Existieron imperios antes de la etapa monopolista del capitalismo, e incluso antes que el propio capitalismo. Sin embargo, el imperialismo de cada época es diferente en cuanto a sus motivos y resultados, por lo que el empleo de una palabra, imperialismo, para describir los diferentes fenómenos es susceptible de producir más confusión que claridad. Lenin empleaba el término para referirse a la etapa más avanzada del capitalismo, el capitalismo en declive, cuando la revolución proletaria está en el orden del día. Pero incluso los imperios de este período tienen características muy diversas. En su artículo “¿Qué es el imperialismo?” Zinóviev escribe:

“Al hacerlo [definir lo que en realidad es el imperialismo moderno], no debemos olvidar que existen varios tipos de imperialismo, que el británico difiere del alemán, etc. Existe un imperialismo europeo, un imperialismo asiático y uno americano; hay un imperialismo blanco y otro amarillo. El imperialismo japonés no se parece en nada al francés; el imperialismo ruso tiene un carácter único, por ser un imperialismo atrasado (ya ni siquiera se le puede seguir llamando asiático), que se desarrolla sobre la base de un atraso extraordinario.”1

Si, como explica Lenin, la característica típica del imperialismo es la búsqueda de campo para la exportación de capitales, mientras que para el capitalismo joven el rasgo típico era la búsqueda de mercados, parece erróneo tildar de imperialista a la Rusia zarista. Sin embargo, todos los marxistas, entre ellos Lenin y Trotski, la consideraban imperialista. Y tenían razón. Pues en el contexto de la economía mundial, y de las relaciones dominantes entre la Rusia zarista y los países altamente desarrollados que son el criterio para su definición, la Rusia zarista era imperialista en el sentido leninista.

Según Lenin, el imperialismo muestra cinco características esenciales:

“1) la concentración de la producción y del capital llega hasta un grado tan elevado de desarrollo que crea los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica;

2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, en el terreno de este “capital financiero”, de la oligarquía financiera;

3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande;

4) se forman asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y

5) ha terminado el reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.”2

El capitalismo de Estado manifiesta el primer rasgo, ya que constituye un monopolio general del Estado. En cuanto a la segunda característica, la fusión del capital bancario e industrial alcanza su expresión más avanzada cuando el Estado es el capitalista industrial y bancario. En cuanto al cuarto rasgo, la creciente competencia entre los poderes imperialistas lleva al Estado —sobre todo en el caso de Alemania y el Japón— a enfrentarse con los monopolios capitalistas internacionales. Está claro que la invasión económica de un monopolio capitalista internacional queda prácticamente excluida en el caso de una economía capitalista de Estado (algunas concesiones a extranjeros, por supuesto, sí son concebibles). El tercer y el quinto rasgo —la relación del capitalismo de Estado ruso con la exportación del capital, y la división territorial del mundo— requieren un desarrollo más amplio.

El ejemplo del imperialismo japonés

De todos los países del mundo, excluyendo a la Rusia estalinista, fue Japón el que alcanzó la más elevada centralización del capital. Se calcula que los “Cuatro Grandes” zaibatsu (organizaciones monopolistas familiares) controlaban el 60% del capital invertido en el conjunto de sociedades anónimas japonesas, y que sólo Mitsui representaba casi el veinticinco por ciento del total. En 1938, los seis zaibatsu más grandes juntos poseían el 57% de todos los fondos depositados en los bancos, los bancos de depósito y las compañías de seguros (en 1929 la cifra era el 45%). (Éste es un indicio de por qué no se excluye teóricamente que todo el capital nacional pueda estar concentrado en un solo trust, aunque en la práctica no hay motivo para pensar que sucederá así.)

Sin embargo, aunque la centralización del capital en el Japón es mucho más elevada que en cualquier otro país, a excepción de la Rusia estalinista, las fuerzas productivas del Japón se encuentran muy rezagadas con respecto a los países de Occidente. Esta combinación de capital altamente centralizado y gran atraso del país en su conjunto explica el carácter específico del imperialismo japonés, a diferencia de otros imperialismos, así como su gran parecido en muchos sentidos con el imperialismo estalinista. Así pues, un esbozo de los rasgos específicos del imperialismo japonés nos ayudará a aclarar algunos aspectos del imperialismo estalinista.

