha anunciado el gobierno —real decreto-ley 8/2020 del 17 de marzo— para paliar las consecuencias sociales que tendrán la paralización total de la actividad productiva.

Virus impredecibles

El origen del actual virus hay que situarlo en un mercado de animales de la ciudad china de Wuhan. Al igual que otros coronavirus —como el SARS o el MERS— necesita de un intermediario animal para dar el salto a los humanos. Se ha especulado con que fuera el murciélago o el pangolín —un mamífero escamoso propio de Asia y África— de dónde saltó a los seres humanos en diciembre de 2019.

Como una muestra de racismo hacia la gente china, se ha acusado a los mismos de poco higiénicos, lo que ha provocado ataques verbales —como el vídeo ridículo de Ortega Smith de VOX durante su cuarentena— e incluso físicos aquí y en otros países.

Pero la realidad es distinta. El pueblo chino —bajo un régimen capitalista de partido único que se hace llamar comunista— no controla las condiciones de hacinamiento de los miles de animales que los alimentan. Asimismo, y como muchos especialistas han puesto de manifiesto, el cambio climático y la concentración de millones de personas hará normal que patógenos, hasta ahora desconocidos, aparezcan más frecuentemente y fuera de sus zonas habituales.

Por eso, y en base a un mínimo compromiso antirracista e internacionalista tenemos que rechazar cualquier tipo de racismo hacia la gente china.

¿El decreto no va a dejar a nadie en el camino?

Desde el gobierno se presume que se van a destinar 200.000 millones de euros (el 20 % del PIB) a combatir la crisis que está provocando el coronavirus. Para empezar, y como apuntan distintos economistas, la inyección directa de capital desde el Estado sería la mitad de esta cantidad.

Hay que aplaudir varios puntos del decreto. Por ejemplo, la protección de suministros básicos (como luz, agua y gas) para los consumidores vulnerables. Recalcar que el gobierno neoliberal de Macron en Francia, azuzado por el movimiento de los chalecos amarillos y multitud de huelgas va más allá y suspende el pago de los suministros básicos mientras dure esta crisis. Otro aspecto, como la moratoria —no la suspensión— del pago de las hipotecas de primera vivienda para afectados por la situación actual es positivo pero, como han apuntado la PAH o los sindicatos de inquilinos deja a todas las personas que viven de alquiler en una situación complicada.

Las prestaciones por desempleo cobradas durante este estado de alarma no computarán para agotar la prestación, pero se queda lejos de la medida de Dinamarca de garantizar el salario a los trabajadores/as o de una renta básica que sí que no dejaría a nadie atrás.

Se estima que ya han sufrido ERTES (Expedientes de Regulación Temporales) casi un millón de personas. El gobierno ha tenido que intervenir para que Burguer King no hiciera un ERTE injustificado. Sin embargo, en lugar de prohibir los despidos como ha hecho Italia, se les dice a los trabajadores/as que tienen derecho a la flexibilización de su jornada laboral para cuidar a familiares dependientes —niños o mayores— y se recomienda el teletrabajo, pero no se obliga a las empresas a comprometerse con lo comentado ni a poner los medios necesarios para ello.

Por otra parte sí que se ha aprobado una línea de 2.000 millones de euros para las empresas exportadoras o avales de garantías públicas para las empresas por 100.000 millones de euros, pero los autónomos tendrán que ver caer su facturación un 75 % —¿qué pasa si cae un 50 o un 60%?— para acceder a la prestación extraordinaria. Nada de suspender la cuota de autónomos cuando muchos van a ingresar durante este tiempo cantidades irrisorias.

Sí que me parece positivo que se le permita a los ayuntamientos invertir en gasto social más allá de la regla de gasto o las medidas de apoyo a la investigación sobre el coronavirus: unos 30 millones de euros.

Mucha gente de izquierdas insiste en que un gobierno de PP-Cs-VOX no habría aprobado un plan social semejante. Es cierto, pero insuficiente para paliar la situación. Además, la base social de Unidas Podemos y del PSOE puede y debe exigir más, y el gobierno debe ser más sensible ante esta situación. Veremos si más adelante aumentan las partidas sociales como ha dicho el gobierno o se queda en estas medias tintas.

Salida anticapitalista o doctrina del shock neoliberal

No está claro quién va a pagar la factura de este esfuerzo de las cuentas públicas. ¿Se echará mano de los 65.000 millones de euros que nos costó salvar a la banca? ¿Subiremos de manera radical los impuestos de sociedades o patrimonio a las rentas más altas y tendremos un sistema de recaudación más progresivo? ¿Los millones de euros que recibió el rey emérito de sus relaciones con la tiranía saudí se utilizarán para gasto social?

Si la línea no va en ese sentido lo que nos queda es la doctrina del shock, parafraseando el libro de Naomi Klein, en el cuál la gente asustada, desanimada y sin confianza en sus propias fuerzas acepta o no puede resistirse ante la imposición de un paquete austericida. Con la gente confiando más en las fuerzas del orden y la unidad nacional que en nuestro sistema de salud y sus profesionales, un gobierno de coalición del PSOE con Cs estaría a la vista —ya se ha puesto sobre la mesa el ofrecimiento, así como el apoyo a los presupuestos por parte de Inés Arrimadas— lo que sería la antesala de un Trifachito —PP, Cs, VOX— a nivel estatal.

Pero la batalla está por dar: la estamos dando. A pesar de estar confinados en nuestras casas aplaudimos cada día a los trabajadores y trabajadoras de la sanidad —que muchos hacemos extensible a trabajadores/as del comercio, limpieza…—; medidas como la intervención de la sanidad privada sin contraprestaciones también son populares o hemos visto como trabajadores/as de distintos sectores han parado por la falta de protección ante el virus. Los liberales se encuentran pidiendo la intervención del Estado, mientras que ocultan, cobardemente, sus recetas que dejarían desprotegidas a las personas más humildes (parados/as, trabajadoras/es, migrantes…).

Pero nuestra salida no vendrá de la intervención desde arriba —aunque apoyaremos y exigiremos medidas progresistas— sino de la autoorganización de la gente de abajo. Ya lo estamos haciendo desde nuestros balcones y lo seguiremos haciendo cuando la tormenta amaine.

Dossier Coronavirus

Notas

https://elpais.com/sociedad/2020-03-18/ultimas-noticias-del-coronavirus-y-el-estado-de-alarma-en-directo.html

https://www.redaccionmedica.com/secciones/sanidad-hoy/coronavirus-origen-evolucion-por-que-no-es-igual-sars-mers-1429

https://cincodias.elpais.com/cincodias/2020/03/18/economia/1584515652_442125.html

https://www.eldinamo.com/actualidad/2020/03/17/coronavirus-macron-francia-estado-de-alarma-suspende-pago-de-servicios-basicos/

https://www.eleconomista.es/economia/noticias/10418739/03/20/Dinamarca-asumira-el-75-del-sueldo-de-los-trabajadores-para-evitar-una-ola-de-despidos-por-el-coronavirus.html

https://www.lavanguardia.com/economia/20200317/474230656926/italia-prohibe-despidos-coronavirus.html