La producción industrial japonesa ha aumentado rápidamente durante este siglo. Entre 1913 y 1928, el ritmo de este avance era alrededor de tres veces superior al de Inglaterra entre 1860 y 1913; es decir, cada año producía como promedio un 6% más que el año anterior. Entre 1927 y 1936 la producción se incrementó aproximadamente en un 100% y, justificadamente, pudo escribir E. B. Schumpeter:

“Ya no se puede decir, como dijo un comentarista cauteloso y bien informado en 1930, que el Japón jamás puede llegar a ser una nación manufacturera de importancia por la falta de combustible y de hierro, que son esenciales tanto en la paz como en la guerra. El Japón se ha convertido en una nación manufacturera importante. El crecimiento de la industria pesada ha constituido el desarrollo más sorprendente de los últimos años. Antes de la depresión eran las industrias textil, alimentaria, alfarera y papelera las que predominaban. En 1935 poco menos de la mitad, en 1937 el 55% y en 1938 el 61% del valor total de la producción industrial correspondía al metal, las químicas, la maquinaria y la ingeniería. Esto significaba que Japón construía ya sus propios buques y muchos de sus propios aviones, pero que seguía importando automóviles y repuestos; ya no dependía del resto del mundo para buena parte del acero, fertilizante, armas, municiones y maquinaria que necesitaba, aunque todavía tenía que importar una parte sustancial de las materias primas que manufacturaba. Desde 1937, Japón ha hecho un gran esfuerzo por desarrollar las fuentes de materias primas del Bloque del Yen y de las zonas colindantes de la región del Pacífico.”3

De 1920 a 1936 la producción de hierro crudo aumentó cuatro veces, la de acero ocho veces, y la potencia de las centrales eléctricas cinco veces y media. El principal aumento en producción industrial se registró en los medios de producción: el valor de la producción de las industrias química, metalúrgica y de maquinaria aumentó de 2000 millones de yenes en 1926 a más de 9000 millones en 1937, es decir, un aumento de cuatro veces y media. La producción de las demás industrias se incrementó aproximadamente de 5150 millones de yenes a 7420 millones, un aumento del 44%. En los mismos años los precios subieron en un 40%, por lo cual podemos concluir que la producción de medios de producción se multiplicó por tres mientras que la producción de bienes de consumo siguió sin mayores cambios.

Durante este rápido aumento de la producción industrial en el Japón, como resultado de su atraso general por un lado, y de la alta concentración de capital por otro, no apareció capital “superfluo” y la tasa de beneficio permaneció alta. Otro factor importante para explicar la elevada tasa de beneficios era el extremadamente bajo nivel de los salarios. “En 1936 y 1937 los ingresos medios en las compañías eran del 16% al 20% del capital pagado, y los dividendos mantuvieron un nivel medio de entre el 8% y el 9%”.4

De lo anterior se desprende que sería erróneo decir que el imperialismo japonés buscaba campos de inversión del capital porque se enfrentaba a capital “superfluo” y a una tasa de beneficios interna demasiado baja. El hecho de que la tasa de beneficios fuera alta y de que no experimentara abundancia de capital, sino, por el contrario, escasez de éste, es expresión de su atraso. El resultado fue un desarrollo dialéctico de gran interés, pues su gran atraso le impulsó a exportar capitales a gran escala y a conquistar un enorme imperio. En palabras de F. Sternberg:

“Cuando Gran Bretaña y Francia fundaron sus imperios, ambos eran importantes países industriales; nunca proyectaron sus imperios para fortalecer su posición industrial. La situación del Japón era completamente distinta; su objetivo era conseguir un ritmo de desarrollo que redujera el abismo entre Japón y los demás países capitalistas en cuanto a desarrollo industrial, y llegar a ser tan fuerte o incluso más fuerte que ellos.”5

Después de la Primera Guerra Mundial, las inversiones extranjeras de todos los países altamente desarrollados, que adolecían de una enorme cantidad de capital “superfluo”, con excepción de los EEUU, no aumentaron sino que, por el contrario, disminuyeron. Aun incluyendo a los EEUU, la inversión extranjera de estos países no superó el nivel de 1914, como demuestra el siguiente cuadro:6

Capitales invertidos en el extranjero
(1.000 millones de francos en paridad con antes de 1914)

Año Por Gran Bretaña Por Francia Por Alemania Por EEUU En conjunto
1862 3,6 3,6
1872 15 10 (1869) 25
1882 22 15 (1880) ¿? 37
1893 42 20 (1890) ¿? 62
1902 62 27-37 12.5 2,6 (1900) 104-114
1914 75-100 60 44 9,9 (1912) 189-214
1930 94 31-40 4,9-6,1 81 211-220
1935 58 41,9 130-140[1]

Así, mientras en los años 1860-1914 la cantidad de capital invertido en el extranjero por los países capitalistas avanzados creció casi ininterrumpidamente, a partir de 1914, cuando el imperialismo había llegado a su madurez, la cantidad de capital invertido en el extranjero nunca volvió a alcanzar los niveles de 1914 e incluso cayó por debajo de ellos.

Por su parte, Japón llevó a cabo una inmensa exportación de capital, sobre todo en Manchuria, su única colonia importante hasta la guerra chino-japonesa.

Inversiones japonesas en Manchuria7
(millones de yenes)

1932 97,2 1937 348,3
1933 151,2 1938 439,5
1934 271,7 1939 1103,7
1935 378,6 1940-3 2340
1936 263,0

El Plan Quinquenal de Manchuria (1937-41) proyectaba una inversión de 2.800 millones de yenes, que fue posteriormente elevada a 6.000 millones de yenes. Esta cifra fue imposible de alcanzar debido a la falta de capital y a la escasez de mano de obra cualificada en el Japón. Las inversiones alcanzaron apenas la mitad de lo proyectado en el período del plan. Pero incluso esto produjo un gran aumento en la producción, como muestra el cuadro siguiente:8

Producción de algunos productos de Manchuria

Año Carbón (millones de toneladas) Mineral de hierro  (millones de toneladas) Hierro crudo (miles de toneladas) Electricidad (millones de kwh)
1932 7,1 0,7 368,2 593
1936 13,6 1,3 633,4 1351
1940 21 1061,2 3250
1944 30 5,3 (1943) 1174,9

La industria del acero, establecida en 1935, a los pocos años producía más de un millón de toneladas anuales. Se instalaron fábricas de maquinaria que suministraban la mayor parte del equipamiento de la industria de Manchuria. En 1939, se instaló una industria automovilística que, según las proyecciones, daría empleo a 100.000 trabajadores. Se construyó también una gran fábrica de aviones. Se inició la construcción de barcos. La red ferroviaria de Manchuria creció casi tres veces entre 1932 y 1943 y superó a la de la propia China.

Sternberg comentó:

“Las condiciones históricas en que se desarrolló el imperialismo japonés provocaron que éste estimulara y forzara el desarrollo de la industrialización en su imperio, mientras que, condiciones históricas diferentes, impulsaron a los imperialistas europeos a obstaculizar o retrasar el desarrollo industrial de sus imperios.

En los diez años entre la invasión japonesa de Manchuria y su entrada en la Segunda guerra mundial (1931-1941), se aceleró la industrialización de Manchuria hasta tal punto que, aunque la población de Manchuria apenas alcanzaba el 10% de la de la India británica, se crearon tantas industrias allí en una sola década como en la India durante un siglo de dominio imperialista, si no más.”9

La industrialización de Manchuria no se dejó al libre albedrío de las diferentes compañías japonesas, sino que se llevó a cabo por las compañías monopolistas junto con el Estado, según un plan preconcebido. Una industrialización rápida exigía este nivel de organización.

Los motivos de la expansión de la burocracia estalinista

Los privilegios de la burocracia rusa, como los de la burguesía, se ven condicionados por el avance constante de la acumulación. Pero a diferencia de la burguesía occidental, el capitalismo de Estado ruso en su “etapa Tugán-Baranovski” no presentaba ni capital “superfluo” (es decir restricción en las posibilidades de acumulación que el modo antagónico de distribución provoca en los países tradicionales capitalistas), ni un aumento de salarios que pudiera amenazar la tasa de beneficios. En este sentido, el capitalismo de Estado ruso se parece más al imperialismo japonés antes de su derrota en la Segunda Guerra Mundial que a los países imperialistas de Occidente. Dado que casi todos los medios de producción en Rusia pertenecen al Estado, el desarrollo industrial de las zonas colonizadas, es decir, las áreas de las naciones oprimidas por la burocracia rusa, es una parte directa del desarrollo industrial de la propia Rusia. El Estado japonés vio en Manchuria “una extensión de la patria”. El Estado estalinista ve a Ucrania, el Cáucaso, Rumania, Bulgaria, etc., de la misma manera y, a causa de su posición económica monopolista, su forma de desarrollar estas zonas es y será más eficiente que el desarrollo de Manchuria por el imperialismo japonés. Del mismo modo que el imperialismo japonés veía el desarrollo industrial de Manchuria como un paso necesario para cubrir la distancia entre él y los poderes avanzados de Occidente, la burocracia estalinista se ve impulsada hacia una política imperialista por la misma razón.

El mismo atraso relativo impulsa a Rusia a establecer industrias en los países de las naciones oprimidas y a robar capitales dondequiera que se presente la oportunidad. El imperialismo japonés llevó a cabo un saqueo a gran escala en China. Y en cuanto a Alemania: “En los territorios conquistados, las compañías alemanas se han apoderado de los bienes de los residentes por el derecho de conquista, y no por las vías habituales del comercio”.10

La Rusia estalinista saqueó los países de Europa Oriental y Manchuria; y lo hizo trasladando fábricas a Rusia y, igual que la Alemania nazi firmando acuerdos de cambio con sus vasallos que resultaban ruinosos para éstos.

El capitalismo monopolístico concentrado de Japón y Alemania y el capitalismo de Estado de Rusia revelan así otra característica del período de acumulación primitiva de capital: era imposible distinguir entre el comercio y el saqueo. Dijo Alfred Marshall, al referirse a ese período, que “la plata y el azúcar rara vez llegaban a Europa sin manchas de sangre”; hoy en día el saqueo es incluso más sangriento y lo que se saquea ya no es plata ni azúcar sino medios de producción.

La falta de ciertas materias primas es un motivo adicional para la expansión imperialista de Rusia. Por ejemplo, el petróleo de Oriente Medio y del norte de Irán en particular desempeña un papel importante en los proyectos de la burocracia estalinista; es el resultado, sobre todo, de la ejecución tardía de los planes para la extracción de petróleo en el interior de Rusia. Así, por ejemplo, el segundo plan Quinquenal estableció un aumento de producción, de 23,3 millones de toneladas en 1932, a 47,5 millones para 1937; de hecho, sólo se alcanzó una cifra de 30,5 millones de toneladas. En 1940 la producción no alcanzó más de 35 millones de toneladas, a pesar de que el Plan establecía un objetivo de más de 50 millones. Teniendo en cuenta estos cálculos erróneos, el Cuarto Plan Quinquenal estableció una meta menos ambiciosa para 1950; 35,4 millones de toneladas. Al examinar el plan general de aumento de la producción, se ve claramente que el petróleo representa un importante cuello de botella en Rusia. La burocracia estalinista intentó superarlo apoderándose de Rumania y del norte de Irán (el intento fracasó en el segundo caso).

Otro factor que motiva la expansión rusa es la necesidad de nueva fuerza de trabajo. En los países altamente desarrollados la exportación del capital constituye una reacción ante el aumento de los salarios que afecta a la tasa de beneficios; se dirige hacia aquellas zonas donde la fuerza de trabajo es barata, y así aumenta la cantidad de mano de obra explotada por la misma cantidad de capital. Se logró el mismo resultado por medios diferentes cuando el régimen nazi llevó a Alemania a millones de trabajadores de los territorios conquistados, sobre todo de los países de Europa Oriental. Sin embargo, no se encuentra en Europa fuerza de trabajo más barata que la del trabajador ruso, especialmente si se trata del trabajador esclavizado, por lo cual está claro que la anexión de nuevas regiones a Rusia no puede ser resultado de la necesidad de buscar fuerza de trabajo más barata. Esto no significa, sin embargo, que otro motivo pueda ser la necesidad de encontrar una cantidad adicional de fuerza de trabajo. Aunque el volumen del capital en relación con la población rusa es muy bajo, sin embargo experimenta escasez de mano de obra. Esto es producto del despilfarro causado por la misma falta de capital, de manera que, junto con la escasez de capital hay escasez de mano de obra: de ahí el trabajo esclavizado y la baja productividad del trabajo en la agricultura. Cada factor que impida la productividad del trabajo —incluida la propia burocracia— aumentará el desperdicio de fuerza de trabajo. Así, a pesar de la enorme población de Rusia, el gobierno necesita adoptar medidas especiales para incrementarla, tales como la prohibición del aborto, las multas a los solteros, y los premios otorgados a las familias con muchos niños. Se crea así un círculo vicioso; la falta de capital produce un despilfarro de fuerza de trabajo que, a su vez, dificulta la acumulación de suficientes cantidades de capital, y así sucesivamente. Añadir a la población rusa los cien millones de habitantes de los países de Europa Oriental es, por tanto, un importante motivo para la expansión del imperialismo ruso, que se corresponde con la exportación de capitales por los países capitalistas avanzados.

Las consideraciones estratégicas constituyen otro motivo para la expansión de la Rusia estalinista.

La historia de la expansión imperialista de Rusia y su absorción de Europa Oriental

Los países imperialistas tradicionales explotaban sus colonias de tres formas distintas: comprando los productos de las colonias a bajos precios, vendiéndoles los productos de la metrópoli a precios muy altos, y estableciendo allí empresas propiedad de los capitalistas de la metrópoli que empleaban mano de obra “nativa”. El capitalismo de Estado ruso utiliza estos mismos tres métodos para explotar sus colonias.

Existen numerosos datos que demuestran que Rusia paga a muy bajos precios los productos que compra de sus satélites. Por ejemplo, el Acuerdo Ruso-Polaco del 16 de agosto 1945 estipulaba que, a partir de 1946, Polonia debía entregar a Rusia a precio especial (se hablaba de 2 dólares por tonelada) las siguientes cantidades de carbón: en 1946, 8 millones de toneladas; desde 1947 a 1950, 13 millones de toneladas anuales, y de ahí en adelante 12 millones de toneladas anuales mientras durara la ocupación de Alemania. El carbón no se pagaba con productos rusos, sino con las reparaciones que Rusia recibía de Alemania. Según datos disponibles, Polonia no recibía nada a cambio. En cualquier caso, recibir 12 ó 13 millones de toneladas a 2 dólares la tonelada, cuando el precio del carbón en el mercado mundial era de 12 a 15 dólares por tonelada, daba a Rusia un beneficio neto de 10 a 14 dólares por tonelada, o sea de 120 a 180 millones de dólares anuales, suma comparable a los máximos beneficios percibidos por los capitalistas británicos de sus inversiones en la India cada año. Borba, diario yugoslavo, publicaba en su edición del 31 de marzo de 1949 que a Yugoslavia le costaba la producción de una tonelada de molibdeno, ingrediente esencial del acero, 500.000 dinares; durante la luna de miel de Tito con Stalin, sin embargo, Rusia la compraba en 45.000 dinares. Las antiguas fábricas Bata de Checoslovaquia debían abastecer de zapatos a Rusia (el cuero lo suministraba Rusia) a un precio de 170 coronas checas el par, mientras el precio de coste real era de 300 coronas. Un caso particularmente flagrante de la explotación capitalista era el del tabaco búlgaro: comprado por Rusia a un precio de 0,5 dólares, era revendido en Europa Occidental por entre 1,5 y 2 dólares.11

Lo que se aplica a las relaciones comerciales de Rusia con sus satélites de Europa Oriental, es igualmente aplicable a sus relaciones comerciales con China. Las cerdas y el aceite tung, productos que constituían una elevada proporción de las exportaciones chinas, se ofrecen actualmente en los mercados de Europa Occidental a precios por debajo de los de Shanghai y Tientsin, principales puertos de exportación para estos productos. Rusia tiene la exclusiva en la venta de productos chinos en los mercados de Occidente. El hecho de que los venda a precios inferiores a los imperantes en la propia China y, teniendo en cuenta que Rusia indudablemente obtiene beneficio de esta transacción, indica claramente que los precios que Rusia paga son excepcionalmente bajos. Esto explica parcialmente por qué Pekín está haciendo grandes esfuerzos para establecer relaciones comerciales directas con Occidente, con vistas a eliminar al intermediario ruso.

Es evidente, pues, que Rusia paga por debajo del precio de mercado. Al mismo tiempo pide precios exagerados a sus satélites por los productos rusos, como muestran los siguientes ejemplos: Rusia cobra a China precios mucho más altos por sus productos de los que, por ejemplo, cobran en Hong Kong los vendedores capitalistas de Occidente. Así, por ejemplo, un camión soviético Zis de 4 toneladas se vendía por Rusia en Tientsin a un precio equivalente a 50.000 dólares de Hong Kong, mientras que un camión comparable de fabricación occidental de seis toneladas se vende en Hong Kong a 15.000 dólares. La sacarina checoslovaca, importada vía Rusia, se vende en Tientsin a un precio equivalente a 106,40 dólares de Hong Kong por libra, mientras que la sacarina alemana de igual calidad se vende en Hong Kong por 6,50 dólares.12

La posición de las empresas de propiedad rusa en Europa Oriental muestra claramente la tercera forma de explotación capitalista que realiza Rusia; la explotación de los “nativos” empleados en empresas propiedad de capital extranjero.

En la Zona de Ocupación rusa de Alemania, el Estado ruso tomó como su propiedad absoluta aproximadamente una tercera parte de toda la industria. Es ahora propiedad de las llamadas “Compañías Soviéticas de Acciones” (SAGs), que desempeñan un papel de suma importancia. Les pertenecen casi todas las empresas de gran magnitud. En 1950 cada SAG empleaba a una media de 2.400 trabajadores, frente a los 139-146 de las LEBs (empresas de propiedad de la llamada República Democrática Alemana) y a los aproximadamente 10 de la industria privada. Su importancia se hará aún más evidente si tenemos en cuenta el hecho de que controlan la industria pesada en su totalidad. En las SAG, los trabajadores alemanes producen una plusvalía que la burocracia rusa se apropia.

En Rumania, Hungría y Bulgaria existen empresas mixtas en las que el 50% es propiedad de Rusia, pero que, en realidad, están totalmente bajo su control. Por ejemplo, una de estas empresas controla los campos petrolíferos más ricos de Rumania; otras controlan el acero, la ingeniería, la minería, los buques, las comunicaciones aéreas, la madera, la producción química, la producción de tractores, las industrias de material de construcción, la explotación de los depósitos de gas natural, la banca, las empresas de seguros, etc.; en su conjunto representan mucho más de la mitad de la industria, el transporte, la banca y las empresas de seguros de Rumania. En Hungría y Bulgaria existen también empresas mixtas, aunque su importancia es mucho menor.

Apropiarse de la mitad de los beneficios de las compañías mixtas, mientras todos los trabajadores son “nativos”, ¿no constituye un caso claro de explotación colonial?

La idealización del imperio zarista

La burocracia estalinista no puede sino dar su aprobación a las actividades de sus precursores en la construcción del imperio; el imperialismo zarista. Durante generaciones, los socialistas y demócratas rusos consideraron a Rusia una “cárcel de los pueblos”, y la opresión imperialista zarista de los polacos, finlandeses, lituanos, estonios, ucranianos, georgianos, armenios, uzbekos, kazajos, etc., como una manifestación muy reaccionaria. La Rusia estalinista lo interpreta de otra forma.

Así, una revista rusa explicaba: “la anexión por Rusia representaba el único camino para el desarrollo socioeconómico y cultural y la preservación de la existencia nacional de los pueblos caucásicos y transcaucásicos…la anexión por Rusia era la única forma de salvarse, preservar sus antiguas culturas y desarrollarse económica y culturalmente”.13

Otra revista señalaba que a partir del siglo XVI, las monarquías feudales de Turquía e Irán mantuvieron una larga y feroz lucha para apoderarse de varios territorios del Cáucaso. Muchos pueblos caucásicos, incapaces por su dispersión de resistir la agresión extranjera “buscaron la salvación y la intercesión del Estado ruso, pidiéndole ayuda y protección”.14 A mediados del siglo XVI, los príncipes circasianos (de Karbadia) pidieron a Iván IV la ciudadanía rusa y su protección frente a las incursiones y saqueos de Turquía y del vasallo turco, el khan de Crimea. Los pueblos transcaucásicos establecieron lazos con Rusia hacia finales del siglo XV, lazos que se fortalecieron a medida que aumentaba el peligro militar que representaban Turquía e Irán. Con sus acciones contra Turquía e Irán “las tropas rusas a menudo salvaron a los pueblos caucásicos del peligro militar”. ¡Vaya argumento! ¡Las tropas zaristas que ocuparon el Cáucaso lo salvaron del peligro militar!

Según una revista rusa:

“La anexión de Kazajistán llevada a cabo por Rusia en el siglo XVIII tuvo un significado profundamente progresista. Esta actuación histórica estuvo condicionada por causas económicas y políticas, por el curso entero del desarrollo histórico del pueblo kazajo, atormentado por constantes incursiones de los Estados feudales del Oriente musulmán. Esto creó las condiciones del impacto masivo de la economía y cultura rusas sobre Kazajistán. El pueblo kazajo hizo su elección histórica prudente y correctamente. En aquel entonces, a no ser por Rusia, los kazajos hubieran caído bajo el dominio de los khanates de Asia Central respaldados por Gran Bretaña. Sin descartar ningún medio, el capital británico, se deslizaba hacia las tierras y los recursos kazajos previendo grandes ganancias.”15

Más adelante, en el mismo artículo, se afirma:

“el pueblo trabajador [de Kazajistán], a través de su experiencia diaria, comprendió las ventajas de la vida en un poderoso Estado, Rusia.”16

¡El pueblo kazajo eligió ser anexionado por la Rusia zarista! ¡Prefirieron formar parte de un “poderoso Estado”!. Pravda subrayó: “el pueblo trabajador kazajo tenía un interés vital en la anexión de Kazajistán por Rusia”.17

Desde la muerte de Stalin, la propaganda rusa sigue la misma línea. Sobre la ocupación de Letonia por la Rusia zarista, por ejemplo, se ofreció la siguiente interpretación:

“Muchos siglos han pasado desde que los antepasados de los letones se establecieron en las orillas del Mar Báltico… Durante todos estos siglos, los rusos han sido buenos vecinos para los letones. La conquista y esclavitud del Báltico por los caballeros alemanes es una historia sombría infestada de muertes, saqueos y violencia por parte de los invasores europeos sedientos de sangre. Las tribus letonas y estonias, amantes de la libertad, no eran lo bastante fuertes para defender su libertad e independencia. Pero la proximidad y amistad de los rusos permitieron a los antepasados de los letones defender sus tierras de la esclavitud, pidiendo ayuda a los príncipes rusos.”18

La lucha por la libertad nacional: el “Titoísmo”

Las naciones oprimidas por el imperialismo gran ruso, o amenazadas directamente por él, reaccionaron con una lucha de intensidad creciente por la independencia nacional, una lucha bautizada recientemente con el nombre de “titoísmo”.

El pueblo no ruso más numeroso de la URSS es el ucraniano. Sus aspiraciones nacionales han sido constantemente reprimidas por una serie de purgas. En 1930, la Academia de Ciencias ucraniana fue disuelta y sus miembros detenidos por “desviaciones nacionalistas”. En 1933, Skripnik, el militante más destacado del Partido Comunista Ucraniano e integrante de su Comité Central y su Buró Político se suicidó para evitar su detención. Al mismo tiempo Kostubinski, vicepresidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de Ucrania (el gobierno ucraniano), Kovnar, Comisario de Agricultura, y unos cuantos altos oficiales fueron ajusticiados por nacionalistas. Para impedir más desviaciones, Postishev fue enviado de Moscú a Ucrania en 1933 para reorganizar el Partido y la administración del Estado. Se le otorgaron poderes dictatoriales. Durante el XII Congreso del Partido Comunista Ucraniano, en 1933, declaró:

“En Ucrania se odia especialmente a nuestros más destacados miembros del Partido y al propio camarada Stalin. El enemigo de clase asistió a una buena escuela en este país, y ha aprendido cómo luchar contra el régimen ruso. En Ucrania se han instalado los restos de muchos partidos y organizaciones contrarrevolucionarios. Járkov se ha convertido gradualmente en polo de atracción para toda clase de organizaciones nacionalistas y contrarrevolucionarias. Todos ellos se han visto atraídos hacia este centro, y han creado su red de contactos a través de toda Ucrania, aprovechando nuestro sistema partidario para su fines. Ustedes recordarán, camaradas, el momento en que veinte secretarios del Comité Regional del Partido se atrevieron a declarar que era imposible cumplir el Plan de Cosechas.”19

Postishev expulsó a más del 25% de los miembros del Partido Comunista Ucraniano. Tres años más tarde él mismo sufrió un destino similar. Fue expulsado y detenido. En su lugar fue nombrado Kosior, de Moscú. Éste también fue detenido en su momento. En 1937, Liubchenko, Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de Ucrania, se suicidó para evitar el arresto. Los Comisarios Petrovski y Eiche fueron eliminados. El sucesor de Liubchenko fue detenido dos meses después de su nombramiento por tendencias “nacionalistas”; su sucesor fue eliminado algunos meses más tarde. En abril de 1937, había trece miembros en el Buró Político Ucraniano; para junio de 1938 no quedaba ni uno.

La historia de otras repúblicas es similar. Goloded, que fue durante diez años Presidente del Consejo de los Comisarios del Pueblo de la República de la Rusia Blanca, fue detenido por trotskista en 1937. Unos meses más tarde su sucesor, Cherviakov, se suicidó para evitar su detención. Había sido Presidente del Comité Central Ejecutivo de la Rusia Blanca (es decir presidente de la República) durante diecisiete años. En Tadzhikistán, el presidente del Comité Ejecutivo fue purgado por nacionalista en 1934. Su sucesor ocupó el puesto durante tres años para luego sufrir un destino similar.

A continuación se incluye una breve lista de las personas más destacadas en las repúblicas nacionales eliminadas por “nacionalistas” durante las grandes purgas de los años treinta.

Presidentes República
Petrovski Ucrania
Cherviakov Rusia Blanca
Kung Volga Alemán
Luft Volga Alemán
Gylling Carelia
Arkupov Carelia
Khodzibaev Tadzhikistán
Shotemur Tadzhikistán
Maksum Tadzhikistán
Dolgat Daguestán
Samurski Daguestán
Lordkipanidze Adjar
Primeros Ministros República
Liubchenko Ucrania
Bondarenko Ucrania
Chubar Ucrania
Goloded Rusia Blanca
Welsch Volga Alemán
Rajimbáev Tadzhikistán
Rajinov Tadzhikistán
Mgalobishvili Georgia
Jodzháev Uzbekistán
Abdurakhmanov Kirguizistán
Ovakabelashvili Transcaucasia

Éstas son sólo algunas de las víctimas. En total durante la gran purga de 1937-38 fueron eliminados la totalidad o la mayoría de treinta gobiernos nacionales. La principal acusación contra ellos fue el deseo de secesión frente a la URSS.

La mayor prueba de que la política nacional rusa no crea relaciones armoniosas y fraternas entre los distintos pueblos es la disolución de muchas repúblicas nacionales. Un año antes de la guerra, cuando arreciaba la tensión entre Rusia y Japón en la frontera de Manchuria, la población coreana del lado ruso de la frontera fue trasladada en su totalidad a Kazajistán y Uzbekistán.

El 28 de agosto de 1941, toda la población de la República Alemana de Volga fue trasladada al este de los Urales. La República Alemana era una de las repúblicas nacionales más antiguas de Rusia; constituida el 19 de octubre de 1918, la Comuna Obrera del Volga Alemán se convirtió, el 19 de diciembre de 1923, en la República Soviética Socialista Autónoma del Volga Alemán. Fue una de las primeras repúblicas en conseguir la colectivización casi completa. El diario del Comintern, Correspondencia Internacional de Prensa del 18 de abril 1936, señalaba:

“La República Soviética Alemana del Volga es una prueba viva del progreso cultural y nacional que sigue al triunfo del socialismo, y una refutación viva de las mentiras y calumnias difundidas por los enemigos fascistas del proletariado.”

Apenas dos años antes de su expulsión, apareció en Noticias de Moscú un artículo titulado “República Alemana del Volga, un Ejemplo Vivo de la Política Soviética sobre las nacionalidades en la Práctica”. Entonces, después de que los alemanes del Volga hubieran sido durante tantos años elogiados por su apoyo unánime al régimen, llegó el decreto de disolución de su república, con la siguiente explicación:

“Según informes fiables recibidos por las autoridades militares, existen decenas de miles de espías y desviacionistas entre la población alemana de la región del Volga dispuestos a causar explosiones en esas regiones a una señal de Alemania. Ningún alemán [entre los habitantes de la zona] informó nunca a las autoridades soviéticas sobre la existencia de tan gran número de espías. Se concluye, pues, que la población alemana de la zona del Volga está encubriendo a enemigos del poder y del pueblo soviéticos.”

En las áreas de la URSS antes ocupadas por los alemanes, se disolvieron varias repúblicas. Estas disoluciones ni siquiera merecieron una mención en la prensa, y sólo cuando Pravda publicó, el 17 de octubre de 1945, una lista de los distritos electorales para las elecciones generales siguientes, salió a la luz que varias repúblicas habían desaparecido, no se puede saber cuándo; las repúblicas soviéticas autónomas de Tartaria de Crimea, la de los Calmukos y la de los Checheno-Ingushies, y la región autónoma de Karachev, fueron suprimidas y sus poblaciones no rusas deportadas. La república autónoma de Kabardia-Balkaria se reconstituyó en la república de Kabardia, después de la expulsión de los Balkares.

En Ucrania, Jruschov, jefe de gobierno, declaró en agosto de 1946 que la mitad de los dirigentes del Partido Ucraniano habían sido expulsados durante los dieciocho meses anteriores. Habría sido demasiado dificultoso, incluso para la gran burocracia rusa, expulsar a treinta millones de ucranianos y eliminar su “república”.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la lucha nacional contra el imperialismo ruso se amplió a las nuevas colonias rusas de Europa Oriental. El caso más notable fue la exitosa revuelta de Yugoslavia contra el Kremlin. Las demás “Democracias Populares” de Europa tenían también “titoístas”, es decir, movimientos de resistencia nacionalista contra el dominio ruso, pero estos movimientos fracasaron, fundamentalmente por la presión de las tropas rusas. Prueba de la amplitud de estos movimientos de resistencia nacional es el hecho de que la mayoría de los dirigentes de los partidos comunistas de las “Democracias Populares” eran acusados de “titoístas” por el Kremlin. De las seis personas que ocuparon el puesto de Secretario General del Partido inmediatamente después de establecerse las “Democracias Populares”, cuatro fueron acusados de titoísmo: Tito, Secretario General del Partido Comunista Yugoslavo; Kostov, Secretario General del Partido Búlgaro (ejecutado); Gomulka, Secretario General del Partido Polaco (detenido); y Slanski, Secretario General del Partido Checoslovaco (ejecutado). De los seis Ministros de Relaciones Exteriores, a cuatro se les acusó del mismo crimen: Kardelj de Yugoslavia, Anna Pauker de Rumania (detenida); Clementis de Checoslovaquia (ejecutado); Rajk de Hungría (ejecutado). La lista podría ampliarse considerablemente.20

La lucha por la independencia nacional contra el imperialismo ruso seguirá, con toda seguridad, mientras siga el imperialismo ruso. Éste es uno de los factores más importantes entre los que podrían determinar el destino del régimen estalinista.

Notas de pie

[1]    Hemos estimado las inversiones francesas y alemanas para 1935 en 35-40 mil millones de francos. Lo más probable es se trate de una sobreestimación.

Referencias

  1. New International, (mensual marxista), Nueva York, febrero de 1942.
  2. Lenin, “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, ob. cit., pp. 405-406.
  3. G.C. Allen, M.S. Gordon, E.F. Penrose, E.B. Schumpeter, The industrialisation of Japan and Manchukuo, 1930-1940, Nueva York, 1940, p. 10-11.
  4. Id., p. 26-27.
  5. F. Sternberg, The Coming Crisis, Londres, 1947, p. 73.
  6. E. Varga y L. Mendelsohn (ed.), New Data for V. I. Lenin’s Imperialism, the Highest Stage of Capitalism, Londres, 1939, p. 141.
  7. Schumpeter, ob. cit., p. 399 , A.J. Grajdanzev, “Manchuria: an industrial survey”, Pacific Affairs, diciembre de 1945.
  8. K.L. Mitchell, Industrialisation of the Western Pacific, Nueva York. 1942 p. 75-78 ; Allan Rodgers, “The Manchurian Iron and Steel Industry and its resource base”, Geographical Review, Nueva York, enero de 1948 ; A.J. Grajdanzev, ob. cit.
  9. Sternberg, op. cit, p. 74, 73.
  10. R.A Brady, Business as a System of Power, Nueva York, 1943, p. 3.
  11. Gluckstein, ob. cit., p. 185.
  12. Far Eastern Economic Review, 27 de noviembre de 1952.
  13. Prenodavaniye istorii v shkolye, 1950, Nº 6.
  14. Voprosy Istorii, 1950, Nº 10.
  15. Literaturnaia Gazeta (órgano semanal de la Unión de escritores soviéticos de la URSS), Moscú, 10 de julio de 1952.
  16. Id.
  17. Pravda, 26 de diciembre de 1950.
  18. Literaturnaia Gazeta 16 de mayo de 1953.
  19. Proletarian, Járkov, 1934, Nº15-21. Citado por W E D Allen, The Ukraine, Cambridge, 1940, p.326.
  20. Para más detalles, ver Gluckstein, op. cit, pp. 291-318.

<-  Índice  ->